Para salir de lo típico-tópico hay muchas vías. Entre ellas, la última colección de verano de MAC Cosmetic, Botanic Panic, en cuya propuesta de maquillaje no hay escenarios de playa y bronceador, sino una fantasía floral de ensueño y psicodelia.
Los tonos ácidos del jardín de las delicias sustituyen a la previsible paleta estival de arena y dorados. Todo ello en un lugar imaginado de plantas y flores rebeldes donde lucir cabello púrpura, sombras de ojos multicolor, labios frutales, iluminador y blush marcado.
Botanic Panic me recuerda, por una parte, a la película de serie B La pequeña tienda de los horrores y, por otra, el terror absurdo de la canción de Alaska y los Pegamoides Horror en el Hipermercado. Además, ¿el colorete oscuro de la colección (Royal Flush) y algunos tonos de la misma no son perfectos para Olvido Gara?
¿Qué da miedo en Botanic Panic? Encapricharse del packaging (en amarillos y lilas preciosamente estampados) y adquirir compulsivamente casi todos los productos, lo que supondría un señor desembolso. Dejar pasar la oportunidad de comprar una barra de labios en el rojo superventas Ruby Woo o el lila Forget-Me-Naughty en la presentación especial de esta colección. Y no saber aprovechar las 12 sombras en colores llamativos de su paleta.
Mis favoritos de la colección son los coloretes, tanto el claro iluminador (que es una joya) como el de tono ciruela. He caído en las redes de un delicioso escalofrío botánico.
Nota: Las menciones a marcas y productos no llevan aparejada ninguna contraprestación
Crecí en los 70 bajo la influencia de la Señorita Pepis, un set de maquillaje para niñas del que arranca un amor interminable por el rojo de labios y el khol enmarcando la mirada. Las tendencias y la moda, la cosmética y el sublime arte del perfume me interesan con una pasión que solamente los adictos sabemos reconocer. Y sí, somos cientos de miles de personas -por cierto, muy distintas en edad y características sociales- para quienes la moda es una motivación, un bálsamo, un acicate, un exquisito pasatiempo. Ahora que Internet y las redes sociales han incendiado el mundo con la revolución fashionista, por qué no echar más leña al fuego desde las páginas de CORDÓPOLIS.
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