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Y de guarnición... ¿qué pongo?

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Vanesa Cortés

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No todo iba a ser criticar a las patatas congeladas, que por cierto se merecen el juicio y obviamente, el destierro al cubo de la basura de una manera inmediata. Me gusta aportar ideas, y en este caso es necesario, porque parece que nos quitan un “supuesto alimento” y ya no tenemos nada que comer. A la pregunta de ¿y si no debo comer patatas prefritas congeladas, ahora qué como? Pues a eso nos vamos a dedicar en esta entrada, a mostrar alternativas ricas, saludables, fáciles y lo mejor de todo, confeccionadas por alimentos de verdad.

No voy a hablar de ensaladas porque de ellas ya hablé, y es más, las confeccioné como un todo global para que con una bien elaborada nos sintiéramos saciados a la par que nutridos en nuestro “maravilloso y agradable verano”. Aunque eso sí, el comer a diario una porción de verdura cruda es maravilloso y recomendable (ahí lo dejo) y es más, además de las guarniciones, animo a que siempre haya un cuenco con ensalada variada en nuestra mesa.

¡Comencemos!

Además de un arroz integral hervido y salteado con ajitos o unos pimientos asados, estas guarniciones vestirán de lujo vuestros platos. Su dificultad es muy baja, por lo que ya no hay excusa para no dedicarle un poquito de tiempo a ellas:

Calabacín salteado. Doramos un par de dientes de ajo, añadimos calabacines cortados en bastoncitos o rodajitas, a gusto del consumidor. Salpimentamos al gusto y rehogamos hasta que estén hechos.

Patatas a lo pobre saludables. Troceamos las patatas como para tortilla, junto con una cebolleta y un par de pimientos verdes. Ponemos un poco de aceite en la sartén, las rehogamos y ponemos a fuego lento. Añadimos un poquito de agua, tapamos y cuando estén casi tiernas tapamos para que el agua se consuma.

Coliflor salteada como si fuera arroz. Este es uno de mis últimos descubrimientos, y he de decir que está riquísima. Troceamos la coliflor en un procesador de alimentos, el tamaño que debe quedar es un poco más grande que un grano de arroz. La salteamos con un par de ajitos doraditos en un par de cucharadas de AOVE, tapamos unos minutos y ¡voila! Como consejito para los infantes, si lo ponéis en un molde, lo cubrís de tomate frito (casero por supuesto) es un trampantojo de arroz a la cubana. Por intentarlo no perdemos nada ¿verdad?

Pisto rápido. En un perol de esos que todos tenemos en casa con sus lunaritos blancos, añadimos AOVE (poca cantidad), cebolla, pimiento, calabacín, berenjena. Salteamos un poco a fuego lento. Le agregamos tomate natural triturado y lo dejamos que se vaya haciendo despacito, sin prisas. Salpimentamos al gusto, le ponemos un par de huevos a la plancha y hemos comido como reyes.

Menestra apetecible. Vamos a usar una bolsa congelada. Troceamos una cebolla y salteamos en la sartén hasta que esté tierna. Añadimos la menestra, un chorreón de vino blanco, salpimentamos y dejamos que se haga “a su amor”. En unos minutos estará lista y no tendrá nada que ver su sabor con el que estamos acostumbrados. Otra opción, en vez de ponerle vino, es rehogarla con unos ajitos y pimentón y hacerla como indique el fabricante.

Champiñones o setas naturales. No cuesta nada trocear unas setas o champiñones, rehogarlas con puerros, ajo o cebolla y servirlas de guarnición o aprovecharlas para un revuelto.  Iba a decir que empieza la época de los níscalos, boletus y demás maravillas, pero cantemos “que llueva que llueva la virgen de la cueva” porque se están haciendo de rogar.

Opciones hay muchas y formas de prepararlas también. Estas son sólo unas ideas para salir de la rutina y de los productos prefritos y procesados. Recomiendo por encima de todo utilizar las verduras frescas o congeladas, ir al mercado y acostumbrar a los más pequeños pronto a una alimentación saludable.

¡Hasta la semana que viene!

“Con huerta y verdura, alejas la sepultura”. Refrán popular.

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