¿Qué hacemos en vacaciones ? (Vol. I)

Tras unas semanitas de parón (tenéis que perdonarme, la feria y un viaje planeado en último momento han acabado conmigo), volvemos a las andadas, y precisamente, hoy vengo a hablaros de tiempo libre, de vacaciones.

Nos encontramos en la recta final del curso, los más mayores se están enfrentando en estos días a la temida y anteriormente llamada Selectividad, y tras este final de curso, que puede resultar muy estresante, parece que vamos viendo la luz al final del túnel y empezamos a visualizar en el horizonte la palabra “VACACIONES”. Aunque sí, para los padres todavía suele quedar un poco más, los niños tienen por delante casi tres meses sin colegio.

El principal problema de la falta de coordinación entre las vacaciones de verano entre padres e hijos es el qué hacer con ellos mientras se está trabajando. Por suerte, cada vez existen más campamentos destinados, entre otras cosas, para solucionar este tema. Los hay de todos tipos: con pernoctación, sólo de día, en inglés, específicos de deportes, etc.

¿Es bueno ir a un campamento? En mi opinión, siempre que el niño esté preparado, sí. A todos los padres y madres se les encoge un poco el alma al ver a sus niños marchándose en el autobús, es posible que sea la primera separación donde el pequeño duerma durante varios días seguidos fuera de casa, y los niños también lo pueden pasar mal durante el día de antes de irse, e incluso le puede costar acostumbrarse durante los primeros días. Pero siempre que el niño haya mencionado que le gustaría irse de campamento (y padres estén de acuerdo), considero que va a aprender muchas cosas y le va a servir mucho para desarrollarse como persona.

Por un lado, además de todos los conocimientos que va a adquirir en el campamento, aprende a convivir con sus amigos, y también conocerá mucha gente nueva con la que puede hacer buenas amistades. Con ello se fomenta que sea más generoso, desarrolle estrategias para solucionar conflictos que le pueden ir surgiendo día a día, y sea mucho más autónomo, ya que es él quien se tiene que ocupar de cuidar su ropa, material, etc.

Por supuesto, al volver a bajar del autobús de vuelta, siempre va a traer muchas, pero muchas historias, canciones que se acabará aprendiendo toda la familia, y, si ha salido todo bien, muchas ganas de volver a repetir el año que viene.

En mi opinión no existe una edad específica o adecuada para empezar a ir de campamento, depende de la madurez del niño y de sus necesidades. Para los más mayores, y siempre si se puede por el poder adquisitivo familiar, me parecen muy interesantes los campamentos en el extranjero, donde el niño se puede ir a otro país, conocer otras culturas, e incluso vivir en otra familia durante unos días, como puede ser en Inglaterra, Francia o Irlanda.

¿Cómo hacer más amena la “despedida”? En este caso, para los padres, pensad que el niño va a estar muy bien cuidado, con sus amigos, a pesar de que resulte duro separarse, es bueno para él. Por supuesto, también es un buen momento para hacer actividades en pareja.

Para el niño, especialmente si es muy pequeño, hacerle ver que a pesar de que se vaya de casa, si él necesita cualquier cosa, siempre se van a poder en contacto con los padres, es bueno elegir juntos el campamento, verlo por internet y enterarse de  las actividades divertidas que se van a hacer. Es positivo hacerle ver que se le va a echar en falta, pero no de manera negativa, sino como una forma de hacerle confortable la vuelta, y darle un sentimiento de pertenencia a la familia.

Y por supuesto,en este blog me refiero a las actividades mientras los padres no pueden estar con los niños por trabajo, pero dentro de lo posible, hacer actividades en familia siempre viene bien, desde irse juntos de viaje, no importa la distancia, los días o el lugar, ya que se trata de compartir tiempo libre y actividades placenteras, dar paseos, ir al cine, a la piscina, etc.

En el próximo blog intentaré hacer un Vol. II de cosas que se quedan en el tintero y me parecen interesantes.

¡Nos leemos la próxima semana!