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Sobre este blog

Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada. 

Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta. 

¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.

La nostalgia del fin del verano y el último beso

Imagen de la temporada 2018/2019.

Magdalena Entrenas

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El fin del verano siempre es triste, o eso decía Danza Invisible. Yo también lo creo.  El último podcast de mi querido Fernando Vacas con esa y otras canciones me ha puesto melancólica. 

¡Ay aquellos finales de verano en que se iba la anarquía jubilosa y volvía la triste dictadura de las clases! ¡O aquel de 1991 cuando tuve que volver a la trinchera de los juzgados y desprenderme de mi bebé de veinte días! ¡O aquellos de lágrima fácil y besos robados! ¡E incluso aquel de 2019 en el que puse fin a una etapa compleja de mi vida!

Y es que entre besos y fútbol me ha venido a la memoria aquella temporada 2018-2019, cuando fui la primera vez a una reunión de la Segunda División por el Córdoba Club de Futbol SAD. Sí, ese que todavía existe, pese a los intentos criminales de algunos y gracias a la mirada a otro lado de la Federación Española de Fútbol. Sí, esa sobre la que ahora corren ríos de tinta por nada nuevo. 

De aquella etapa me quedan muchos sinsabores, pero también la enorme satisfacción de haber hecho realidad en Córdoba el futbol femenino. Ese que, le pese a quien le pese, ahí está, como la puerta de Alcalá. Para siempre. O eso espero. 

El caso es que a aquella reunión para hablar de lo que se debatiría en la siguiente asamblea de La Liga y tantear el voto de cada cual, llegué tarde. Cuando abrí la puerta del salón reservado en un restaurante-asador de la capital -el olor a cochinillo se percibía desde la escalera- vi una mesa, una sola mesa, muy grande y cuadrada, en la que ya estaban sentados exactamente 21 hombres. Aunque el protocolo no escrito de esas reuniones impone saber quién va de cada club, la sorpresa en la cara de muchos la percibí como esa ola que de repente te sacude y te tumba. 

No sé si no me esperaban, o no esperaban a una mujer, o tal vez a una mujer más o menos rubia, más o menos delgada, con los labios pintados y tacón de 12 cm. Los cuchillos dejaron de pelearse con el cochinillo y las conversaciones y risas se detuvieron. De inmediato, uno de los comensales se dirigió a mí, me dio la bienvenida en voz alta y me invitó a sentarme y unirme a ellos. 

Después de no pocas anécdotas y situaciones que van desde lo kafkiano a lo patético, pasando por otras gratas y hasta felices que darían para un libro -¡quién sabe!-, hoy puedo decir que de aquella etapa y de aquella mesa aún conservo amistad y confidencias con algunos. Da igual si hoy se sientan en palcos de Primera División o si su club está ya finiquitado. Por cierto, Xavier, gracias por ese vermut que desde Reus me mandas a Córdoba puntualmente. 

Cuando juegas al fútbol como nuestras campeonas lo han hecho, cuando te levantas en una reunión y lo que dices está fundado, es producto del estudio y del sentido común, cuando el ensayo científico da positivo después de mucha investigación y dedicación, el género termina -y digo termina- por no importar. ¡Pero qué duro ha sido el camino y qué duro sigue siéndolo! ¡Cómo no va a serlo si aún hay quienes no entienden que el respeto a las mujeres exige escucharnos desde el principio, mirarnos con otros ojos, apreciarnos de otra manera y besarnos sólo cuando sea recíproco! 

Este fin de verano también es triste. Ese beso nos ha robado la alegría por el triunfo del fútbol femenino, ese por el que tanto algunas hemos peleado y sufrido. Fernando, te robo otra canción de tu podcast. Pasa la Vida. Un día pasa la gloria, nos ciega la soberbia, pasa la gloria y ves que de tu obra ya no queda ni la memoria. Rubi, así sea. 

Sobre este blog

Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada. 

Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta. 

¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.

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