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Efímero bacalao breve con compota de asamblea y ragú de pretencioso previsible

José María Martín

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Si ayer por la mañana hubiera apostado lo habría hecho a la opción de que Ganemos iba a entrar a formar parte del gobierno de izquierdas en el ayuntamiento de Córdoba. Estaba casi convencido de que iba a ser así, pues al análisis personal sumé el testimonio de algunas personas implicadas en el asunto. Todo eso hizo que conformará en mi cabeza esa opción como altamente probable. El día de las elecciones participé en una porra en la redacción acerca de los resultados del 24M en la capital cordobesa y fallé estrepitosamente. Eso demuestra que el hecho de estar teóricamente cerca del hipotético centro de decisiones políticas puede hacer perder la perspectiva, o tal vez ni siquiera podría decir perderla al no haberla tenido nunca.

Ganemos, en una asamblea donde votaron unas 250 personas, decidió ayer quedarse en la oposición. Los argumentos a favor y en contra se fueron sucediendo en ese foro. Yo no soy quien para juzgar lo ocurrido (el resultado ajustado, el extraño y previo reparto de funciones con varias áreas partidas como un puzzle de difícil montaje, las dudas de algunos para dejar votar a todos, la extraña presencia de otros en la asamblea, las influencias regionales, la confianza, la desconfianza, la valentía, la cobardía, la prudencia), no pienso juzgar, prefiero mirar y contar lo ocurrido, pues esa es mi profesión. Y los tiempos que corren obligan a mirar desde otra perspectiva pues las actitudes podrían considerarse, como vemos, infrecuentes en antiguos modelos de escenarios de negociación, infrecuentes por la escasa duración de las líneas rojas que en tres días han pasado a ser menos gruesas y más rositas. El pacto del bacalao, como tantas otras cosas del presente, fue efímero.

En este tiempo de zozobra y de resituarnos es el momento, a mi juicio, de tener la mente abierta para lo que venga. Sólo así, con cierta capacidad para tomar distancia y tiempo para analizar las cosas, es como podremos ser más ciudadanos de nuestro tiempo. Y por favor, si es posible, no nos atosiguen en las próximas horas con el “yo ya lo sabía”, “estaba claro que esto iba a ocurrir”, que eso es muy feo y creerse siempre en posesión de la verdad es pretencioso y maleducado.

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