Crecí en los 70 bajo la influencia de la Señorita Pepis, un set de maquillaje para niñas del que arranca un amor interminable por el rojo de labios y el khol enmarcando la mirada. Las tendencias y la moda, la cosmética y el sublime arte del perfume me interesan con una pasión que solamente los adictos sabemos reconocer. Y sí, somos cientos de miles de personas -por cierto, muy distintas en edad y características sociales- para quienes la moda es una motivación, un bálsamo, un acicate, un exquisito pasatiempo. Ahora que Internet y las redes sociales han incendiado el mundo con la revolución fashionista, por qué no echar más leña al fuego desde las páginas de CORDÓPOLIS.
Quantum

Con el pie aquí y ahora, comienza mi ruta de aceleración y perplejidad, de preguntas al aire, de paradojas evidentes o secretas, por una Córdoba hermosísima siempre, quizá más bella al correr de una primavera sin sequía, de embalse lleno, esta primavera fresca, de verdor y flor.
Todo ha ido tan rápido últimamente. Murió Vargas Llosa. Murió el papa Francisco. Sufrieron España y Portugal un apagón histórico. En cuanto a fiestas, pasaron raudas las cruces, del clavel, del dron y las sevillanas en bucle. Después, eternos abrieron los patios: casa y hogar, jardín y amistad, lo que toda persona necesita. Respecto al mundo, se eligió papa, León XIV, de la cuerda de Francisco, misionero en los barrios y capaz de toserle a Trump. La jornada siguiente se celebró el Día de Europa. Y justo el 9 de mayo vino a Córdoba Feijóo y quiso hacernos dudar de la realidad europea que construye este país. Afuera siguen sonando miles de maletas en su arrastre hacia los especulativamente multiplicados pisos turísticos (un milagro de rentabilidad por euro invertido). Y continúa la Feria su montaje: su modelo galopa hacia la total externalización. Voy atando cabos e intuyo que el recinto ferial ha sido sembrado como rentable espacio de ocio, lo cual está magnífico, para pasarlo bien y alejar la crudeza del invierno demográfico cordobés, que es un hecho estadístico incontestable. (Lo del ocio en el Arenal, bien, mientras que nadie se le ocurra montar una suerte de casino, o caballo de troya con casino, en torno a las apuestas deportivas y el póquer).
Luego leo noticias sobre la apertura de las piscinas públicas, sobre lo adelantadas o retrasadas que van unas u otras cosas que interesan a la ciudadanía. Se anticipan, me anticipan un maravilloso verano cultural, pero no olvido que un objeto pesado ha caído del techo durante el ensayo de la Orquesta de Córdoba; que aún -por lo que ahora mismo sé- continuamos sin resolver el traslado o la retirada del avión cultural; menos mal que los vuelos desde el aeropuerto han llevado y traído a felices turistas con su disfrute en Canarias y otros destinos.
Es obvio que Córdoba se acelera con su primavera festiva, que, por una parte, es tradición, convivencia, felicidad, actividad económica, pero puede funcionar también como treta y prestidigitación secular ante nuestros ojos.
Resulta curioso que desde los meses de marzo o abril hasta final de año se atiborra la agenda institucional y pública, se multiplica la puesta al día de los proyectos, el anuncio de fechas, el impulsar al máximo. Nos envuelve la paradoja del festejo sin pausa, de un segundo semestre de alta velocidad que mitiga la visión rotunda de lo estancado, de las carencias, de las incidencias preocupantes de Renfe-ADIF, de las heridas de la desigualdad en la sociedad cordobesa.
De cualquier forma, las velocidades y lentitudes que más cuentan son muchas veces las que afectan a lo que tarda un papel (de un cajón a un buzón) para aprobar la prestación de dependencia de una persona mayor que se deteriora por días, para una cita médica de especialista, para una operación. Todo el mundo tiene en mente cuestiones y necesidades de su entorno a las que se debería pisar el acelerador y aplicárseles una justa y eficaz gestión, desde los problemas del agua en el norte de la provincia de Córdoba a la situación de los barrios con más pobreza y exclusión. Hay para repartir reclamaciones y exigencias en los distintos ámbitos institucionales, administraciones varias y tal.
No vale ir trampeando a la hora de gestionar el bien común y lo estratégico, pues no habrá una solución de velocidad cuántica para 2035, para 2045, para 2050… En fin, como mejor nos tomamos todos un merecido descanso es habiendo hecho las tareas a tiempo.
Si el curso político no ha sido suficientemente fructífero, quizás las personas dirigentes responsables deberían irse a un retiro de reflexión y de trabajo en equipo, y tras ello, disfrutar como siempre de esa ropa, esos viajes, esas toallas de playa y estas cosas preciosas que nos venden para el verano de 2025.
Nota: Las menciones a marcas y productos no llevan aparejada ninguna contraprestación
Sobre este blog
Crecí en los 70 bajo la influencia de la Señorita Pepis, un set de maquillaje para niñas del que arranca un amor interminable por el rojo de labios y el khol enmarcando la mirada. Las tendencias y la moda, la cosmética y el sublime arte del perfume me interesan con una pasión que solamente los adictos sabemos reconocer. Y sí, somos cientos de miles de personas -por cierto, muy distintas en edad y características sociales- para quienes la moda es una motivación, un bálsamo, un acicate, un exquisito pasatiempo. Ahora que Internet y las redes sociales han incendiado el mundo con la revolución fashionista, por qué no echar más leña al fuego desde las páginas de CORDÓPOLIS.
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