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El aficionado sospechoso

Luis Medina

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No es tan difícil de entender. Un proyecto deportivo definido. Eso es lo que quiere la afición. Ni siquiera que sea un proyecto potente. Ya ni siquiera se aspira a eso. Basta con que respete la identidad, fortalezca lo bueno, sea constante en su horizonte de mejora deportiva. E insisto en lo deportivo que, a nadie se le escapa, va unido a lo económico, pero nunca al margen de dicho parámetro, como no parece darse cuenta el actual mandatario del Córdoba CF SAD. Una empresa deportiva no se rige por los mismos códigos que una de otro sector. Mucho menos cuando buena parte de su salud institucional y también económica, depende de una masa social que debe sentirse identificada con lo que aprecia.

La masa social es la esencia, la aliada, la razón de ser de la existencia de un equipo. No es el enemigo. Desde los medios más afines al club (por decirlo eufemísticamente) y desde la propia institución se insiste en una especie de intencionada corriente de opinión que desestabiliza al equipo, que no rema en la misma dirección, y otros argumentos tan manidos como desenfocados. Y no es que la masa (en términos sociológicos) no actúe a veces de manera injusta o con inercias desproporcionadas. Eso es algo descrito por expertos en Sociología. Pero, por idénticas razones, es fácil encauzarla en la satisfacción si siente atendidas sus principales necesidades. La masa difícilmente toma una iniciativa. Suele actuar como reacción a lo que le afecta. Por ello, seguir haciendo sospechosa a la afición del páramo deportivo que es en estos momentos el Córdoba CF SAD es sencillamente inaceptable. Dele buen fútbol, demuestre voluntad por una propuesta deportiva coherente y con hambre y todo volverá a discurrir por un clima más que razonable. ¿De verdad no se da cuenta, Sr. Presidente? La afición, esa sospechosa, no entiende que tras sanear las cuentas con ingresos por taquilla superiores a los estimados y ventas muy superiores a las esperadas hace un año, la ficha de cualquier jugador sin especial historial sea inasumible. Que sociedades con menos socios y mayor deuda puedan seguir conquistando jugadores que el club blanquiverde no se puede permitir. Y todo aderezado por unas nuevas normas financieras para el fútbol profesional que deberían poner al Córdoba en una posición de privilegio para confeccionar su plantilla, cosa que hasta el momento no parece que vaya a ocurrir. Se ha desperdiciado el año del ascenso más barato (estoy convencido de ello), con una gestión deportiva que ha conseguido en un año natural pasar de disputar el play-off de ascenso a arrastrarse en un penoso fin de campaña y no disponer, a día de hoy, más que de un jugador del equipo titular del entrenador que propició la ilusión, a quien también se dejó marchar gratis. Incapaz de desligarse del actual entrenador, el enésimo fracaso auspiciado por las malas compañías, aún no se ha anunciado el nuevo, cuyo secreto a voces es que será Pablo Villa, del filial. Mientras, Anquela ha fichado por el Numancia. ¿De verdad el Numancia, con casi la tercera parte de socios, puede pagar mejor que el Córdoba? ¿U ofrecer un proyecto con más garantías?

¿Se sorprenden en el club de la escasa respuesta a un buen (todo hay que decirlo) diseño de campaña de abonados que se ha realizado a la desesperada? Llevamos tiempo avisando que despreciando lo deportivo la masa social se desangraría. De nada habrán servido las ventas de jugadores ni las taquillas de copa, ni los videos promocionales de mal gusto si el equipo pierde a la mitad de sus abonados. Lo que está ocurriendo nos da la razón. Y la traducción de los gestos de la expresión que tanto gusta decir el Sr. González (“hacemos gestión deportiva”) empieza a oler a venta. Ya se ha apresurado a desmentirla, presumiendo, por cierto, de varias ofertas. Pero leyendo entre líneas, alguna de estas ventas no igualaba siquiera la de Fede Vico. Un club que vale menos que uno de sus jugadores. González, que se siente tan poco querido, parece empezar a preparar su huida. Esta es mi opinión: Se irá cabeceando y quejándose de poco apoyo. Esa será su excusa. Pero económicamente no perderá, ni mucho menos. Por eso no ha vendido todavía. Porque las ofertas no le han satisfecho.

El club debe reaccionar. Parece que lo va a intentar en los próximos días. Acaban de anunciar a Benja, el primer fichaje esperanzador (con recuperación de rotura del ligamento cruzado mediante) y desmentido rotundo de venta (never, never, never). Incluso, poniéndonos interesantes, podríamos pensar en un volantazo de última hora en el asunto del entrenador.

Veremos. Nada me gustaría más que estar equivocado. Sería el primero en reconocerlo. Aunque creo que la entrada de hoy podría firmarla cualquier aficionado. Aficionado sospechoso, por supuesto.

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