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Así votó Córdoba: 1991

Así votó Córdoba en 1991

Rafael Ávalos

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La cuarta cita con las urnas en ámbito municipal llegaron en 1991. Concretamente, fue el 26 de mayo de ese año cuando los cordobeses, al igual que el resto de españoles, votaron para conformar sus ayuntamientos. Aquel día, probablemente, nadie sospechó que la legislatura sería una de las más convulsas en la capital. Una etapa que deparó un proceso judicial contra el alcalde, Herminio Trigo, y su posterior dimisión. Pero para ese momento había de esperarse casi cuatro años. De vuelta a las elecciones locales, éstas se desarrollaron por primera vez con una distancia temporal bastante amplia en relación con las generales. No en vano, el Gobierno, presidido por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) hasta 1996, adelantó los comicios a 1989 -tras los de 1986- y después se celebraron en 1993. Es decir, ya no había opción de extrapolar datos, lo que, no obstante, nunca sirvió de mucho en la ciudad.

Efectivamente, la legislatura que fue hasta 1995 estuvo marcada por la polémica en torno al regidor de Córdoba. Herminio Trigo había revalidado su cargo a comienzos de junio de 1991, después del pleno de investidura, como es lógico. Es más, lo hizo con un incremento de votos y concejales respecto de 1987. El período transcurrió con la normal vida política, es decir, el gobierno local con su gestión y la oposición, con sus posturas en contra. Los problemas crecieron en 1994, cuando el alcalde fue imputado por un delito de prevaricación por el que finalmente fue condenado a seis años y un día de inhabilitación. El caso tuvo que ver con la contratación como funcionario público del entonces director del Gran Teatro, Francisco López. Lo cierto es que en 1996 Trigo fue indultado por el Gobierno.

IU amplía su ventaja y Trigo revalida la Alcaldía

Con todo, los hechos descritos no tienen que ver con lo sucedido el 26 de mayo de 1991, cuando se concurrió a elecciones municipales por cuarta vez tras el franquismo. Los comicios los afrontó Izquierda Unida-Convocatoria por Andalucía (IU-CA) después de una legislatura complicada por la estrechez en cuanto a representantes en el pleno respecto del PSOE y la dura oposición que hicieron dicha formación y Alianza Popular (AP). Repitió Herminio Trigo como cabeza de lista, por lo que buscaba la reelección. Los socialistas, por su parte, apostaron por Manuel Gracia, un hombre reconocido por la población al haber pertenecido al gobierno de la Junta de Andalucía entre 1982 y 1988. Primero fue consejero de Educación y después, de Presidencia.

Por otro lado, hubo un nuevo cambio de siglas en esta ocasión. En 1989 se fundó el actual Partido Popular (PP), sucesor natural de AP y con Manuel Fraga también como presidente. Aunque en 1990 le suplió José María Aznar. El caso es que la formación de derechas quiso tener como candidato a uno de los mayores prohombres del siglo XX de la ciudad, persona respetada además. Se trató de Rafael Campanero, que no aceptó hasta después de mucha insistencia. Los movimientos de sus rivales políticos no afectaron a IU-CA. Ocurrió todo lo contrario en realidad pues la coalición alcanzó un triunfo mucho más claro que en 1987. Curiosamente, se dio este hecho cuando se registró la menor participación histórica en este período democrático en Córdoba. Sólo un 53,47% de los ciudadanos acudieron a las urnas.

Fue éste el primer ejemplo de que la abstención no siempre castiga a la izquierda o, por otro lado, no es determinante en contra de la derecha. Una circunstancia que se volvería a ver en posteriores comicios. En cualquier caso, IU-CA logró un 40,22% de las papeletas y amplió su ventaja en el Consistorio, al pasar de la decena a los 13 concejales esta vez. El PSOE continuó como segunda fuerza al terminar con un 29,89% del escrutinio, lo que le valió para mantener sus nueve ediles. Por último, el PP sumó el apoyo de un 23,53% de electores y permaneció en sus siete asientos en el pleno. Entonces, ¿sobran representantes públicos? No, la capital elevó su número de 27 a 29 y por el camino se perdió el único que tuvo el Centro Democrático y Social (CDS) en 1987 -es decir, dos y uno: tres más para IU-CA-. Así, Herminio Trigo revalidó el cargo de alcalde, que ostentó hasta su dimisión en enero de 1995, a unos meses de las siguientes elecciones municipales.

En la provincia, el PSOE alcanza su cima histórica

Nada cambio en 1991 en la provincia, donde el PSOE continuó con su hegemonía. Y no sólo eso sino que la llevó al extremo. Los socialistas alcanzaron su cima histórica en el actual sistema constitucional. Así fue tanto en número de votos como en cifra de concejales en el panorama global y en su presencia en la Diputación Provincial. Si en 1987 logró una ventaja de más de 14 puntos respecto de la segunda fuerza con más respaldo popular, entonces IU-CA -también en esta ocasión-, en estos comicios esa diferencia se fue a casi 20. El partido más poderoso en todo el territorio cordobés en ese momento consiguió un 43,09% del escrutinio, mientras que la coalición se quedó en un 24,63%. El tercer lugar lo ocupó el PP con un 17,77% de las papeletas.

Ocurrió todo eso cuando se dio la menor participación provincial en unas municipales hasta ese momento. Apenas un 65,72% de los electores cumplieron con su derecho, el cuarto peor dato superadas ya las elecciones locales de 2019. Se reflejó también en este caso el hecho de que la abstención no es determinante para izquierda o derecha. Cabe insistir en que la afirmación está relacionada únicamente con Córdoba. De vuelta a los resultados, el PSOE logró 484 concejales de los 905 totales -hubo un descenso otra vez-; IU-CA, 156, y el PP, 134. En estos comicios se produjo además el mejor registro histórico del Partido Andalucista (PA), que obtuvo 67 ediles. Aunque no le fue suficiente para estar en el pleno de la Diputación. El CDS, por otro lado, se desplomó y cayó a los 22 representantes públicos, por debajo de los independientes.

Vistos los datos, resulta normal que el PSOE también tuviera récord de miembros en la Diputación. Por mucho que, de nuevo, el Ayuntamiento de la capital quedara lejos para la formación. Los socialistas, que venían de 17, tuvieron hasta 18 diputados y su posición para volver a gobernar, lógicamente, estaba fuera de toda duda. Los nueve escaños restantes se los repartieron IU-CA, que siguió con los seis logrados en 1987, y el PP, que perdió uno para situarse en tres. La presidencia, a todo esto, recayó en Rafael Vallejo, del Partido Socialista, como no es necesario decir.

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