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¿ Eres CI o DEC?

Ángel Ramírez

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Estoy aquí mirando el jersey de miguillas, y escucha tú los cuellos que les han puesto este año a los jerseys, que parecen de medio duques o qué se yo. Sin saber por qué he terminado en la planta Joven de este centro comercial del cual dice la leyenda que no habla mal ningún medio de comunicación en España (a partir de ahora CI), y no ha sido culpa mía, en estos días de Navidad uno sale a la calle y puede aparecer en cualquier sitio, es como si nos moviéramos todos en cintas mecánicas, o bailando la conga de Jalisco, ese rito de transición que no sé yo en qué está pensando la antropología social contemporánea.

No aprendemos lo duro de nuestro destino ni la insignificancia de lo humano leyendo a Jean Paul Sartre, lo hacemos las primeras veces que vemos a nuestros padres bailar la conga de Jalisco en alguna celebración. No hay construcción simbólica de la autoridad, respeto largamente mantenido que soporte eso, creo que mi primera mirada independiente sobre el mundo es precisamente ésa, decenas de adultos en un salón lleno de mesas con manteles blancos repletos de lamparones buscándose para trotar haciendo el trenecito mientras suena no sé qué del conejo de la Lole. Y a partir de ahí todo ha sido empeorar. Esas traumatizantes primeras veces separamos el género humano en dos, los que bailan la conga y los que no, y nosotros juramos que seremos siempre de los segundos. Con el tiempo ocurre como con ese cigarro de los exfumadores; era solo uno, por celebrar y mañana se acabó… Cuando te descuidas ya te has vuelto un asiduo de sacar ahora la pierna izquierda, ahora la pierna derecha, con las manos en la cintura de quien te toca delante, follow the leader y todo eso. Y realmente estás todo el tiempo pensando a ver cómo sales, escaneas mentalmente el salón a ver cómo te descuelgas sin que cante mucho, sin resultar antipático. Alguien va y te coge y te mete, y tú por no ser antipático… no ser antipático es una de las principales fuerzas que mueven el mundo, no ser antipático mueve montañas, claro, que qué necesidad hay de mover montañas, si las dejáramos tranquilas nos iría mucho mejor. Yo me he dado cuenta de esto hace poco y me estoy quitando, así que estoy de un malafollá que asusto, me encanta ser antipático, por otro lado y como consecuencia de esto me ha dado por tener razón, no se puede tener todo en la vida.

Pues a lo que iba que soy una disgresión tras otra, que al entrar yo en la planta Joven de CI lo primero que me pregunté es qué es para esta gente ser joven, esta gente decidió qué y cuándo era la Navidad, la primavera, la vuelta al cole, y la Semana de China en Córdoba y todos lo hemos dado por bueno, así que lo que decidan qué es ser joven es importante. Por la ropa y complementos que veo en la planta creo que la traducción es ser un ser vivo, con alguna actividad orgánica, y con menos de 52 cms de perímetro abdominal. Cuando dejas de ser esto ya te conviertes en institución, puro soporte simbólico, y entonces tienes que ir a la planta de Caballeros donde te amortajan para que representes adecuadamente la cosa esa varonil y autoritaria.

Mira que no está mal de precio del todo, sigo sin ver lo del cuello, aunque en el fondo creo que me estoy engañando, debe ser efecto de la musiquilla, el aislamiento y este nerviosismo en mi entorno que te mueve a gastar, porque yo no soy uno de éstos. Hay dos tipos de hombre en España, los CI y los DEC (acabo de salir de unas elecciones, y todavía estoy binario). En este bosque de jerseys de punto (aquí es imposible pasar la transversal de género, lo siento Octavio) pienso que estos de aquí son los del punto frente a los del algodón, visten como  si fueran estudiantes de Cambridge y Oxford en las series históricas británicas, calzan zapatones con punta con los que parece imposible caerse y preparados para pisar callos con eficacia. Son muy de guantes, bufandas, sonrisas y suficiencia. Los DEC empiezan por los pies, porque visten como estuvieran preparados para salir por patas en cualquier momento, así que lo primero son las zapatillas. Flexibles, ligeras, más acostumbrados que están a que los pisen que a pisar, después el resto es todo algodón. Visten como para esconderse, sudadera, capuchas, imaginando que hacen deporte. Y ésta no es mala estrategia porque si te compras unas zapas adecuadas para andar tres horas al día bajo la lluvia, en suelos duros, con cámara de aire y refuerzo en el talón, imagínate cómo van para estar dos horas sentado tomando cervezas y perol en la plaza Abades, sales de ahí descansado, como si empezaras el día. La cosa es que creo que soy más DEC que CI y la dependienta lo ha descubierto y me mira mal. Voy a dejar por aquí el jersey sin doblarlo que hay mucho barullo y voy a ver si diseño un plan de evacuación y salgo por patas, que a estos sitios se entra fácil pero después no hay manera de salir. Feliz año.

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