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Enresa planea ampliar su almacén de residuos radiactivos en El Cabril sobre suelo no urbanizable

Vista aérea de El Cabril.

Redacción Cordópolis

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Enresa, la empresa estatal que gestiona los residuos nucleares, planea ampliar las instalaciones de su almacén de residuos radiactivos de baja y media actividad de El Cabril sobre terrenos que actualmente tienen la calificación de no urbanizable, según un documento interno de la empresa al que ha tenido acceso elDiario.es. En dicho documento, la compañía pública justifica la “procedencia o necesidad de la implantación en suelo no urbanizable” de las nuevas dotaciones de esta infraestructura, la única de este tipo que existe en España.

En el documento, la empresa adscrita al Ministerio para la Transición Ecológica reconoce que “el suelo perteneciente a El Cabril se clasifica como suelo no urbanizable de carácter natural o rural y por tanto carente de protección especial” y se encomienda a “la utilidad pública o interés social de El Cabril, la necesidad de su emplazamiento en el medio rural y la no posibilidad de formación de un núcleo de población en el lugar”.

El documento vincula la necesidad de ampliar el silo al desmantelamiento de las nucleares que prevé el plan nacional de energía y clima (PNIEC) a partir de 2027 con un cierre escalonado entre esa fecha y 2035.

“Ante la producción estimada de residuos de RBMA [baja y media actividad] y RBBA [muy baja actividad] durante los próximos 15 o 20 años con el desmantelamiento de las instalaciones energéticas nucleares (CC. NN.), es necesario la ampliación de las estructuras de almacenamiento de RBMA con una nueva plataforma, por lo que se precisaría delimitar la zona de actuación de forma que incluyera algunas zonas adyacentes a los límites actuales de la instalación”, dice el documento.

La última memoria anual de Enresa refleja que a cierre de 2019 la capacidad de El Cabril para almacenar residuos de baja y media actividad estaba al 78,92%, frente al 77,2% de un año antes.

Fuentes de la empresa estatal señalan que “como ha venido haciendo en todo momento con las construcciones existentes, Enresa solicitará con la debida antelación todas las autorizaciones que sean preceptivas, cumpliendo estrictamente la normativa vigente en todos los ámbitos”.

Las mismas fuentes añaden que “según la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía, en los terrenos clasificados como suelo no urbanizable, puede realizarse la ejecución de las infraestructuras y los servicios, dotaciones y equipamientos públicos”.

Carta a la alcaldesa

El “documento clave” que justifica la procedencia de ampliar El Cabril sobre suelo no urbanizable fue remitido en marzo pasado al Ayuntamiento de Hornachuelos, el pequeño pueblo de 4.581 habitantes en cuyo término municipal se encuentra la finca que acoge el almacén, en la Sierra Albarrana cordobesa. El pasado 18 de junio, el presidente de Enresa, José Luis Navarro Ribera, se lo volvió a remitir a Pilar Hinojosa, la alcaldesa de la localidad, junto a una misiva a la que ha tenido acceso elDiario.es.

En ella, Navarro recuerda a la alcaldesa, que pertenece a un partido político independiente, que “han sido varias y previas las ocasiones en las que Enresa ha tratado con esa corporación, en particular, de las necesidades de nuevas capacidades de almacenamiento de residuos” en el silo, “ante la necesidad de Enresa de obtener la licencia urbanística para la construcción de la sección I de la celda 31 de RBBA, en el plazo de dos años, y de la nueva plataforma de RBMA en el de cuatro”.

En la misiva, el presidente de Enresa reclama a la alcaldesa información “sobre los criterios y previsiones de la ordenación urbanística, vigente y en tramitación, e información sobre las actuaciones que Enresa pudiera promover, en ejercicio de su derecho de iniciativa en el ámbito del planeamiento urbanístico, para instar la tramitación y aprobación, en el plazo suficiente, de instrumentos urbanísticos que le permitan asegurar la prestación del servicio público esencial que tiene atribuido”.

La carta recuerda a la edil sucesivas reuniones mantenidas con Enresa en julio y septiembre de 2019 sobre las previsiones acerca de El Cabril. En la segunda reunión, la empresa pública “le solicitó información sobre el estado de la tramitación del nuevo Plan General Municipal y, en particular, sobre la compatibilidad del planeamiento urbanístico, vigente y futuro, con las ampliaciones de capacidad indicadas”. Esas necesidades fueron posteriormente plasmadas en el borrador del nuevo Plan General de Residuos Radiactivos (PGRR) que Enresa presentó en marzo, nada más decretarse el estado de alarma, para sustituir (con años de retraso) al plan todavía en vigor, que data de 2006 y lleva años caducado.

Ese documento, que todavía está tramitándose, plantea construir un almacén temporal centralizado (ATC) para los residuos más peligrosos, los de alta actividad, para 2028, un proyecto que el Gobierno descartó ubicar en la localidad conquense de Villar de Cañas, además de un almacenamiento geológico profundo para enterrarlos en el horizonte de 2073. Respecto a El Cabril, el borrador recoge que la capacidad para almacenar residuos de baja y media actividad “requerirá ser aumentada en cualquier escenario de operación” de las nucleares, “considerándose por este motivo estratégica, además, la optimización en la gestión” de este tipo de residuos.

“El análisis de la capacidad de las celdas de RBMA actualmente existentes concluye en la necesidad de disponer de nuevas celdas en el año 2028, para no afectar a la planificación de operación y desmantelamiento” de las centrales nucleares, “y poder continuar con el normal almacenamiento”, añade el borrador del plan de residuos.

Fuentes de Enresa recuerdan que el plan todavía vigente ya preveía “la construcción de nuevas celdas de RBMA entre 2025 y 2030. Por lo que se refiere a los residuos de muy baja actividad, será necesario construir en su momento las dos nuevas celdas ya autorizadas”. “En el borrador del 7º PGRR, en tramitación, el único cambio significativo que se produce en relación al Cabril es la actualización del calendario de cierre de las centrales nucleares, que influye directamente en la actividad de la instalación”, según Enresa.

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