Crecí en los 70 bajo la influencia de la Señorita Pepis, un set de maquillaje para niñas del que arranca un amor interminable por el rojo de labios y el khol enmarcando la mirada. Las tendencias y la moda, la cosmética y el sublime arte del perfume me interesan con una pasión que solamente los adictos sabemos reconocer. Y sí, somos cientos de miles de personas -por cierto, muy distintas en edad y características sociales- para quienes la moda es una motivación, un bálsamo, un acicate, un exquisito pasatiempo. Ahora que Internet y las redes sociales han incendiado el mundo con la revolución fashionista, por qué no echar más leña al fuego desde las páginas de CORDÓPOLIS.
Sira
España estrena ministerio para la infancia y la juventud. Debe ser una buena noticia porque la gente que siempre se opone a los avances ya está despotricando y tacha de grave amenaza esta decisión. ¿Cómo va a estar mal dotar de cartera ministerial al objetivo de que la población infantil y la joven vean eficazmente protegidos sus derechos? ¿Qué argumentos puede haber en contra si sabemos que las personas que empiezan a vivir se encuentran en numerosas ocasiones con multitud de obstáculos y por muy diversos motivos (salud, pobreza, situación familiar, capacidades diferentes…)?
Es más, quizás se debió crear antes: porque una democracia robusta es la que extrema sus cuidados a la ciudadanía que va en carrito de bebé, a la que estudia primaria, a la que está en plena adolescencia, a la que puede votar por primera vez, a la que aspira a una vida laboral plena y rentable económicamente. Es decir, una democracia que cuida de la sociedad por entero: desde el menor más vulnerable hasta las personas mayores en su derecho a envejecer con bienestar, alegría y sin privaciones.
Estoy esperanzada. Creo que hacía falta el nuevo ministerio. Tenemos que darle la vuelta a un momento histórico en el que la infancia está en peligro por circunstancias y realidades muy dañinas. ¿Cómo un niño o una niña va a ser siempre capaz de nutrirse adecuadamente cuando falta buena comida en muchos hogares, cuando el imperio del azúcar sin medida se ha hecho el amo de nuestro paladar y de gran parte de la fabricación industrial? ¿De verdad que la vida laboral de tantas familias permite el tiempo de escucha y conversación que necesitan nuestros y nuestras escolares y adolescentes? ¿Vamos a frenar de una puñetera vez esta dinámica de la exposición vía internet y redes sociales de personas menores de edad y jóvenes a contenidos tóxicos, informaciones falsas, violencias, discursos de odio, apuestas, problemas con la propia imagen, expectativas irreales, abandono de hábitos saludables como el ejercicio físico?
Cuando alguien malo malísimo quiere encadenar a una sociedad empieza por construir a sus personas esclavas desde pequeñas. Dicho así parece exagerado y catastrofista, pero algo de eso hay en las corrientes que surcamos como humanidad.
Al escuchar que la ministra de Infancia y Juventud es Sira Rego, recordé (como es propio de este blog) un perfume, Sira des Indes, de Jean Patou, que no es fácil de encontrar y posee positivas valoraciones. Sin embargo, una décima de segundo después ya estaba dictando para mí misma algunas ideas como las de arriba, que, modestamente, a la señora ministra expongo.
P.D. al generoso/a lector/a: Hoy es 25N. Erradiquemos unid@s la violencia contra las mujeres; también, con mucha gente joven e infancia en la manifestación.
Nota: Las menciones a marcas y productos no llevan aparejada ninguna contraprestación
Sobre este blog
Crecí en los 70 bajo la influencia de la Señorita Pepis, un set de maquillaje para niñas del que arranca un amor interminable por el rojo de labios y el khol enmarcando la mirada. Las tendencias y la moda, la cosmética y el sublime arte del perfume me interesan con una pasión que solamente los adictos sabemos reconocer. Y sí, somos cientos de miles de personas -por cierto, muy distintas en edad y características sociales- para quienes la moda es una motivación, un bálsamo, un acicate, un exquisito pasatiempo. Ahora que Internet y las redes sociales han incendiado el mundo con la revolución fashionista, por qué no echar más leña al fuego desde las páginas de CORDÓPOLIS.
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