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En busca de un hogar temporal para los familiares de los enfermos del hospital de fuera de la ciudad

Hávita | ALEX GALLEGOS

Alfonso Alba

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Con las primeras luces del día no es difícil encontrar en el aparcamiento del hospital Reina Sofía a gente durmiendo dentro de los coches. Tampoco cruzarse por los pasillos del hospital Infantil a padres con ojeras, fuertes dolores de espalda y un deseo irrefrenable de poder asearse. O incluso de poder tener un sitio donde llorar tranquilamente, sin que nadie los vea. Muchos vienen de Menorca, de Granada, de Albacete. Todos han recibido la peor de las noticias. Su hijo, su familiar, necesita una operación o un trasplante, o un tratamiento, que solo puede recibir en Córdoba, en el hospital Reina Sofía, auténtica vanguardia sanitaria en España. Pero la inmensa mayoría no tiene medios para respirar durante los 46 días, de media, que van a tener que estar en el hospital.

En otras ciudades, con hospitales similares a los de Córdoba, existen proyectos solidarios, gente altruista que entrega las llaves de una vivienda a estas personas para que puedan tener un respiro. E incluso para que se lleven a sus hijos tras recibir la temida quimioterapia en un espacio limpio, sano y diferente a la dureza de un hospital, por muy bien acondicionado que esté. Y en encontrar esos hogares temporales trabaja la Fundación Fepamic a través de un proyecto que ha llamado red Hávita, que ya funciona pero que necesita mucho más espacio.

El director de la Fundación Fepamic es Alfonso Ariza, uno de los grandes batalladores para que las ciudades y sus habitantes acaben con todas las barreras que tienen levantadas por discapacitados. Ahora desde la fundación, Ariza explica que este proyecto nace “para devolver a Córdoba lo que Córdoba le ha dado a Fepamic”. Para ello, ha creado una “herramienta”, que se llama REAC y que significa “Red de Empresas Altamente Comprometidas”. Esas empresas financian monetariamente o en especie este proyecto que, de momento, se queda corto.

Desde que nació, Hávita ha atendido ya a más de 30 familias en sus hogares temporales. En total, han logrado gestionar un total de 2.468 pernoctaciones gratuitas. De todos los alojados, el 67% son padres de pequeños recién nacidos. La duración media de este acogimiento temporal ha sido de 46 días. Aunque ha habido familias que han estado más de seis meses en estas viviendas.

Pero Hávita se ha topado con un problema: no tiene más sitio y al hospital de Córdoba llegan casi cada semana familias con pacientes que necesitan atención continua. O son niños, o son pequeños, o son personas pendientes de un trasplante cuyo hogar está a muchos kilómetros como para ir y venir en el día a dormir y asearse. Por eso, cada mañana hay muchos de estos familiares que se despiertan en un coche. O que malduermen en una incómoda silla de una sala de espera.

“¿Qué ocurre?”, se pregunta Alfonso Ariza. “Nos encontramos con un problema muy real”, y es que la Fundación no tiene más viviendas donde acoger a más familiares. Tras toparse con el problema, la Fundación ha “sopesado varias posibilidades”. “La primera ha sido la cesión de los colegios mayores Séneca”, propiedad de la Universidad. Sin embargo, y tras un acuerdo inicial, el Departamento Jurídico de la UCO ha señalado que la cesión no puede ser porque los colegios mayores tienen un uso educativo y no residencial.

“Ahora estamos explorando otros espacios. Hemos visto que hay uno que está por debajo del Zoológico, muy cerca del Reina Sofía”, señala Alfonso Ariza. Se trata del Centro de Educación Medioambiental, que apenas ha tenido un uso desde que se construyó hace una década: acoger temporalmente a varios de los inmigrantes que hace dos años desbordaron los recursos de los municipios del Estrecho de Gibraltar. Este espacio tiene todo lo que Hávita necesita: habitaciones, intimidad, cocina, salones suficientes para que los niños puedan jugar, espacio y proximidad al hospital Reina Sofía. Ahora, Hávita va a iniciar reuniones con el Ayuntamiento para lograr la cesión de este espacio.

Mientras, Hávita sigue en las medidas de sus posibilidades atendiendo familiares, que no seleccionan ellos, sino los técnicos de servicios sociales del hospital Reina Sofía de Córdoba. Y también trabajan con enfermos del hospital La Arruzafa, en el programa solidario de este centro sanitario que opera en la ciudad a ciudadanos del tercer mundo a los que le dan una nueva oportunidad. Pero mientras tanto, necesitan sentirse como en casa.

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