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Sobre este blog

Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

El Papa 'woke'

El difunto papa Francisco con Robert Francis Prevost.

Alfonso Alba

10 de mayo de 2025 21:42 h

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Ya pasó con Francisco y está pasando con León XIV: los sectores más conservadores de los autodenominados católicos son los que más los atacan. De Robert Prevost ya hemos leído lo de “Papa woke”, ese presunto insulto de la derecha más extrema hacia todo lo que consideran progresista. Prevost ha sido muy crítico con la política migratoria de Trump y Francisco ya dijo que lo de construir un muro era lo menos cristiano del mundo.

La Iglesia Católica es muy compleja y ha funcionado históricamente con unas dinámicas muy difíciles de entender. Su gobierno, desde Roma y bajo un régimen absolutista en el que un Papa es elegido de por vida con un poder enorme, es de todo menos democrático, por mucho que un grupo de señores mayores se hayan encerrado rodeados de obras de arte para votar. A veces, desde Roma han salido los discursos más arcaicos y conservadores, que fueron escuchados y seguidos al pie de la letra por millones de fieles. En Italia, por ejemplo, los católicos tenían prohibido votar al Partido Comunista. Y en ocasiones, unos mensajes que viniendo de dónde venían producían el efecto contrario.

El catolicismo ha sido una religión que hasta hace poco ha tenido el monopolio en una quinta parte del Planeta, pero lo suficientemente heterogéneo para que en su interior cupiesen las ideologías más diversas (como el peronismo en Argentina). Pero fue a mediados de siglo cuando un Papa breve, Juan XXIII, lo cambió todo. En Córdoba, por ejemplo, uno de los círculos culturales más progresistas y más antifranquistas fue el que precisamente llevaba su nombre.

Aquel Concilio Vaticano cambió muchas cosas. A su calor surgieron los famosos curas rojos, esa presunta contradicción en el seno de la Iglesia Católica. Y los misioneros que salían alrededor del mundo con otro objetivo más allá que el de expandir la religión católica: seguir al pie de la letra el Evangelio para ayudar a los pobres, a los desfavorecidos, a los desgraciados. A los parias. A los mismos a los que se dirigían, entonces, los partidos comunistas.

León XIV viene de ahí, de esas misiones en comunidades extremadamente pobres, donde es más importante comer que comulgar. Ese “olor a oveja” del que hablan los pastores de la Iglesia, los que quizás huyen de los lobos de Europa occidental, los de los golpes de pecho, que nunca pusieron la otra mejilla sino que se convirtieron en auténticos martillos de herejes.

Que León XIV no cae bien en la derecha más extrema es obvio leyendo lo que ha ido publicando desde hace un año InfoVaticana, un medio asociado a la familia Ariza, la de Intereconomía que apadrinó el nacimiento de Vox. El partido que más crucifijos ha exhibido pero que con un discurso claramente en contra de la inmigración menos cristiano se está demostrando.

Francisco intentó acabar con esa iglesia tan conservadora sin provocar un cisma. Para hacerlo se fue a los márgenes, a los lugares donde los misioneros se manchan los hábitos de barro y donde dan verdadero ejemplo de entregar su vida a los demás. Se quedó a medias, aunque poco antes de morir tuvo tiempo para expulsar al Soldadicio, una organización extrema precisamente en Perú, un club privado de abusadores que escondían sus fechorías bajo el paraguas del catolicismo.

A estas alturas, comienza a quedar claro que aquellos que dicen ser algo, los que abusan de la hipérbole, suelen ser precisamente los que menos creen en ello. Los que se plantan a rezar rosarios ante la sede de un partido, a exhibir públicamente su fe para que todo el mundo los vea (como cuando era necesario comer mucho cerdo o trabajar en sábado para que no te acusasen de judío) o a decir que los católicos son los que representan la fe verdadera o los auténticos perseguidos del mundo son los que menos caso le hacen a un evangelio que seguido al pie de la letra siempre será revolucionario. O woke.

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Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

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