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El juego de conservar o progresar

Foto por Lindsay Henwood en Unsplash

Javier Jiménez

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Os habéis parado a pensar; ¿qué es el futuro? ¿Es algo que depende del tiempo? ¿Mañana será futuro? o seguiremos todavía en el presente. ¿El año que viene será futuro? o aún será presente.

El ser humano vivió durante milenios en las cavernas por lo que no podemos decir que hubiese mucho futuro en sus vidas. Sin embargo, por lo que sabemos,  el tiempo corría igual de rápido que ahora. 

Si en educación, por ejemplo, se siguen dando clases en el siglo XXI, prácticamente igual a como se hacía en el  siglo XIX. ¿Podríamos decir que el tiempo ha avanzado para la educación?  Han pasado dos siglos pero, ¿la educación ha llegado al futuro?

El futurista Peter Thiel, en una crítica a la innovación en Silicon Valley dijo: “Nos prometieron coches voladores y nos dieron 140 caracteres”.

Exacto, el futuro no depende el tiempo. El futuro son un conjunto de hechos que diferencian una realidad presente de otra que pudiese darse más adelante.

Ahora imaginaros dos escenarios. Una persona que vive bien, y otra que vive mal. Lo que quiera que signifique vivir bien o mal para cada persona.

¿A cuál de las dos personas le interesa más avanzar y cambiar su presente por un futuro?

Avanzar hacia el futuro trae al menos dos cosas implícitas; cambio e incertidumbre. El primero cuesta esfuerzo y normalmente dinero y el segundo es la base fundamental del miedo. El miedo a perder más de lo que se va a ganar, o incluso perderlo todo.

Ahora imaginaros una balanza en la que en un lado se pone lo que se puede ganar dentro de la mejora específica que puede tener un individuo. Y en el otro lado, lo que te puede costar, combinado con la incertidumbre que esto conlleva a que en un escenario futuro y diferente, incluso pudiese perder todo mi estatus.

¿En qué lado estáis?

Los emprendedores suelen prometer cambiar el mundo y, torpemente, abusan a menudo de la palabra “disrupción” en sus exposiciones. La gran mayoría de inversores odian esa palabra. Mas bien la temen. La situación presente le es favorable, van ganando el partido, ¿De verdad queremos provocar un terremoto?¿por qué cambiar? ¿Por qué dar crédito a alguien o algo que podría desafiar mi estatus futuro?

En definitiva, los pobres tienden a querer progresar y arriesgar todo, y los ricos, tienden a querer conservar lo que tienen y arriesgar poco, al igual que un equipo que va perdiendo juega al ataque, y un equipo que va ganando juega a la defensiva.

Parece lo más sensato.

Pero, en un mundo donde el escenario cambia todo el rato, donde el futuro se acerca a pasos de gigante, donde ya existen al menos 3 startups con bastantes posibilidades de disrumpir tu sector, donde hay más pobres que ricos tratando de producir un futuro que les sea favorable; 

conservar no parece la estrategia ganadora.

La ventana de Overton.

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