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Vacaciones vs Veraneo

María Isabel Martínez

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Todo un año…tooooodo un interminable año esperando las ansiadas y merecidas vacaciones estivales para disfrutar del descanso, de la familia, de la lectura relajada, de aquellas actividades vetadas durante el resto del año, de la playita y del pescaito frito,  y en definitiva…de hacer cosas diferentes…¡¡o eso te creías tú!!

Tus vacaciones, perdón veraneo,  empiezan un mes antes (solo de pensamiento, lógicamente) porque tienes que planificar el viaje, las maletas, las actividades a realizar y la infraestructura general  del ansiado evento.

Comienzas por sopesar qué necesitan los niños para  estos maravillosos días de  playa y conste que no son las simples chanclas, bañador, gorra y camiseta a lo que estamos acostumbrados, ni mucho menos….porque nunca se sabe si mientras estás en tu apacible hamaca disfrutando de las olas y el sol radiante, pueda aparecer una ciclogénesis espontánea de esas que hacen volar las sombrillas y se pone el cielo negro y parece que se acaba el mundo….y los niños te pasen frío….o teniendo en cuenta que en la playa por las noches imperativamente refresca, aprovechas las últimas rebajas para cargarte de ropa (que no vas a usar) a precio de ganga tales como sudaderas y otros imprescindibles pa porsi…..porque la prevención nunca es mala compañera. Las madres somos así. Preparas ropa para los nenes para tres años de vacaciones ininterrumpidas sin necesidad de usar lavadora en todo este tiempo, aunque luego te vuelvas con más de la mitad de la maleta sin usar…pero siempre hay que contar con los imprevistos. De tal forma que cuando terminas de llenar la maleta con la ropa de los niños (dos mudas diarias más otra de refuerzo, sudaderas, ropa de playa, ropa de salida, ropa de parques, ropa, ropa, ropa…) ya no queda sitio para la tuya…y te conformas con echar un par de vaqueros y un par de camisetas (ya no cabe más) y te tiras todas las santísimas vacaciones con la misma ropa (que cuando ves las fotos a toro pasado parece que las has hecho todas el mismo día…y te has tirado quince en la playa). Como decía, la maleta queda abierta en mitad del salón dos semanas antes para cuando se te crucen los cables y te acuerdes de algo imprescindible para tus vacaciones, aquí te pillo aquí te mato. Imagínate la cara de tu estupendo el día del inicio de las vacaciones cuando al cargar el coche con lo preparado te pregunta si no vamos a volver, porque aquello parece más una mudanza que otra cosa. Ya le empieza a cambiar la cara y se va poniendo serio, mal empezamos….aunque tú tratas de justificar todos y cada uno de los bultos que llevas, es más… si los niños son pequeños a todo lo anterior añadimos cunas parque, bañeritas, esterilizadores y tengo amigas que hasta cargan con la Thermomix…..

Una vez realizado el desembarco en la ciudad de destino, comienzan tus relajadas vacaciones consistentes en cargar cada día con los niños, las hamacas, las sombrillas, los cubitos y palitas de la playa y la nevera con el agua, los zumos y la fruta,  a la que añades cervezas para que el estupendo no se te altere con semejante despliegue operativo. Ya llegas sudando de tanta actividad y eso que yo soy de las que va con el coche a la mismísima playa ( y si pudiera aparcarlo al ladito de la sombrilla…otro gallo cantaría) porque la vuelta andandito con los niños penosos del cansancio y la insolación, los cubitos y las palas (las cuales habían prometido que llevarían ellos) cuesta arriba (que se te hace, aunque no lo sea), sin aliento y con la garganta sequita (faltica cervezas) pal apartamento…. no se la deseo a nadie, francamente.

Añadimos que en la playa no has podido hacer otra cosa que estar pendiente de tus vástagos porque con tanta gente (es lo que tiene veranear en agosto) y teniendo en cuenta que los niños no se orientan lo más mínimo y que en la distancia son todos iguales…no te fías un pelo. Yo ha habido veces en las que mis ojos se han hecho independientes el uno del otro y me he sorprendido a mí misma mirando a uno pa la derecha y al otro pa la izquierda cual bizca….lo juro. El libro que te llevaste, lo traes de vuelta esperando mejor ocasión para su disfrute.

Hora de poner crema a los niños. Ya le has puesto una dosis en el apartamento (que esa tiene un pase) pero claro, como los dermatólogos te dicen que la refresques cada dos horas, no te libras de ponerle una segunda en el campo de batalla. Y ahora te aparece una croqueta emborrizada en arena a la que tienes que empezar por desincrustar la arena de su cuerpo para poderle reintensificar la protección. No hay cosa más desagradable que poner crema con arena.

Menos mal que el tema de los castillitos de arena suelen ser más proyecto de padres que de madres ( o al menos en mi caso) porque así es el único momento en el que puedes cerrar los ojos dejando la custodia de los hijos al estupendo y cuando los nenes te dicen: ¡¡mamá vamos a hacer un castillo en la arena con papi!! Yo siempre les decía:  ¿por qué no mejor la Sagrada Familia a escala? que el gótico churrigueresco sale bordado con la arena mojada…..¡¡¡agggg qué gustazo de media hora para ti solita!!! Aprovechas para broncear tu barriga, ya que normalmente solo te pones morenita por la espalda de tanto agacharte a ponerle la gorra a los inconscientes niños.

En fin, esto podría ser un día cualquiera de vacaciones, perdón de nuevo... veraneo, al que añadimos que tras llegar al apartamento tienes que guisar, lavar los platos (a mano, porque no siempre hay amado lavavajillas) y hacer las camas y pasar la fregona y poner lavadoras (porque al final las pones) …todo esto multiplicado por quince maravillosos e interminables días.... La verdad es que es algo ligeramente diferente al concepto de vacaciones que llevamos almacenado en el disco duro de nuestro cerebro.....Tanto es así que llegas a casa con las miras puestas en el ansiado día de la reincorporación al trabajo…¡¡¡agggg eso sí que son vacaciones!!

No obstante, los peques se lo pasan tan bien, que el año que viene repites con tal de verles las carillas felices, y entre tanta felicidad pueril algún espeto,  alguna cervecilla relajada e incluso con suerte, algún mojito en la terraza de tu apartamento con los niños ya dormidos y el cielo estrellado como techo cae para los abnegados padres, lo cual  compensa con creces….¡¡digo que si compensa!!

Y el año que viene…volvemos a aceptar playa como vacaciones.

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