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Vivir y dejar Vivir

María Isabel Martínez

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La sociedad es curiosa porque gira en torno a las modas. Las modas van y vienen, algunas se quedan, otras desaparecen, unas te dejan huella, otras no…. pero todos tarde o temprano terminamos por sucumbir a alguna.

Ahora, vivimos un momento crianza natural, crianza con apego, porteo, colecho, lactancia y crianza basada en el respeto para nuestros niños….cosa que siempre ha ocurrido, aunque no lo llamábamos así ni le dábamos tanto bombo y platillo, todo sea dicho.

Mi entrada de hoy no está dedicada a este tipo de prácticas o modelos educativos, los cuales comparto, y he practicado en mis crianzas (aún sin saber que serían moda más adelante, parece que fui una adelantada...) pues considero que un niño siempre merece respeto y debe ser educado en base a una escala de valores que marcará toda su vida, y también necesita  cariño y muchas cosas más, además de límites ¡¡ojo!!

Mi entrada está dedicada a los radicales. ¿Qué son los radicales? Los radicales son colectivos o fracciones de ellos, normalmente alternativos, que hacen del colecho, porteo o lactancia su modus vivendi y su instrumento de coacción. Muchos de ellos educan en casa, no vacunan a sus hijos y van un poco contracorriente, según las modas. Y no digo que esto esté mal, en absoluto, es más, me parece perfecto y LO RESPETO y creo que si uno tiene claro lo que quiere, pues palante. Tampoco es esto lo que quería resaltar, que me parece muy digno.

A lo que yo hoy dedico mis pensamientos positivos es a esa manía que tienen algunos de esos colectivos radicales de sacar a relucir el “estás conmigo o contra mí” como estandarte para hacer cruzada. Determinados de estos colectivos alternativos radicales (digo determinados porque no son todos, ojo, de hecho creo que son una minoría, pero hacen bastante ruido) practican esta doctrina con sus semejantes y ahí es donde me encantaría ver algo de “buen rollito y tolerancia”. Si tú quieres colechar o portear o dar el pecho a tu bebé hasta los cinco años, oye, me parece estupendo y  yo lo voy a respetar. Pero es curioso, que cuando nos ponemos en el otro lado, en el lado alternativo radical, esto ya no está tan claro. A menudo he visto madres absolutamente traumatizadas por estos colectivos, porque no han dado el pecho, porque no colechan, o porque no portean y son señalados hasta el punto de agobiar y minar autoestimas.

Digo yo…. ¿por qué no podemos vivir y dejar vivir? Para mí merece el mismo respeto una persona que decide amamantar como la que no, porque eso es una opción personal y voluntaria. La lactancia no siempre es lo mejor para una madre y un hijo, ya lo hemos hablado más de una vez, depende de las circunstancias y si no va bien, pues no va bien, por la razón que sea. Pero que esta circunstancia no me haga mirarte con diferentes ojos. Todo el respeto del mundo a tu decisión. Igual que si no te va el porteo, o no te va el colecho. ¿Por qué nos complicamos tanto la existencia?

Que tú quieres educar a tu hijo en casa y decides no vacunarlo…oye pues lo respeto. Lo puedo compartir o no, pero lo respeto. Pero si yo quiero llevar a mis hijos al cole tradicional o vacunarlos, o simplemente no amamantarlos, sólo te pido lo mismo, que lo respetes aunque no lo compartas. Así de sencillo.

Debemos por tanto sentirnos libres de críticas a la hora de elegir nuestras opciones, ya sean alternativas o convencionales. Y que esta opción no nos separe ni nos enfrente. Y os recuerdo que esto va por modas, lo que es válido hoy, ya no lo será mañana.

La mayor parte de las veces los colectivos radicales no son libres, porque andan hipotecados con sus cruzadas en contra de los que no son como ellos. Y eso, creedme…se te vuelve en contra tarde o temprano.

Vive y deja vivir.

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