España estrena ministerio para la infancia y la juventud. Debe ser una buena noticia porque la gente que siempre se opone a los avances ya está despotricando y tacha de grave amenaza esta decisión. ¿Cómo va a estar mal dotar de cartera ministerial al objetivo de que la población infantil y la joven vean eficazmente protegidos sus derechos? ¿Qué argumentos puede haber en contra si sabemos que las personas que empiezan a vivir se encuentran en numerosas ocasiones con multitud de obstáculos y por muy diversos motivos (salud, pobreza, situación familiar, capacidades diferentes…)?
Es más, quizás se debió crear antes: porque una democracia robusta es la que extrema sus cuidados a la ciudadanía que va en carrito de bebé, a la que estudia primaria, a la que está en plena adolescencia, a la que puede votar por primera vez, a la que aspira a una vida laboral plena y rentable económicamente. Es decir, una democracia que cuida de la sociedad por entero: desde el menor más vulnerable hasta las personas mayores en su derecho a envejecer con bienestar, alegría y sin privaciones.
Estoy esperanzada. Creo que hacía falta el nuevo ministerio. Tenemos que darle la vuelta a un momento histórico en el que la infancia está en peligro por circunstancias y realidades muy dañinas. ¿Cómo un niño o una niña va a ser siempre capaz de nutrirse adecuadamente cuando falta buena comida en muchos hogares, cuando el imperio del azúcar sin medida se ha hecho el amo de nuestro paladar y de gran parte de la fabricación industrial? ¿De verdad que la vida laboral de tantas familias permite el tiempo de escucha y conversación que necesitan nuestros y nuestras escolares y adolescentes? ¿Vamos a frenar de una puñetera vez esta dinámica de la exposición vía internet y redes sociales de personas menores de edad y jóvenes a contenidos tóxicos, informaciones falsas, violencias, discursos de odio, apuestas, problemas con la propia imagen, expectativas irreales, abandono de hábitos saludables como el ejercicio físico?
Cuando alguien malo malísimo quiere encadenar a una sociedad empieza por construir a sus personas esclavas desde pequeñas. Dicho así parece exagerado y catastrofista, pero algo de eso hay en las corrientes que surcamos como humanidad.
Al escuchar que la ministra de Infancia y Juventud es Sira Rego, recordé (como es propio de este blog) un perfume, Sira des Indes, de Jean Patou, que no es fácil de encontrar y posee positivas valoraciones. Sin embargo, una décima de segundo después ya estaba dictando para mí misma algunas ideas como las de arriba, que, modestamente, a la señora ministra expongo.
P.D. al generoso/a lector/a: Hoy es 25N. Erradiquemos unid@s la violencia contra las mujeres; también, con mucha gente joven e infancia en la manifestación.
Nota: Las menciones a marcas y productos no llevan aparejada ninguna contraprestación
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