Canción de una oveja frustrada
(Suena “country”, por si te lanzas...)
Pepa era una oveja, que cuentan que nació
en un corral de buena condición.
Y dicen las ovejas más sabias del lugar
que el rebaño de Pepa era un rebaño sin igual.
Desde muy pequeña Pepa aprendió a balar.
Balaba bien, balaba sensacional...
Y viendo sus pastores la buena condición
sentaron a las otras a escuchar con atención.
Pasaron los años y Pepa se hizo mayor;
había luchado mucho por un corral mejor.
Y viendo sus pastores su forma de destacar
llamaron a Pepa a una reunión pastoral.
- “Pepa, ten cuidado con tu forma de balar,
mira que a tus hermanas las puedes revolucionar;
si nuestro rebaño entre otros se distinguió
fue por ser rebaño y no llamar la atención“.
¡Vaya sorpresita! ¡Vaya sorpresón!
Pepa, la pobrecita, de piedra se quedó.
Ella que siempre había sido admirada por balar
o balaba bajito o la iban a callar.
La oveja muy indignada se prefirió marchar,
no sin triste sentirse por lo que dejaba atrás,
pero, para que todas recordaran tal cuestión,
Pepa dejó de herencia una sencilla canción:
Se acabó, se acabó ser oveja del Señor.Se acabó, se acabó... Tanta lana me ha dao calor. (Bis)Y además, digo yo: ¿Dónde va un rebaño sin un buen pastor?Se acabó, se acabó, se acabó.
— Cuando lo que falla es la gestión de marca ni identidad, ni estrategia... Experiencias para olvidar. Estas cosas pasan... (Desde dentro, con amor, El rotulador)
0