Licencia para tirar petardos y para casi todo
Si ustedes no tienen graves problemas de oído (por graves problemas me refiero a una sordera absoluta) habrán notado que estas fiestas están siendo algo más que ruidosas. El estallido de explosiones (algunas llegan a hacer vibrar los cristales de cualquier casa) en cualquier parte de la ciudad es algo que no está pasando este año inadvertido por nadie. El domingo, por aquí mismo, mi amiga y admirada Elena Medel ya se hacía eco del apocalipsis petardero de estos días. Léanla y verán que no exagero.
Pues bien. Todo en la vida tiene una causa. Si hay droga es porque alguien la consume y, sobre todo, alguien la vende. Si hay petardos es porque alguien los vende y a alguien le hace feliz esa simpleza de explotarlos y asustar a una legión de perros felices que viven en Córdoba. Es la ley de la oferta y la demanda. ¿Y quién vende? Pues no me atrevo a escribir que todos los petardos que estos días estallan en Córdoba salgan del mismo arsenal pero imagino que bastante culpa tendrá la nave del polígono industrial de la Torrecilla que vende productos pirotécnicos. Sepan ustedes que esa nave carece de permiso para hacerlo y también de licencia de apertura, pero que sigue vendiendo petardos y suministrando a pseudo adolescentes de material explosivo. Alguno perderá un dedo o una mano. O peor, hará que la pierdan otros. Entonces será tarde para prohibir la venta y más para sancionar a los que arrojan petardos.
En estos días también se están arrojando no sólo petardos sino algún otro tipo de excremento humano en los alrededores de una famosísima discoteca en los alrededores de Huerta de la Reina. Los vecinos están desesperados. Desde que abrió en septiembre, no han dejado de llamar a la Policía Local y de presentar denuncias ante la Gerencia Municipal de Urbanismo. De jueves a domingo (y ahora en estas fiestas va a ser prácticamente de domingo a domingo, salvando el miércoles) tienen que soportar un nuevo foco de diversión nocturna que les ha aparecido justo en la puerta misma de sus casas. La discoteca sigue abierta a pesar de que la Policía Local ha reconocido que no tiene licencia. Supongo que no la cerrarán nunca, como en el pasado se han cerrado otros locales que molestaban a los vecinos (¿se acuerdan ustedes del Long Rock del centro, por ejemplo?), y que mucho menos le meterán mano en estas fechas tan señaladas donde esperan hacer una millonaria caja que repartirán entre los pobres y más necesitados de Córdoba.
Imagino que el primer indignado por la venta de petardos sin papeles y el despacho de copas y música hasta altas horas de la madrugada sin permiso será el constructor, empresario y concejal Rafael Gómez Sánchez. Él fue el que cometió la gran ilegalidad urbanística de Córdoba, construir sin permiso municipal alguno más de 40.000 metros cuadrados de naves industriales. Ahora es concejal. Podrá decir que o todos o ninguno. Que porqué él no puede vender su amplia gama de productos Retier en las naves de Colecor por algo tan simple como no tener papeles y otros sí que pueden abrir discotecas y vender petardos.
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