Un Triunfo para Toda la Vida
Como no podía ser de otra forma, nuestra entrada de hoy está dedicada a la promoción de la Lactancia Materna (LM) debido a que creemos firmemente en este “proyecto” y a que nos encontramos en la Semana Mundial de la Lactancia Materna, celebrada en nuestro país cada año del 1 al 7 de Octubre (aunque en el resto del mundo se hace del 1 al 7 de agosto). El lema de la campaña este año da título a nuestra entrada y resume los objetivos de la misma: “Un triunfo para toda la vida”. Con ello se quiere concienciar a la población mundial de que dar teta salva vidas y de que los beneficios de la LM van más allá de ser solo un bonito acto de amor materno.
Hoy a nadie le quedan dudas de los beneficios que la LM ofrece a nuestros hijos, pero las estadísticas nos demuestran que aún nos queda mucho camino por recorrer. Según la Asociación Española de Pediatría, al salir del hospital, el 80% de las madres dan el pecho, aunque a los tres meses solo continúan con ella el 52.5% y a los seis meses la cifra se ha reducido al 36%, cuando la recomendación de la Organización Mundial de la Salud es mantener esta alimentación como lo natural en los primeros dos años de vida (inclusive, de forma exclusiva en los primeros seis meses).
¿Qué está fallando por tanto? ¿Dónde nos encontramos el problema? Yo estoy convencida de que es la Sociedad la que falla y me explico. Hoy las mujeres, la mayoría de nosotras tenemos acceso a la información a través de Internet, los Centros de Educación Maternal o los Grupos de Apoyo a la Lactancia, quiere decirse que la mujer que acaba de ser madre está convencida de que dar el pecho es lo mejor que puede hacer por su hijo y por ella misma, ya que salen del hospital dando el pecho 8 mujeres de cada 10. No obstante, tres meses más tarde, de esas ocho mujeres que amamantan ya han claudicado tres más y tres meses más tarde casi dos más. Es decir, que de cada diez mujeres sólo 3.6 siguen dando el pecho tras seis meses.
¿Razones?...pues parece ser que las debemos tener en la calle, en nuestras casas, cerca de nosotros... y no parecen estar ayudándonos a mantener vivos nuestros objetivos iniciales. Por un lado podría ser nuestro entorno más cercano. No encontrar apoyo en él es algo que nos hace más vulnerables a desistir, pues la mayor parte de las veces la madre se encuentra inmersa en una guerra contra el mundo para poder seguir amamantando a su bebé a pesar de sus propios familiares. Frases como “este bebé no engorda porque tu leche no es buena” o “ya no tienes suficiente leche, admítelo” o “mira el de tu hermana lo hermoso que se está criando con biberón” las seguimos oyendo a diario porque nuestras madres no han dado el pecho sino el biberón y entre nuestras abuelas y nosotras hemos perdido la conexión con la Lactancia Materna.
Recuerdo el caso de una paciente que me llamó para acudir al hospital, recién parida porque tenía dificultades con el agarre del bebé y le producía mucho dolor y estaba a punto de claudicar. Cuando llegué al hospital (os juro que no tardé más de media hora) nada más entrar me recibió el Consejo de Sabias, la madre y la suegra. Nada más verme la abuela materna se dirigió a mí y lo primero que me dijo a modo de sentencia fue: “ya ha decidido que le va a dar el biberón porque este dolor es inhumano y no tiene ninguna necesidad de pasar por esto” palabras textuales. El Consejo ya había fallado el veredicto. Yo aún no había cruzado sino un par de miradas con la pobre recién parida. La recuerdo sentada en su sillón, llorando a lágrima viva y ahogada en su propia falta de confianza e inseguridad y aun a riesgo de parecer una maleducada, me interpuse entre ella y las abuelas (dándole la espalda a éstas) y de cara a mi paciente. Entonces le cogí la mano, le miré a los ojos y le pregunté ¿Es esto de verdad lo que tú quieres? Y radicalmente me dijo: NO, YO QUIERO DAR EL PECHO A MI BEBÉ, PERO ESTOY HECHA UN LÍO. Entonces ni corta ni perezosa invité a las abuelas delicadamente y con muy buena educación a salir un momento de la habitación para charlar un rato con mi paciente. Colocamos al niño al pecho sin espectadores, valoramos el agarre y corregimos aquello que le estaba haciendo daño. Estuvimos casi dos horas juntas y ¡¡Ohh, sorpresa!! cuando ella misma me reconoció que ya no le dolía. Fue la primera vez que la vi sonreír. Reforcé su autoestima y confianza y recordamos todo aquello con lo que habíamos trabajado meses antes en la preparación al parto. Esta mamá consiguió dar el pecho a su bebé durante 15 meses. Esto sí que fue “un triunfo de esa madre para toda la vida” del que me alegro de haber formado parte.
Es por tanto muy importante apoyar a una madre siempre, y ante las dificultades, no tratar de salir por el camino más fácil. Si en el entorno de muchas mujeres no encontramos el apoyo y la ayuda que necesitamos, para eso estamos los médicos, las matronas y las asesoras de lactancia. Es fundamental ponernos en contacto de forma precoz para no dejar que la situación llegue a desbordarnos.
Los grupos de apoyo a la lactancia conforman la red de mujeres que nos ayudan a encontrar ese eslabón perdido entre nuestras abuelas y nosotras. Dar el pecho siempre ha sido algo cultural y las mujeres hemos aprendido a dar el pecho viendo a otras mujeres darlo, pero claro, esto lo habíamos perdido. Asistir a estas reuniones donde las mujeres amamantan con naturalidad y aconsejan a otras madres basándose en sus conocimientos y desde la propia experiencia hace que lactar sea mucho más fácil. Rehuyamos pues del ambiente hostil y busquemos el apoyo en otras mujeres.
Los pediatras son otro gran problema, maticemos, algunos pediatras, aunque por desgracia aún la mayoría. No existe una formación reglada en lactancia ni durante la carrera ni durante la especialización, por lo tanto los pediatras salen muy bien formados en cuestiones de niños tanto sanos como enfermos pero nada en temas de lactancia materna. Aquel pediatra que se motiva por sí mismo y busca su propia formación nos ayudará en nuestro camino, pero la inmensa mayoría de ellos, ante la dificultad, nos meterán la famosa ayudita (el principio del fin). Es una pena que esto no esté regulado y exista más formación obligatoria en una práctica que salva vidas y que disminuye la morbi/mortalidad infantil en todo el mundo.
Los bebés que han sido alimentados exclusivamente con leche materna en sus primeros seis meses de vida tienen 14 veces más de posibilidades de sobrevivir que los que no lo son. Y según la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año se salvarían más de 800.000 vidas infantiles si fuesen amamantados por sus madres desde el principio. No obstante, según la OMS, menos del 40 % de los bebés son alimentados al pecho en los primeros seis meses de vida.
Por otra parte, los niños amamantados tienen menos riesgo de padecer diarreas y neumonías (primera causa de muerte infantil en el mundo), además de menor riesgo de enterocolitis, diabetes, celiaquía, otitis, etc...¿sabéis el ahorro que supone en gasto médico la “no atención” a estos niños? ¿Nadie echa cuentas de esto?
Las industrias farmacéuticas invierten mucho, mucho, mucho dinero en fabricar la “leche sustituta perfecta” . Si invirtiéramos ese dinero en promoción de la lactancia…..imaginaos. Pero claro, la teta no es rentable, resulta gratis.
Tampoco ayuda las bajas maternales que obligan a la madre a incorporarse a su puesto de trabajo a las dieciséis semanas tras el parto y te dejas al bebé, que debería estar con lactancia exclusiva hasta los seis meses “abandonado a su suerte” o teniendo que hacer encajes de bolillos para congelar leche y descongelarla para que se la dé la abuela, en lugar de meterle la fruta y papilla que le ha recomendado su pediatra o la ayuda para mientras la madre está fuera de casa. No digo que se reivindiquen los dos o tres años de baja maternal que son una realidad en otros países europeos, pero al menos una baja mínimamente decente para alimentar correctamente a nuestros hijos...¿Es mucho pedir de seis meses a un año?
Se me ocurren muchas más razones que exponer, pero creo que se nos eternizaría la entrada y tampoco quiero aburriros. Así es que resumiendo, hoy por hoy son muchas las trabas que aún nos encontramos en nuestra sociedad para conseguir una lactancia prolongada y satisfactoria, pero hay que seguir luchando para que poco a poco todo cambie y se devuelva a la Lactancia Materna el lugar que le corresponde desde siempre.
Un triunfo para toda la vida, para nosotras, para nuestros hijos y para nuestra sociedad.
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