Salud y empleo en la cementera Cosmos
En las últimas semanas hemos asistido a la fuerte campaña mediática de la multinacional Votorantim, titular de la única cementera situada dentro de un casco urbano en España, sobre su derecho a comenzar a valorizar residuos procedentes de plásticos agrícolas, lodos de depuradora y neumáticos usados.
Esta campaña ha arrastrado a buena parte de la plantilla que en la misma trabaja. Se ha generalizado el mensaje de que sus puestos de trabajo dependen de la incorporación de estos residuos como combustible en el proceso de fabricación. De una manera interesada la empresa ha conseguido que su mensaje de salud o puestos de trabajo, incineración o despidos de los trabajadores haya cundido en la opinión de las fuerzas políticas que firmaron el pacto por un aire limpio durante la campaña electoral de las pasadas elecciones municipales.
Sin embargo, el enfrentamiento entre salud de la población cordobesa y empleo en la cementera es falso desde todas las perspectivas en las que se examine. Además, deja fuera del debate aspectos tan importantes como la salud de los propios trabajadores que habrán de manipular los residuos y proceder a su incineración.
En cuanto al primero de los aspectos, multitud de informes de organismos internacionales llevan a la conclusión de que los auténticos nichos de empleo se encuentran no en el mantenimiento de las industrias contaminantes sino en los denominados empleos verdes. Es más, la introducción de medidas de seguridad en los actuales procesos de producción convencionales generan un volumen considerable de empleo. Estos datos se desprenden de los estudios elaborados por las propias organizaciones sindicales. Así, por ejemplo, apostar por las energías renovables de manera decidida podía crear 220.000 puestos de trabajo antes del 2020 (Renovables y Empleo 2007. Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud de CCOO (ISTAS). Continuando con estos ejemplos en el Informe Empleos Verdes del PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente) se afirma que de 2 a 3,5 millones de empleos en Europa y EE UU podrían generarse con inversiones destinadas a aumentar la eficiencia energética de los edificios.
Por el contrario, las industrias tradicionales se muestran cada vez más incapaces de crear empleo. Basta recordar la escasa plantilla actualmente ocupada en la cementera existente en Córdoba.
Para esta, que ha recortado el número de sus trabajadores de manera ininterrumpida en las últimas décadas, el empleo es una suerte de patente de corso que le permite incumplir las normas urbanísticas actualmente vigentes o que le facilita, con una menor contestación social, llevar a cabo actividades fuertemente perjudiciales para el medio ambiente. Recuérdese, por ejemplo, el impacto ambiental y contra el patrimonio histórico que supuso la apertura de una nueva cantera en la Loma de los Escalones.
Además, esta falsa dicotomía oculta la cuestión, anteriormente avanzada, del grave impacto que para la salud de los trabajadores conllevaría la introducción de residuos en el horno de la cementera. Para apoyar esta afirmación podríamos basarnos en el exhaustivo informe elaborado por CCOO en su guía sindical para el seguimiento y prevención de riesgos derivados de la coincineración en cementeras. En este informe se destacan las imprevisibles y graves consecuencias que para la salud de los trabajadores de las cementeras puede suponer el cambio de modelo hacia la coincineración. Asimismo, se denuncia que la salud de los trabajadores
nunca sea tenida en cuenta en los Informes de Impacto Ambiental, y que no se elaboren con carácter previo estudios sobre dicho impacto. Respecto a este extremo, esto es, la relación entre la actividad de las cementares y la salud de los trabajadores habría que comprobar si la coincineración supone un aumento de la ya alta incidencia de enfermedades profesionales de la fabricación de cemento. En el INCINERATION AND HUMAN HEALTH, encontramos referenciada una investigación, datada en 1989, sobre un aumento de hasta 3,5 veces de la probabilidad de mortalidad de cáncer de laringe en los trabajadores de una incineradora sueca.
En definitiva, la contraposición entre empleo y salud de los ciudadanos es falsa. Es el cuidado del medio ambiente y de la salud lo que generaría un mayor número de empleos. Asimismo, la salud de los trabajadores no puede subordinarse a los intereses de una multinacional con escasos escrúpulos en la búsqueda del objetivo aumentar sus beneficios como, desde hace décadas, está haciendo, según importantes informes internacionales, en distintos países latinoamericanos, donde incluso ha sido acusada de cometer, en repetidas ocasiones, crímenes socio-ambientales.
(http://www.oecdwatch.org/news-es/alcoa-y-votorantim-incumplen-directrices-de-la-ocde).
Juan Escribano Gutiérrez
Profesor Titular de Universidad de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
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