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El #burrogate

Alfonso Alba

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Antes, los juicios paralelos existían pero no iban tan rápido. Ahora, en menos de lo que uno tarda en escribir un tuit ya tenemos a un culpable. Lo vimos el viernes a primera hora. Un hombre empotró su coche cargado de bombonas de butano contra la sede del PP. A los pocos minutos trascendió que era un empresario aragonés arruinado por las políticas del Gobierno. Un rato después ya no era empresario, sino un parado de larga duración y depresivo.

En Lucena ha pasado algo parecido en el caso del #burrogate , la muerte de un pollino del portal de Belén viviente instalado por el Ayuntamiento en pleno centro de la ciudad. Al principio, se publicó que la Policía investigaba si la muerte de un pequeño asno de apenas cuatro meses de vida podía guardar alguna relación con unas imágenes que habían estado circulando vía whatsapp por media Lucena: un vecino, entrado en carnes, subido sobre un burrito. La noticia era esa: se investigaba. La foto, desde luego, era informativa. Pero no decía nada más por si sola: un señor gordo subido encima de un burro.

En poco tiempo, y conforme la historia fue llegando a lejanas redacciones a Lucena, la noticia fue tornando. Directamente se publicaba que el burrito había muerto aplastado, al señor de la foto se le quitaban los píxeles de la cara para que se le reconociera perfectamente y comenzaba un juicio paralelo salvaje que lo convertía en culpable mientras no se demostrase lo contrario.

Al día siguiente, la Policía Nacional detuvo al hombre y lo acusó de un presunto delito de maltrato animal. En su nota informativa dirigida a los medios de comunicación, la Policía ya decía que las cosas no eran como se habían contado. Primero, el burrito muerto no era el que aparece en la foto bajo las ingles del supuesto culpable. Era otro. Una cría, al que un testigo vio cómo el detenido lo apartaba a patadas. De hecho, se le detuvo por eso, por si el pequeño asno había muerto de los tremendos golpes que un testigo dice que le dio al animal.

Pero la investigación avanzó y concluyó que según un estudio forense posterior pudiera ser que la causa de la muerte del burrito fuese una diarrea, provocada, probablemente, porque había sido destetado antes de tiempo para ser colocado en el portal de Belén de Lucena.

Lo único claro era que el burrito no murió aplastado y que los titulares que convertían en culpable al señor de la foto (que si se demuestra que mató a patadas al burro será culpable de un delito de maltrato animal y tendrá el mayor de mis desprecios) eran falsos. Nadie ha pedido perdón por ellos. Dudo que alguien lo haga.

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