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El Medio Ambiente: Derecho de las Generaciones Futuras

Antonio López

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El pasado día 5 de junio celebramos el día mundial del Medio Ambiente. Respecto al mismo, nuestra Constitución, en su artículo 45, recoge las grandes líneas que han de informar el régimen jurídico medioambiental en el estado español.

Según el citado precepto, “Todos tiene el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado (...), así como el deber de conservarlo”. “Los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos los recursos naturales...”.

Como señala el Catedrático de Filosofía del Derecho, Profesor Doctor Puy Muñoz, el ejercicio de un derecho y el cumplimiento de un deber muestran un mismo fin en los elementos que los componen: el bien común. El bien común presenta un doble matiz, por un lado, como límite al ejercicio de un derecho mientras que, por otro, es la finalidad que han de alcanzar los poderes públicos en el ejercicio de sus funciones, ya sea a corto, medio o largo plazo. Así pues, las acciones y proyectos que lideren las administraciones no sólo afectan a derechos individualmente considerados, sino también a derechos de carácter colectivo y, dentro de éstos, podemos destacar los llamados derechos de las generaciones futuras, es decir, las expectativas y prerrogativas no de la sociedad presente, sino de la que está por llegar.

El derecho al Medio Ambiente no es una excepción. Si los ciudadanos o las Administraciones no extremamos la conservación de los parajes naturales, corremos el riesgo de generar un perjuicio para las generaciones futuras. Si nuestra relajación en el cumplimiento de las obligaciones que marca el artículo 45 arriba reseñado origina un perjuicio al Medio Ambiente, no sólo estaremos dañando nuestra calidad de vida, sino que también estaremos restringiendo el derecho al disfrute del medio ambiente de las generaciones venideras.

Córdoba es una privilegiada en cuanto a legado medioambiental se refiere pues ostenta un “tesoro verde” en forma Sierra que abarca prácticamente el 40% de su término municipal. Una gran parte de la Sierra de Córdoba ha sido declarada zona LIC (Lugar de Interés Comunitario) por la Unión Europea, paso previo para la incorporación en la RED NATURA 2000 que recoge los espacios naturales con mayor valor medioambiental del viejo continente. La inclusión de nuestra Sierra en esta red reportaría importante beneficios para nuestra ciudad, pues sería zona preferente para la recepción de ayudas medioambientales europeas y, además, Córdoba estaría recogida en los diferentes catálogos turísticos de los países de la unión, lo cual sería un impulso muy importante para uno de los sectores económicos más importantes de nuestra ciudad: el sector servicios, cuya situación se encuentra íntimamente unida al devenir del turismo.

Sin embargo, para que dicha inclusión en la RED NATURA sea una realidad plena, es necesario poner en práctica un Plan de usos y aprovechamiento de la Sierra, instrumento que ha sido objeto de amplios debates en nuestra ciudad. A pesar de las promesas electorales del anterior equipo de gobierno municipal y de las buenas intenciones del actual cuando estaba en la oposición, el discurrir del Plan de la Sierra de Córdoba está siendo lento y tortuoso. No dudo de la buena intención de los políticos que nos gobiernan en esta materia pero los múltiples frentes abiertos y la maraña competencial existente entre Junta de Andalucía y Ayuntamiento propician que, una vez más, tengamos que dar la razón al saber popular cuando afirma que “del dicho al hecho va mucho trecho”. Se han dado importantes pasos pero aún quedan pendientes de resolución múltiples cuestiones como la total y completa delimitación y amojonamiento de los caminos públicos, la situación medioambiental y urbanística de los Baños de Popea, la contaminación y sobreexplotación sin control de los acuíferos, las urbanizaciones sin licencia y sus planes de autoprotección contra incendios forestales, las talas y deforestaciones indiscriminadas, los impactos visuales por alambradas, vallados, construcciones, etc.

En definitiva, el Día Mundial del Medio Ambiente es una buena fecha para recordar la obligación legal y moral que los poderes públicos, y los propios ciudadanos, tenemos con la conservación y sostenibilidad del Medio Ambiente, siendo necesario que este sentimiento se mantenga vivo durante los 364 días restantes del año, aunque no haya fotos ni actos oficiales. Es nuestro derecho y el derecho de las generaciones futuras. Merece la pena que luchemos todos juntos por ello

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