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El capote

Alfonso Alba

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Lo que ha pasado esta semana en el Pleno del Ayuntamiento con el caso de Miguel Ángel Blanco y la falta de consenso es una de las situaciones más lamentables de las ocurridas en los últimos años en Capitulares. La palabra más repetida en los comentarios a la noticia era “vergonzoso”, sin concretarlo en ningún sujeto concreto. Y una muestra de una torpeza política de dimensiones épicas que ha provocado una innecesaria tensión que no ha venido a arreglar nada. Más bien al contrario.

Hay buena parte de la izquierda a la que le gusta embestir los capotes con que le cita la derecha. El caso de Miguel Ángel Blanco ha sido uno de ellos. La moción planteada por la Fundación Miguel Ángel Blanco podría haber sido modificada, pero el PP se opuso, consciente de lo que iba a pasar: que ni Ganemos ni IU la iban a apoyar. La jugada, dicen los que saben de esto, era dejarlos al margen de la unidad en torno a la lucha contra lo peor que le ha pasado a la Democracia española: tener que luchar contra una banda de asesinos, ETA.

La inteligencia política decía que daba igual apoyar la moción, que condenaba a los que no condenan la violencia en el País Vasco y que apoyaba la lucha antiterrorista de los últimos años (la de los primeros años dio vergüenza). Si Ganemos e IU hubiesen apoyado la declaración institucional, se hubiese leído y nadie, creo, habría llamado insensatos a los concejales por apoyar ese párrafo, que tampoco es que dijera nada tan grave.

Vamos a imaginar: se pacta la declaración institucional como venía, o se agrega al sargento Ayllón, cordobés asesinado por ETA. ¿El titular al día siguiente? Ninguno. Me juego un brazo, vamos.

Luego ya llegó el espectáculo. La moción no se pactó y no se podía debatir. Y el PP, en protesta, se levantó y se fue, dejando el Pleno medio vacío y sentando un precedente. A partir de ahora, ¿qué tiene que pasar para que los concejales se levanten y se vayan? Antecedentes de alcaldes y alcaldesas cortando micrófonos hay, y muchos. Decenas, diría yo. Casi nunca, que recuerde, se levantó nadie por ello. O si lo hizo se levantó y volvió en la siguiente moción.

Lo peor: después de todo, al día siguiente todos los concejales guardaron cinco minutos de silencio en la puerta del Ayuntamiento en memoria de Miguel Ángel Blanco, donde se leyó además una declaración pactada por la FEMP.

¿Tanto para esto?

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