“Los ancianos estaban hacinados, en una salita, sin luz natural”
Begoña (nombre ficticio) conoció la residencia de mayores Nueva Aurora de Lucena después de que su tía fuera derivada allí desde el hospital Infanta Margarita de Cabra tras una rotura de cadera por una caída. Y al visitar el centro y ver las condiciones en las que estaba el edificio y la atención a los mayores -todos con distintos grados de dependencia física-, decidió ponerlo en conocimiento del Ayuntamiento, de la Junta de Andalucía, de la Fiscalía y del Defensor del Pueblo. Ya hay abierta una investigación de oficio de este último porque el centro “carece de permisos y licencias” y un informe municipal aconseja que los abuelos sean desalojados de la residencia porque no tiene “unas condiciones de seguridad y salubridad mínimas”.
Begoña relata cómo llegaron al centro en 2016, con su tía de 89 años. “Cuando vimos las instalaciones alucinamos”, cuenta a este medio. Tanto fue así, que comenzaron a gestionar el traslado de su tía a otra residencia y solo estuvo un tiempo allí. “Las instalaciones no eran adecuadas, un edificio así no puede ser una residencia de ancianos”, dice sobre una construcción sobre la que un informe de Urbanismo ha certificado absoluta falta de accesibilidad, con instalaciones precarias de electricidad, sin ventilación, suelos y cubiertas deficientes, peligro de incendio y falta de garantía para la evacuación de los ancianos.
“Cuando íbamos a ver a mi tía, no había ninguna persona que nos atendiera. Nunca había nadie. Podía entrar y salir cualquiera”, recuerda. “La salida de emergencia estaba ocupada, en el ascensor no cabía una camilla...en conjunto era un desastre”, cuenta.
Esta familiar relata cómo en la planta segunda, estaban todos los ancianos dependientes, sin movilidad. “Estaban hacinados, en una salita, sin luz natural, con un fluorescente”, recuerda sobre una zona común donde se encontraban todos. Y explica cómo había también habitaciones sin ventana, sin posibilidad de ventilación ni luz del día.
“En una habitación en vez de dos camas, podías encontrarte tres”, explica Begoña. “Y al abrir el armario, te lo encontrabas vacío. Y abrías otro, y también estaba vacío. Creo que toda la ropa la tenían junta y seguramente a mi tía la vestían con ropa de otra persona”. Relata, además, cómo el personal “no era profesional, no era cualificado”.
El contrato de estancia de la tía de Begoña deja claro, además, lo particular de los pagos que debían hacer por ello: “150 euros a la llegada de la anciana, 800 euros al mes y, además, en julio y en diciembre, como si de unas pagas extras se tratara, otros 800 euros cada uno de esos meses”.
Begoña denunció entonces la situación de la residencia Nueva Aurora de Lucena y ahora que ha salido a la luz pública, después de más de un año, esperan aún actuaciones de las administraciones porque, “aunque mi tía ya no esté allí, hay otros muchos ancianos que siguen en un centro que no es adecuado”.
El Ayuntamiento estudia el traslado de los ancianos
Ahora, tras el informe del área de Urbanismo del Ayuntamiento de Lucena que pide el desalojo de la residencia y el realojo de los ancianos en otro lugar adecuado, el consistorio está estudiando la posibilidad de que los mayores sean trasladados al complejo residencial Los Santos de esta localidad.
Desde el Ayuntamiento han confirmado que el pasado 13 de abril, después de que Cordópolis sacara a la luz la situación de esta residencia, el centro Nueva Aurora remitió al consistorio una solicitud para que pudieran trasladar a los ancianos hasta el citado complejo residencial.
Ahora, el alcalde ha pedido que tanto técnicos municipales de Urbanismo como técnicos de la Junta de Andalucía evalúen si este complejo cumple los requisitos para alojar allí a los ancianos y, si fuera así, otorgar la autorización correspondiente. Hasta entonces, de momento, los mayores permanecen en la residencia Nueva Aurora.
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