El perfume ilustrado
El arte del perfume es ilustrado. Literatura, música, cine, personajes históricos... inspiran mil y una fragancias. Por ello, intimar con cultísimos aromas lo mismo sirve para elegir alguna creación olfativa de autor -conocidos como perfumes niche- que para bucear entre libros y apetecibles lecturas de verano. O para ambas cosas a la vez, perfumado/a lector/a.
Lo cierto es que existe una multitud de selectos perfumes de inspiración literaria e histórica, entre ellos George, Gigi, Orlando, La Dama de las Camelias, Año 1828, Portrait of a Lady, Barry Lyndon, Sideris, In the Library (En la biblioteca), A Room with a View (Una habitación con vistas) o Colette, de las firmas Jardins D´Écrivains, Histories de Parfums, I Hate Perfume, Edition de Parfums-Frederic Malle, Maria Candida Gentile, Nicolas de Barry y Tocca, que conducen a obras y autores universales como Virginia Woolf, Henry James, Verne, el marqués de Sade, George Sand, Alejandro Dumas, Forster e incluso al cine de Kubrick y James Ivory .
¿Vale la pena sucumbir al atractivo de estas fragancias? La respuesta es afirmativa cuando se trata de sentir curiosidad y de leer reseñas en las que el/la perfumista explica el modo en que la pirámide olfativa retrata a personajes históricos como Eugenia de Montijo, Mata Hari, Sisí... la soledad del amante no correspondido o la eternidad del momento en que se elige un amor. Sin embargo, si se trata de comprar lo suyo es reposar bastante nuestra elección, porque un perfume niche cuesta su buen dinerito.
Además, tampoco hay que dejarse deslumbrar por los nombres y las nobles letras, pues la genialidad de la fragancia no la aporta el envoltorio temático.
En su favor cabe decir que los raros perfumes también sirven de guía a obras literarias singulares. Es el caso de Inmortal Mine (Mío Inmortal), el perfume de aceite de Alexis Karl para Cherry Bomb Killer inspirado en Clarimonde, la novela de Théofile Gautier que cuenta los avatares de una vampira enamorada.
No obstante, los frikis del perfume pueden hacer el viaje a la inversa y ejercer de perfumistas de salón diseñando aromas para tal o cual obra. No será primera vez que alguien escriba que unos acordes de ámbar, azahar, azafrán y cuero evocan a la poetisa Wallada (http://es.wikipedia.org/wiki/Wallada); que vetiver, haba tonka, jazmín y patchouli, raíz de iris, cacao amargo, ginebra y tabaco inglés quedarían bastante bien en una traducción olfativa de Bajo el Volcán, o que un aroma marino, con tuberosa y algo de frutas tropicales sería perfecto para las novelas de Conrad .
Para curiosear, probar o adquirir perfumes niche se pueden visitar direcciones como Perfumes Regia, Le secret du Marais, First in Fragance e Indiescents. Y para dejarnos aconsejar sobre libros más de allá de los bestseller, qué mejores aliados que la Librería Luque y el personal de las bibliotecas públicas.
Felices lecturas y aromas veraniegos os deseo, intrépidos/as exploradores del perfume.
Nota: Las menciones a marcas y productos no llevan aparejada ninguna contraprestación.
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