Problemas sin interés
En España hay once de temas que no interesan. De hecho, pasan totalmente desapercibidos. Así lo apunta el último barómetro realizado durante el mes de febrero por el Centro de Investigaciones Sociológicas, más conocido como CIS.
Dicho órgano refiere que las guerras “en general”; el racismo; la salud; los problemas relacionados con la mujer; la influencia del euro en los precios; los problemas relacionados con el ocio de los jóvenes; el desastre del Prestige; el terrorismo internacional; las crisis alimenticias; la subida de los carburantes; y la sequía apenas carecen de interés.
En el estudio, identificado como el 2.978 del CIS y que corresponde al segundo mes del año, se señala que la principal preocupación para la gran masa social española es el paro, al que le suceden en segundo término la corrupción y el fraude.
Esto último, apenas sorprende a nadie, de hecho, casi parece obvio en los tiempos que corren. Lo verdaderamente preocupante es que de los veintiocho temas por los que se ha preguntado y que han sido catalogados por el propio CIS como problemas, once apenas resulten mínimamente relevantes.
Esta circunstancia eleva aún más la dimensión de la crisis de valores que vive la sociedad española. La más grave de su historia, sin duda. De entre esos temas, hay uno especialmente significativo que alude a los problemas de las féminas.
En el Día de la Mujer Trabajadora, que hoy se conmemora, casi parece una broma el hecho de que a nadie le interesen los inconvenientes de éstas. Denota una dejadez y despreocupación que da la razón a quienes dicen que España sigue siendo un país machista.
Y puede que así sea. Porque aquí aún no se ha reconocido el papel de la mujer y la importancia que ésta ha tenido en el desarrollo social, político y económico. La mujer ha arrimado igual o más el hombro que el hombre, y su esfuerzo aún sigue sin el reconocimiento que merece.
La mujer española es aquella que no entiende de crisis de valores, porque siempre está ahí. Siempre se le espera a sabiendas de que no reclama nada a cambio. La mujer española es la que ha compatibilizado la comandancia del hogar, de la familia y del trabajo sin apenas rechistar.
La mujer española es aquella que, con resignación, ha sufrido vilipendio del propio país que ha parido. Hoy por hoy, su figura, mediáticamente utilizada para hacer política, según apunta el CIS, no forma parte de los principales problemas del país. Y se quiere salir de la crisis…
Imposible. Para salir de ésta, España debe resolver, en primera instancia, todo lo que atañe a la igualdad de género, una materia en la que se ha evolucionado pero que aún no recoge garantías necesarias para de quienes han luchado sin remuneración alguna para que el Estado no se haya descuidado.
El concepto Mujer Trabajadora es una redundancia. La primera no se concibe sin lo segundo, pese a que ahora la mayoría mire para otro lado. Puede ser un problema sin interés, según el CIS, pero no dejará de ser un problema sin resolver.
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