Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
La falsa inseguridad
Todos hemos visto vídeos con peleas en El Arenal, a un joven bañándose desnudo en la fuente de la portada de la Feria, a porteros agredidos o, presuntamente, agrediendo. Hemos leído, y nosotros contado, la detención de dos jóvenes por agresiones sexuales. A un portero mordido por cuatro perros, a un caballo desbocado, a dos denunciados por miccionar delante de la Policía.
Pero la Feria de Córdoba es un lugar bastante más seguro de lo que parece. Y, sobre todo, de lo que era. Como el androide de Blade Runner, he visto naves arder más allá de Orión, reyertas mayúsculas y he escrito sucesos mucho más graves en otras ferias. Mi primera experiencia en la Caseta de la Juventud (que en paz descanse) fue la de entrar y ver cómo apuñalaban a un conocido. Y lo que vino después fue sangre, ambulancias, policías y desconcierto. Pero las cosas han cambiado bastante y la perspectiva del paso de los años indica que aunque parezca lo contrario la Feria empieza a ser otra cosa.
Cada día, se calcula que entran al Arenal unas 100.000 personas. Más de la mitad, calculo, ingieren más alcohol del que deberían. En cualquier otro evento, de cualquier otro país, con acceso, digamos, a las armas, eso sería algo peligrosísimo. El Arenal no tiene puertas ni controles. Entra y sale el que quiere y como quiere. Solo las casetas, que no todas, tienen porteros en la puerta. Eso es algo impensable en casi cualquier lugar del mundo. Pregunten.
Este año, y esto no lo sabe mucha gente, la Feria ha estado bastante videovigilada. La Policía, no vamos a decir dónde, tenía cámaras en lugares estratégicos en los que se pueden cometer delitos. Esas cámaras han sido vitales para detener, por ejemplo, a un agresor sexual. Y eso era algo que antes no existía.
Ahora, todos vamos con una cámara en el bolsillo. En cualquier momento en el que pase algo hay alguien dispuesto a darle al REC y viralizar lo que ocurra. Hace más de 20 años, o te lo contaban o lo veías con tus propios ojos. Y rara era la noche de Feria en la que no se veían algunas cosas.
En cuanto a las agresiones sexuales, tengo la sensación de que antes o no se denunciaban por miedo, por estigma, por falta de concienciación, por sentimiento de culpabilidad, o se dudaba hasta que eso fuera delito como tal. ¿Cómo lo voy poder demostrar? ¿Iba borracha? ¿Me creerá ese señor policía con bigote? Ahora, afortunadamente, hay mucha formación, mucha concienciación y, sobre todo, un empoderamiento que hace que comportamientos que sí que se daban en ferias del pasado se denuncien ahora como agresiones. Rara es la chica que era joven hace más de 20 años y no tenga una traumática historia en una noche de fiesta.
No creo que ahora los jóvenes sean peores que antes, ni mucho menos. Ni que la Feria sea más insegura. La sociedad ha cambiado mucho y es probable que también nuestro umbral de lo que es seguro y lo que no.
España tiene unos índices de criminalidad tremendamente bajos. Córdoba también. El país además tiene una de las leyes más restrictivas del mundo para la posesión de armas de fuego. ¿Se imaginan un evento regado de alcohol con 100.000 personas y un libre acceso en el que cualquiera pudiera portar una pistola?
Sobre este blog
Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
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