El abogado Marcos Santiago aborda en su nueva novela la soledad en la era digital y la discriminación que late en la sociedad

Amor sin género. Así se titula la última novela que acaba de publicar el abogado penalista cordobés Marcos Santiago en la que ha dejado sobre el papel su visión sobre la soledad en la era digital y la discriminación que aún sufren muchas personas homosexuales. La novela presenta a dos protagonistas que encuentran amor y comprensión el uno en el otro, trascendiendo el género, incluso en un entorno carcelario.
De la mano de Ánfora Nova, Santiago también recuerda la pandemia, aquella crisis sanitaria de la que tan solo han pasado cinco años y que ya nos suena a lejano; la dependencia de los hijos adultos hacia sus padres mayores y los delitos cibernéticos, que son cada vez más comunes, asegura el abogado. Una novela, la sexta, que bebe mucho de su profesión y que no deja de lado por la escritura porque es la que le da “de comer”.
PREGUNTA (P). ¿En qué momento llega ahora esta novela?
RESPUESTA (R). Veo todavía que hay en nuestra sociedad unos nuevos discriminados, ¿no?, que son las personas que, quizás, por su timidez, la escasez de oportunidades o porque el mundo es cada vez más difícil, se están apoyando en las nuevas tecnologías y en los ordenadores como si fueran su mejor y único amigo. Entonces, hay una soledad tremenda. Son personas que se sienten incomprendidas en el mundo real y se van al virtual; una soledad que, paradógicamente, ha traído la inmediatez de las nuevas tecnologías. Así veo yo la sociedad y lo percibo mucho en la calle al ser abogado penalista. Hoy día, en pleno siglo XXI, hay personas homosexuales que se sienten incomprendidas. Ellos son rechazados no solo por quienes no los conocen, sino también por muchas personas que los conocen, los maltratan y se aprovechan de ellos.
P. Los dos protagonistas de esta historia son, por un lado, una persona solitaria y, por otro, un homosexual que ha sido maltratado a lo largo de su vida por serlo.
R. Sí. Los dos están solos y se encuentran como en una especie de milagro porque, incluso en los escenarios más duros y perversos, puede haber una luz de Dios. Lola Lolo siempre estuvo muy incomprendido por su condición de homosexual maltratado y Fede lo hacía contra sí mismo por su incapacidad para relacionarse con las mujeres. Entonces, él, a pesar de no ser homosexual, encuentra el verdadero amor y cariño en Lola Lolo, independientemente de su género. El amor, como los ángeles, no tiene sexo. Lola Lolo se convierte en la única persona que ha entendido a Fede y que lo ha amado de verdad, y Fede encuentra a un hombre que lo respeta, que es lo que nunca se había encontrado a lo largo de su trayectoria vital. Para ellos, la cárcel se convierte en un mundo perfecto, pese a estar encerrados. Hay una letra flamenca que dice “en un cuartito los dos, veneno que tú tomaras, veneno tomaba yo”. Esta novela es así.
P. En la novela también abordas el amor incondicional de los padres hacia sus hijos.
R. A mí me gusta ser muy actual. Me gusta la historia y de lo que de ella puedo aprender para vivir un presente más preparado. Entre el pasado, el presente y el futuro, yo me quedo con el segundo. Por ello, he querido trasladar a la novela los tiempos convulsos que estamos viviendo en los que hay personas de 50 años que, desgraciadamente, viven con sus padres. Dependen de sus progenitores, que ya son mayores. Además, veo que eso les ocurre, sobre todo, a hombres, no sé por qué. También he querido recordar lo terrible que fue la pandemia, que es ahora cuando se está empezando a escribir de ello. Miles de personas mayores murieron por serlo, no por otra cosa. Fueron abandonadas. Parece que ya se nos ha olvidado lo mal que lo pasamos durante la pandemia y creo que no hemos sacado conclusiones. La pandemia unió al mundo y demostró que las fronteras son una mentira. Y, sin embargo, acaba la pandemia y empiezan las guerras por todo el mundo. La gente no ha aprendido nada.

P. No vamos a desvelar la historia sobre la que se sustenta la novela, pero sí podemos contar que todo surge tras una estafa online. ¿La sociedad es cada vez más confiada?
R. Yo creo que sí. En esta novela ha tenido mucho que ver mi profesión, está claro, y hay un gran ejército de delitos que ya están aquí y que van acompañados de las nuevas tecnologías. Las estafas están a la orden del día y lo malo de esto es que policías, jueces y fiscales son un número finito. Antes de la revolución de internet, ya hacían falta medios, así que imagínate ahora. Ahora hay los mismos policías enfrentándose a un mundo delincuencial infinito. Como dejemos todo en manos de la policía y los tribunales, mal.
P. Es vital trabajar el uso de las tecnologías tanto en el ámbito educativo como en el familiar.
R. Pero ya no hay tiempo para la reflexión, ya hay que actuar. Reflexionar es hacer futuros delincuentes a corto plazo. Hay que prohibir los móviles en las clases y los padres tienen que hacer cursos para enseñar a sus hijos porque todos somos niños con las nuevas tecnologías.
P. Publicas esta nueva novela de la mano de Ánfora Nova.
R. Yo he tenido muy buena experiencia con las editoriales con las que he trabajado: con la de la Diputación de Córdoba, Andrómina, Almuzara y ahora con Ánfora Nova, que es una editora de mucho prestigio a nivel internacional y que el año pasado recibió la Medalla de Andalucía de la Junta. Después, Pilar Távora, una amiga de la infancia, ha hecho la preliminar y Antonio Moreno Ayora, el prólogo. Además, en este novel hay un aspecto muy bonito y es la cantidad de empresas que me han ayudado, como Grupo Góngora, Subastas Magna, La Chiquita de Quini e Injupisa. En esta ocasión, los patrocinadores han sido la Universidad de Córdoba y la Fundación Cajasol. Por otro lado, ha habido muchas personas que me han dado su punto de vista, como el periodista Aristóteles Moreno, Julio Algar, el escritor Antonio Varo, José Cortes, José Santiago y Nati Navarro.
P. En Amor sin género también hay un reducto de crítica a la complejidad y a las imperfecciones del sistema judicial y penitenciario. ¿Cuánto de realidad y ficción hay?
R. El mundo del delito es muy complejo y complicado, y claro que hay imperfecciones, pero porque nuestro sistema es deficiente. No damos abasto. El ser humano privado de libertad es muy complicado; los reos se vuelven más radicales y de ahí nacen la tensión y los altercados que vemos en las cárceles.
P. Ahora estamos viendo un repunte de casos en la de Córdoba. O, al menos, se están conociendo más.
R. Mira, todos los sábados voy a la prisión y esto mismo lo comentaba con un funcionario. ¿Sabes lo que me dijo? Que muchos más casos tendrían que salir en los medios de comunicación para que la gente sepa lo que están pasando. Esa fue la contestación.
P. Y, ¿cómo se trabaja así?
R. Con valentía y oficio, pero, sobre todo, con mejores condiciones y con más funcionarios.
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