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Sobre este blog

Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

Esta columna la está escribiendo la educación pública

19 de septiembre de 2021 06:00 h

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No quiero hacer spoilers, pero sin volverme loco en La Casa de Papel hay varias cosas que me fascinan. La principal, quizás, que hayan convertido en hitazos históricas canciones partisanas y de la izquierda mundial. Pero la que más, desde luego, son unos guiones imposibles y espectaculares que son uno de esos pequeños milagros de este país: Javier Gómez.

La entrevista de hace semanas que le hizo Mara Torres con motivo del estreno de la última temporada de la serie española más vista en el mundo nunca jamás (poca broma) dejó una enorme cantidad de titulares de un periodista que ha hecho un poco de todo (desde presentar el tiempo de La Sexta hasta producir para el Hoy por Hoy de la SER). Pero con el que más nos sentimos identificados fue con su férrea defensa de la educación pública.

“Cuando mando un guión a Los Ángeles, lo ha escrito la educación pública española”.

Ahora que se ha puesto tan de moda el mal llamado ascensor social, hubo en tiempo en el que los niños de los ochenta, los que no teníamos que estar ahí, pudimos llegar lejos gracias a la educación pública. Tuvimos profesores que nos motivaron, que nos ayudaron y que nos aconsejaron. Recibimos unas becas (escasas) que nos permitieron estudiar. E incluso trabajando mientras estudiábamos (yo tuve hasta suerte de no hacerlo en bares, sino en periódicos) porque la beca no nos daba para mucho. Conseguimos entrar en universidades donde, también con limitaciones, no nos faltaba de nada. Y que nos enseñaron a pensar. Lo de trabajar ya era cosa nuestra.

A mí, por ejemplo, en la universidad no me enseñaron cómo ser periodista. Pero sí que para ser periodista se necesita quizás todo lo demás que me enseñó la universidad: pensamiento crítico, conciencia, una cultura general y global, contacto con los diferentes e incluso con todo tipo de clases sociales.

En 2001 recuerdo que la ministra de Educación Pilar del Castillo tramitó una reforma de la ley universitaria a la que nos enfrentamos. Llegamos a estar un par de meses en huelga, hubo encierros, manifestaciones y muchas protestas que no sirvieron de nada. La mayoría absoluta del PP de Aznar aprobó una ley que comenzó a convertir las universidades en otra cosa: una fábrica de futuros trabajadores, y no de ciudadanos.

Hoy, parece, que tener un máster que cuesta mucho dinero te abre muchas puertas laborales. No engañaré a nadie que eso es una gran mentira. Son un gran negocio que no suelen servir para nada. Al menos en las empresas que yo conozco. O que estudiar en un centro privado da un estatus y que la pública se está quedando para los pobres.

Es probable que en la pública muchos profesores hayan perdido la vocación. Espero que sean muy pocos. Porque los que solo podíamos estudiar en la pública y le debemos tanto no seríamos nada si no hubiesen existido esos maestros que tanto nos marcaron la vida. Ahora que empieza el curso y tantos profesores se reintegran en sus puestos solo les pediría que por muy poca vocación que tengan piensen en que tienen en sus manos cambiarle la vida “a los hijos de los de abajo”.

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Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

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