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¡No puedo con San Valentín!

María Isabel Martínez

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No puedo, de verdad. Se acerca el 14 de febrero y me va hirviendo la sangre lentamente….

Respeto y mucho a quienes lo disfrutan y celebran, pero yo lo tengo atravesado desde tiempos inmemoriales, sinceramente.

En primer lugar me parece un día absolutamente comercial y en segundo, absurdo. Sí ya sé, me vais a decir que el romanticismo ha muerto, pero no es así, sigue vivo y muy vivo aunque a mí me gusta disfrutarlo de otra forma, sin imposiciones, sin obligaciones.

Que  nos demostramos nuestro amor mutuamente, nos agasajemos con flores, bombones y detalles románticos, que disfrutemos de una cena romántica, me parece algo precioso, pero no ese día en el que parece obligatorio, sino en cualquier otro de los 365 días que tiene el año.

Precisamente ahí está la magia, en encontrar esa cita inesperada con tu pareja, un día cualquiera que surge así sin pensarlo. O recibir una flor recién cortada  y furtiva porque al pasar por este bonito parterre me he acordado de lo mucho que te gustan las lilas.....

Detalles simples en días simples, eso es para mí el romanticismo.

Una relación de pareja ha de mimarse cada día, no debemos olvidar alimentarla a diario con sencillos “te quiero” o cálidos y silenciosos abrazos. Miradas cómplices de admiración y decir lo que pensamos el uno del otro. A veces nos dejamos llevar por la rutina e intuimos que “el otro” sabe que le queremos y no es necesario recordar estas cosas, pero eso es un error. Debemos decirlo hasta la saciedad para que no quede duda alguna sobre la tierra. Y esto sería extensivo a nuestra relación con los hijos y seres queridos.

¡Cuánto bien hace un abrazo en un mal día! O simplemente un ¿qué tal, cómo te ha ido hoy? Nos hará sentir que importamos y que se preocupan por nosotros. Eso también es romanticismo. Demostrar con palabras y hechos que nos queremos cada día y no este día en concreto, en que sí o sí nos tenemos que empalagar de lo mucho que nos amamos.

¿Y si resulta que ese día no estamos de humor? ¿Y si esta cena romántica se nos vuelve en contra? ¿Y si me duele la cabeza? jajaja...

No me gustan las imposiciones, llamadme rebelde, lo sé, pero no puedo evitarlo.

Y no creeros que resulta fácil no claudicar ante semejante despliegue publicitario…que si díselo con un diamante, que si elige un perfume sensual para ella, que si sorpréndelo con una escapada romántica…. Todos los escaparates se llenan de corazones rojos y pétalos reverberantes que marea ya tanto amor.....tanto tanto, que mi maridito más de un año me pregunta: ¿Nosotros seguimos en nuestra línea, no? El pobre duda de si me habrán convencido, jaja…pues no, aún no.

A mí lo que me gusta celebrar es el día de “No San Valentín”, que son 364 días al año.

¿Y tú, qué celebras?

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