Antonio Ruz: “Es importante que La Normal también funcione como escuela de espectadores”
Antonio Ruz (Córdoba, 1976) se ha visto obligado a interrumpir intermitentemente sus vacaciones. Reconoce que no estaba previsto, pero en ello se percibe también incluso un punto de ilusión. Y es que, en la última semana, Ruz y su equipo han metido el turbo para que arranque en el mes de septiembre el Centro Coreográfico La Normal, un proyecto que ha firmado con el Ayuntamiento de Córdoba con la idea de convertir a la ciudad en punto clave en la investigación y la reflexión sobre la danza durante, al menos, los próximos cuatro años.
“Es un sueño, pero un sueño concreto, porque esto tiene miras de futuro”, explica el creador, que atiende a Cordópolis por teléfono, al tiempo que los medios de comunicación publican las bases de las primeras residencias para artistas en La Normal, que arrancarán a mediados de septiembre en el Conservatorio de Danza Luis del Río, sede provisional hasta 2025.
“Hay una brecha entre la danza académica y lo profesional”
PREGUNTA. ¿Arrancar en el conservatorio tiene un sentido para un proyecto como La Normal?
RESPUESTA. La cosa es que tenemos que arrancar de inmediato. La buena relación que tenemos con el conservatorio ha facilitado que podamos usar una sala acondicionada para la danza. El ayuntamiento sugirió alquilar otro espacio alternativo de forma provisional, pero al final hemos optado por esta opción. Aunque es un alquiler, es casi como una cesión, pero debemos cubrir ciertos gastos de mantenimiento y uso. Nos conviene porque estaremos ahí durante cuatro meses con las primeras actividades del centro, lo cual es genial, ya que nos permite aprender y observar cómo la ciudad y la comunidad de la danza reaccionan. Nos parecía maravilloso empezar ahora.
P. En su día, de hecho, ya explicaste que La Normal iba a convivir con el Conservatorio Profesional de Danza de Córdoba.
R. Claro. ¿Te acuerdas del proyecto que hicimos de Recreo el año pasado? Tenía que ver con acercar nuestra compañía y la danza profesional a la gente, apoyando a los alumnos que están terminando la carrera. En esa línea, nos parece súper importante que todas las actividades se hagan en el conservatorio. Los primeros talleres son para alumnos egresados o para estudiantes de quinto y sexto del conservatorio de Córdoba y de Andalucía. Estamos trabajando desde septiembre en el apoyo a la profesionalización de los alumnos. El conservatorio es crucial para este proyecto, y las becas que ofrecemos están alineadas con este objetivo.
P. ¿Qué buscas como director de La Normal en un residente que presente un proyecto para estas primeras residencias?
R. Intentamos apoyar la creación y la investigación en danza de creadores, creadoras o compañías que necesiten un espacio para desarrollar sus obras. A diferencia de otras residencias que marcan un momento específico del proceso creativo, aquí dejamos completamente libre la elección del momento. Queremos apoyar, dar visibilidad y ofrecer un contexto en una ciudad donde es difícil llevar a cabo este tipo de actividades. Queremos que Córdoba tenga una creación local que estaba muy demandada.
Y, de hecho, pedimos a cada residente que comparta alguna actividad de mediación, ya sea la práctica de movimiento que realizan diariamente o abriendo su proceso creativo. También pedimos a las residencias de creación que muestren la pieza al final, haciendo un work in progress con feedback del público asistente. Pero es que, además, dejamos bastante libre la propuesta de actividades para mantener la singularidad e identidad de cada creador.
P. ¿Y qué distingue a estas residencias de otras que se ofrecen en España o el extranjero?
R. Yo he estado en muchas residencias fuera, y en España también, y no quiero citar instituciones, pero, al final, casi que tienes que usar tus recursos para estar ahí creando. Entonces nos parecía importante eso, que cada compañía, cada creador o creadora, tuviesen todo eso cubierto para que se puedan concentrar en su proyecto, en la investigación, sin tener que ofrecer ningún resultado. En este sentido, La Normal ofrece alojamiento, una bolsa de manutención, el espacio y un registro audiovisual del proceso creativo para dar a conocer y visibilizar su trabajo. Queremos que, desde el principio, ofrezcamos calidad para que la gente quiera volver a Córdoba y recomiende La Normal.
P. ¿Cómo crees que un centro como La Normal puede cambiar el panorama de la danza en Córdoba y Andalucía?
R. Creo que puede ser un catalizador enorme a nivel cultural y de danza en Andalucía, donde hay una gran necesidad en este sentido. He trabajado en Sevilla y otros conservatorios de Andalucía, y siento que hay una brecha entre la danza académica y lo profesional. Un proyecto así cubre esa demanda y carencia. Ofrecemos formación, residencias para alumnos en formación o recién graduados.
Pero también queremos implementar en 2025 un espacio para la reflexión sobre la danza y su futuro. Queremos sensibilizar al público en danza, especialmente en danza contemporánea. Tenemos proyectos muy bonitos, como una escuela de espectadores para dar al público claves y maneras de interpretar la danza contemporánea. Es importante que el centro también funcione como una escuela de espectadores y sea capaz de impulsar una creación de público.
P. ¿Ese es el reto más grande al que se enfrenta un centro así?
R. Te pongo un ejemplo: No puede ser que Valeriano Paños, que es Premio Nacional de Danza, estuviese el otro día en el Teatro Góngora actuando y el teatro estuviera casi vacío. Eso no puede ocurrir en una ciudad como Córdoba. Ahí hay un problema, no sé exactamente cuál es. Seguramente, también tiene que ver con el calor que hace en Córdoba, con que es julio, con que la gente, el sector, la comunidad de la danza, los profesores o la profesión, pues también necesita irse de vacaciones, desconectar y desestresarse e irse al mar. Pero, aun así, a mí me pareció bastante triste y bastante impactante que un artista con la madurez, la calidad, y los premios que tiene Valeriano, siendo además de Córdoba, actuara en un teatro delante de cien personas, de las que 50 serían invitadas o familia del artista.
Eso no debe ocurrir. Y nosotros no sé si vamos a solucionar ese problema, pero vamos a intentar incentivar, y sensibilizar al público cordobés y al sector de la danza en Córdoba. Porque la formación no solo es meterse en un estudio de danza y tomar clases; también es acudir a cualquier espectáculo de danza o de teatro que haya en Córdoba, ir a museos, ir a conciertos. O sea, que al final la danza es un arte aglutinador. Y La Normal tiene que jugar un rol en la difusión de las cosas que están ocurriendo en la ciudad.
La Normal representa años de reflexión sobre lo que debe ser la danza y su impacto en la sociedad
P. A nivel personal, ¿qué significa para ti este proyecto?
R. Para mí, significa una motivación muy grande, es como un sueño hecho realidad. La palabra sueño siempre suena un poco a fantasía, a algo muy etéreo. Pero esto es un sueño que tiene una proyección como mínimo de cuatro años, que es lo que hemos firmado como convenio de cesión de uso del espacio de La Normal. Y esto es algo que he buscado durante mucho tiempo y que he intentado en diferentes lugares sin éxito.
La Normal representa años de reflexión sobre lo que debe ser la danza y su impacto en la sociedad. Y mi intención es estar al pie del cañón, aunque también continuaré con encargos fuera de Córdoba. Es un proyecto que tiene que tener un flujo constante de ideas y modelos de gestión de dentro hacia fuera y viceversa. Para mí, supone pasar más tiempo en Córdoba y estar ahí para ver este sueño hacerse realidad.
P. ¿Y por dónde pasa la continuidad de un proyecto de esta envergadura?
R. Pues, como hay tan pocos centros y tan pocos proyectos de este tipo, es cierto que hay muchos que se caen antes de empezar, ya sea por problemas económicos o por problemas administrativos. Y este parece que, por ahora, va para adelante. Eso sí, también estoy con los pies en la tierra. Quiero decir, que si las cosas se tuercen, hacemos así, doblamos y ya. Pero, por ahora las cosas van bien, hay bastante entendimiento y, sobre todo, nos están dando libertad, que eso es muy importante. Libertad de acción, libertad de proponer. Y confianza. Hay una confianza. Entonces, ¿que cometeremos errores? Claro que sí, iremos aprendiendo sobre la marcha.
Además, pretendemos que la Diputación se sume como aliado para que la danza llegue también a la provincia. A nivel estatal, están muy interesados en apoyarnos como proyecto importante de descentralización de la cultura y la danza. También hemos tenido reuniones con Cajasur, que está interesada en colaborar y patrocinar parte de nuestras actividades. Sinceramente, creo que Córdoba necesita este tipo de proyectos, y aunque no todos evolucionan como nos gustaría, hay que intentarlo.
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