Los Reyes son mágicos. Y lo son tanto como para haber adelantado su llegada, si sabían que de otra forma los niños que los han esperado durante todo un año, no podrían saludarlos a su paso por una Cabalgata que, hoy domingo, hubiera necesitado del Arca de Noé para llevarlos. Dicen que se avecina el diluvio. Veremos. Si de no defraudar la ilusión de los que son nuestro futuro se trata, pues ¡bienvenidos fueran ayer los de Oriente!
Pero, claro, la llegada precipitada de los Reyes ha tenido consecuencias también imprevistas. A mí me pilló sin mi roscón encargado desde hace mil. Y es que todos los actos en la vida tienen sus consecuencias. Ibas a salir de paseo a las ocho y, al salir cinco minutos más tarde, es cuando te encuentras a esa amiga que llevabas años sin ver. El avión que se desvía solo un grado cambia completamente su destino.
Con los Reyes aquí desde ayer y con su trabajo ya hecho, el panorama de hoy es bien distinto. Por ejemplo, las reservas de mesa en los restaurantes del centro, agotadas para el día 5 desde hace meses ¿se mantendrán? El clásico de salir a comer o tapear con la familia, los niños y los amigos, el día de la cabalgata, además siendo Domingo y ultimar las compras… ¿en qué quedará? ¿Volaron esas comidas? ¿estarán hoy las tiendas abarrotadas como cada 5 de enero al paso de la cabalgata, pero sin cabalgata? ¿y qué hay de los roscones encargados que ayer no nos pudimos comer? Este 5 de enero se ha convertido en un agujero negro, imprevisible.
Bueno y no quiero ni imaginar todos esos padres y madres divorciados que regulan con minuciosidad con quien pasan los niños la tarde del día 5, si duermen o no luego con el uno o con el otro, o si el 6 de enero, al despertar, hay o no visita con el contrario, todo en función de la cabalgata y la noche de los regalos. El avión se desvió medio grado y ahora todos estamos en otro sitio distinto al previsto para hoy. Y puede que incluso sin roscón, como yo, a Cabalgata pasada y con los Reyes ya en Córdoba, aunque no sepamos dónde … ¿seguirán esperando desde ayer para repartir felicidad?
La vida se va desviando a cada paso que damos. A veces por decisiones o elecciones propias, a veces porque nos vienen impuestas desde fuera. Hoy es la prueba. Y cuando ocurre - así es la vida - el sentido común es lo más importante. Mucho más que el coeficiente intelectual. Lo tengo comprobado. El día a día requiere adoptar decisiones prácticas que son puro sentido común.
En casa ha amanecido hoy con mis regalos en los pies de la cama. Llegaron ayer los Reyes ¿no? pues a mí ya me han dejado mis regalos. Y el roscón, ese que ayer no estaba aún listo, lo voy a recoger en un rato y, tal como llegue, me lo como, sin esperar más. Ah y otra señal. La reserva imposible para comer hoy en mi restaurante favorito, supuestamente a pie de cabalgata, hace semanas que la tuve que adelantar a ayer sábado ¡Eso es tener suerte! Solo me queda que no diluvie esta tarde y salir de rebajas adelantadas. Todo es adaptarse, con sentido común y sin dramas.
Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada.
Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta.
¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.
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