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Calor sin descanso: mínimas a 25 °C y máximas a más de 40 °C

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Carlos Puentes

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Puede que las máximas de julio no estén pasando a los anales de la meteorología cordobesa. Un inicio de mes muy benigno y una segunda mitad con máximas, que aunque elevadas, quedan muy lejos de registros históricos recientes. Pero desde mediados de la pasada semana, la reconocible sensación de vivir en el interior de un asador de pollos se ha ido impregnando en la piel cordobesa. Es cierto que el termómetro no se dispara hasta territorio peligroso, pero la llegada de la noche no sirve de alivio a una ciudad que a duras penas ve bajar grados con el pasar de las horas.

La absoluta estabilidad de la atmósfera, acompañada de cierta presencia de calima y humedad en capas bajas, están favoreciendo que las temperaturas mínimas se mantengan muy elevadas, del orden de un par de grados por encima de la barrera de los 20 °C. Un suplicio que se ve incrementado en el centro del núcleo urbano por efecto de la 'isla de calor', que lejos de la creencia generalizada no tiene efecto sobre las máximas pero sí sobre las mínimas.

Esta dinámica es la que se va a mantener durante casi toda la semana que comienza, y que incluso se va a ver incrementada en los primeros días con unas mínimas que lejos de descender, van a elevarse un par de grados. Poco consuelo por tanto en la madrugada, que llevará el termómetro hasta unas mínimas que a duras penas bajarán de los 25 °C en puntos del valle del Guadalquivir, y que servirán de punto de partida a una sucesión de tardes que verán alcanzar y superar la barrera de los 40 °C.

La baja térmica peninsular

Córdoba encara así el último tercio de mes en el umbral de aviso naranja por altas temperaturas, gracias a la persistencia y estabilización de las altas presiones sobre la Península Ibérica, y que sólo a finales de semana podrá tomar aire gracias a la aproximación hasta el norte peninsular de una vaguada que empujará la masa de aire cálido. Hasta entonces sobre el suelo ibérico se va a hacer fuerte un fenómeno muy común en los meses de julio y agosto tras varios días de persistente estabilidad, la baja térmica peninsular.

En episodios como el que vivimos, tienden a formarse áreas de bajas presiones en superficie sin necesidad de estar asociadas a ninguna borrasca. El fuerte calentamiento diurno hace que el aire superficial ascienda rápidamente, formando así esa área de baja presión que permite la formación de nubosidad de evolución durante la tarde, y que frecuentemente acaba formando tormentas vespertinas. Esta dinámica es la que podría poner una nota de color durante los primeros días de la semana, cuando serán habituales la formación de nubes de tipo convectivo que en el caso de la provincia podrán hacerse notar especialmente durante las tardes del lunes y martes, con mayor intensidad en el norte de la provincia.

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