Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Lee ya las noticias de este sábado

Embarazo, Alimentación y Precauciones

.

María Isabel Martínez

0

Tras unos meses de parón por razones personales e imprevistas, con esta entrada pretendo retomar mi compromiso con mis incondicionales lectores -a los que aprovecho para pedir disculpas por mi ausencia- y conmigo misma. Y quiero hacerlo con un tema que sé que crea mucha incertidumbre en las embarazadas dado que me preguntan por ello cada día en consulta: precauciones en el embarazo con respecto a la alimentación.

Temas como ¿Hay que congelar la carne o el pescado? ¿Se puede comer jamón, embutidos o queso? ¿Hay que comer de todo o hay alimentos prohibidos? ¿Se necesitan suplementos en el embarazo? etc., serán abordados a lo largo de esta exposición (y alguna más, pues el “temario” es extenso) para tratar de aclarar las dudas al respecto y filtrar la avalancha de información contradictoria que recibimos cada día a través de Dr. Google y sus secuaces.

¿En qué debe consistir la alimentación de una embarazada?

Vamos a empezar por el principio. Lo primero es definir lo que es lo recomendable para una mujer que está embarazada y creando en su cuerpo una nueva vida.

¿Qué debe comer una embarazada?

Lo que todo el mundo: Comida sana, real y variada. Debemos eliminar productos ultraprocesados y centrarnos en alimentos reales: frutas, verduras y hortalizas, carnes y pescados, legumbres, frutos secos, grasas saludables (AOVE, aguacates, olivas), en definitiva, productos sin etiqueta y comprados en tu tienda de confianza. Si tomamos cereales, priorizar las versiones integrales, de mejor valor desde el punto de vista nutricional, aunque la recomendación es limitarlos en general. Eliminamos por tanto además de los ultraprocesados, la bollería, el azúcar (visible e invisible), la sal, las grasas trans, la comida basura y si es posible, no visitar demasiado los supermercados o en su defecto, hacer un máster sobre “interpretación de las etiquetas” (o lo que es lo mismo: ¿cómo evitar que nos engañen impunemente haciendo pasar alimentos insalubres por alimentos supuestamente beneficiosos) para hacer una correcta selección de nuestra cesta de la compra. Comer en función del hambre (no es obligatorio hacer un número determinado de comidas), beber en función de la sed y preferiblemente agua (tampoco aquí hay una recomendación concreta en lo relativo a la cantidad de agua al día). Evitar el alcohol, el tabaco y no pasar de 300 mg de cafeína al día (si se es cafetera). Cuidado con las infusiones, algunas son perjudiciales.

¿Por qué es tan importante esto? Porque no solo estamos hablando de la salud de la madre, sino de la de su hijo. Y es que hoy sabemos gracias a la epigenética, que lo que la madre come influye en lo que será su hijo mañana y las probabilidades de tener factores de riesgo para las enfermedades de la civilización (diabetes, obesidad, hipertensión, enfermedades cardiovasculares o autoinmunes, etc..). Ya lo decía David Barker: “lo que sucede en el útero materno es más importante que lo que sucede tras el nacimiento”.

Además de la alimentación, me parece interesante hablar de las medidas higiénico-dietéticas recomendadas encaminadas a la prevención de enfermedades de transmisión materno-fetal como la Toxoplasmosis o la Listeriosis y que tienen mucho que ver con la alimentación de la Embarazada.

Prevención de la Toxoplasmosis

Si estás embarazada, en la primera consulta con el ginecólogo, éste te va a pedir una analítica de sangre para ver tu estado general y en el que se incluyen la serología de hepatitis, SIDA y de algunas infecciones como la Toxoplasmosis o la rubeola, entre otros parámetros. En el caso de la Toxoplasmosis, si ya la has pasado, quedarás inmunizada y será muy difícil que la vuelvas a pasar, pero en caso de no haberla tenido conviene adoptar ciertas medidas para evitar hacerlo durante el embarazo, dado que podría generar problemas en el bebé (malformaciones) o provocar abortos.

En la Guía para la Prevención de los Defectos Congénitos, del Ministerio de Sanidad y diversas guías más como la Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria coinciden en  las siguientes precauciones a tener en cuenta:

  • Consumir únicamente carne cocinada a más de 70 ºC, o congelada a -22 ºC durante por lo menos 10 días.
  • No consumir embutidos, ni productos elaborados con carne cruda si no se congelan previamente (chorizo, jamón serrano...). El jamón serrano suscita algo de controversia, ya que parece ser que si está bien curado, no entraña riesgo de transmisión ahora bien, no se encuentran ciertamente evidencias escritas de esto último.
  • Limpiar bien los utensilios de cocina usados en la manipulación de productos cárnicos crudos (cuchillos) antes de un nuevo uso (cortar hortalizas, frutas que se toman crudas). No mezclar alimentos cocinados con otros crudos y manipularlos por separado.
  • Lavarse las manos después de haber manipulado cualquier tipo de carne cruda.
  • Lavar bien frutas, verduras y hortalizas.
  • Evitar tocar los gatos callejeros (ya que al parecer, los gatos domésticos no son vectores del toxoplasma gondii) y evitar el contacto con los excrementos del gato.
  • Evitar el contacto con material probablemente contaminado (macetas, tierra de jardín) y utilizar guantes para labores de jardinería.

Prevención de la Listeriosis

Al igual que la Toxoplasmosis, la Listeriosis puede provocar riesgos de malformación fetal o abortos y está causada por una bacteria llamada Listeria monocytogenes. Esta bacteria se encuentra en alimentos sobretodo de origen proteico y que se suelen comer crudos o poco cocinados. Para evitar riesgos de contagio y dado que la bacteria está ampliamente difundida en la naturaleza, se aconsejan las mismas medidas que hemos detallado para prevenir la Toxoplasmosis, además de:

  • No comer quesos blandos (Camembert, Feta, Brie) o enmohecidos (Roqueford, Cabrales, Azul) ni ninguna otra variedad que no esté elaborada con leche pasteurizada. No hay ningún problema en consumir quesos curados, requesón, quesos para untar o yogures que estén pasteurizados. El proceso de pasteurización elimina las mayor parte de las bacterias contenidas en la leche al ser sometida esta a elevadas temperaturas en corto espacio de tiempo.
  • No tomar leche cruda que no esté pasteurizada ni alimentos o platos hechos con ella.

Evitar pescados y mariscos ahumados (salmón, trucha, bacalao, atún, caballa...). Incluimos aquí, los ceviches o el sushi.

Prevención del Anisakis

El anisakis es un parásito que está ampliamente difundido en el pescado que proviene del Mar Mediterráneo. Se estima que el 30% del pescado que consumimos en España está contaminado por este parásito, por lo que es especialmente necesario establecer ciertas precauciones.

El anisakis es más frecuente en pescados como el bacalao, la sardina, el boquerón, el arenque, el salmón, el abadejo, la merluza, la pescadilla, la caballa, el bonito o el jurel.

El parásito se elimina congelando el pescado a una temperatura inferior a -20 ºC, durante al menos 24 o 72 horas,  o bien cocinándolo (mínimo 10 minutos) a una temperatura que oscile entre los 55 y los 70 ºC.

Pescado y Metales Pesados (mercurio, cadmio, dioxinas, etc..)

El Mercurio sabemos que puede atravesar la placenta y por tanto provocar alteraciones en el desarrollo neuronal fetal, por esta razón, en 2011, el Ministerio de Sanidad recomendó a las mujeres embarazadas y lactantes que restringiesen el consumo de especies como atún, pez de espada, tiburón y lucio, en definitiva, especies grandes con más capacidad potencial de acumular esos metales pesados, pero no hay ninguna recomendación en contra de comer especies más pequeñas como boquerones, jureles, sardinas, etc, eso sí congeladas previamente y cocinadas correctamente como ya hemos comentado.

Prevención de la Salmonelosis

Mismas medidas que para la Toxoplasmosis, sobretodo a la hora de manipular los huevos. Mirar que no estén caducados, lavar bien la cáscara (que es donde se encuentra la salmonella), descartar cualquier huevo que esté cascado y evitar que el contenido del huevo toque la cáscara (no separar la yema de la clara con la cáscara), además de recomendar que se cocinen muy bien (no han de quedar crudos) ni dejar las tortillas líquidas.

Recuerda por tanto lo importante que es comer sano y aunque tengas que hacer algún esfuerzo extra por seguir estas recomendaciones en tu situación y por el bien tuyo y de tu hijo, no te olvides de disfrutar tu plato cada día.

Os deseo una extraordinaria semana.

Adiós, hasta la próxima entrada.

Autor: Dra. Mª Isabel Martínez Muñoz

Médico Especializada en Educación Maternal y Recuperación Puerperal.

Especialista en Sofrología, Asesora de lactancia Materna y Educadora de Masaje Infantil

Directora del Centro de Educación Maternal C.E.M. Los Arcos

www.cemlosarcos.es

Etiquetas
stats