¿Tienes algo que decir y lo quieres escribir? Pues éste es tu sitio en Blogópolis. Escribe un pequeño post de entre cuatro y seis párrafos a cordopolis@cordopolis.es y nuestro equipo lo seleccionará y lo publicará. No olvides adjuntar tu fotocopia del DNI y tu foto carnet para confirmar tu identidad. Blogópolis es contigo.
La desafección política
Vivimos en un clima dominado por los bulos, las noticias falsas y la desinformación, que lejos de intentar convencernos de algo, sólo busca un cosa: la desafección política.
La desafección política no es simplemente un estado de ánimo colectivo, sino un fenómeno que puede ser, y así se está haciendo, deliberadamente explotado. En la actualidad, los movimientos populistas y de extrema derecha encuentran en ella un vehículo ideal para amplificar su alcance e influencia.
Una pieza clave de su arsenal retórico es la falacia “sólo el pueblo, salva al pueblo”. Este tipo de narrativa reduce la política a una lucha entre buenos y malos, presentando a los líderes populistas como los únicos intérpretes legítimos de la voluntad popular.
A continuación analizamos la desafección política como un fenómeno y una herramienta estratégica, destacando el papel de esta falacia en la construcción de la narrativa populista, los objetivos que persiguen, las implicaciones para las democracias contemporáneas y cómo contrarrestarlo.
La Desafección Política como Estrategia Populista
La desafección política es la desconexión emocional e intelectual de los ciudadanos respecto al sistema político. Esta pérdida de confianza puede originarse por múltiples factores, incluyendo la percepción de corrupción, la sensación de que las instituciones no representan los intereses de la ciudadanía y el desencanto ante la falta de resultados tangibles en las políticas públicas.
En este contexto, la desafección no se limita a una apatía pasiva; también puede convertirse en una rabia activa, canalizada hacia movimientos que prometen una ruptura con el status quo.
Cuatro son las posibles bases de la Desafección
1. Fallos del sistema político: casos frecuentes de corrupción, conflictos de intereses y promesas incumplidas, generan frustración y desconfianza.
2. Desigualdad económica y social: la creciente brecha entre ricos y pobres refuerza la percepción de que el sistema favorece a una minoría.
3. Globalización: los procesos globales son percibidos como responsables de la pérdida de empleo, identidad cultural y soberanía nacional.
4. Crisis de representación: los partidos políticos tradicionales son vistos como incapaces de ofrecer alternativas reales, profundizando el sentimiento de abandono.
¿Cuáles son las estrategias de los movimientos populistas para implementar un ambiente de desafección política?
En primer lugar realizan un ejercicio de magnificar la corrupción existente, generalizando casos específicos para presentar al sistema como irreparablemente corrupto. También acostumbran a presentarse como “outsiders”, asegurando no ser parte del sistema político tradicional, lo que refuerza su atractivo entre quienes buscan alternativas. Y todo ello, empleando un lenguaje simplista (Al reducir problemas complejos a causas únicas, por ejemplo, la inmigración, atraen a quienes se sienten desbordados por la complejidad del mundo político).
Con motivo de la DANA que asoló una parte de España en octubre de 2024, volvió a circular la frase "Sólo el pueblo, salva al pueblo" y que ha sido utilizada a lo largo de la historia como un lema populista, que exalta la capacidad colectiva de la sociedad para superar sus problemas sin necesidad de instituciones o liderazgos externos. Pero, entonces como ahora, no deja de ser una falacia, basada en tres pilares.
1º) Idealización del pueblo: se presenta al pueblo como un bloque homogéneo, ignorando sus diferencias internas en términos de clase, género, raza o ideología.
2º) Demonización de la élite: toda la culpa de los problemas sociales se atribuye a una élite abstracta y mal definida (política, intelectual o cultural).
3º) Centralización del liderazgo: se identifica al líder populista como la encarnación del pueblo, negando la necesidad de mecanismos democráticos que canalicen la diversidad de intereses.
Y esos líderes populistas utilizan una serie de Estrategias Retóricas como la apelación emocional, la frase “sólo el pueblo, salva al pueblo” conecta con emociones básicas como la frustración y el orgullo, simplificando la narrativa política. La creación de un enemigo común, las élites, reales o imaginarias, son señaladas como responsables de todos los males. Esto desvía la atención de problemas estructurales más complejos. Y un simbolismo poderoso, usando términos como “resistencia”, “soberanía” o “unidad” para movilizar a las masas y crear una narrativa de lucha heroica.
¿Cuáles son los objetivos de los Movimientos Populistas al promover la desafección?
Podemos resumir los objetivos en cuatro:
· 1º) Deslegitimar las Instituciones Democráticas
La narrativa de “sólo el pueblo, salva al pueblo” socava la confianza en las instituciones democráticas, como parlamentos, tribunales y medios de comunicación. Esto crea un vacío de legitimidad que los líderes populistas buscan llenar con su propio liderazgo.
· 2º) Concentrar el Poder en Líderes Carismáticos
La desafección política se utiliza para justificar la centralización del poder en una figura única. Este líder es presentado como el único capaz de interpretar y ejecutar la voluntad popular, reduciendo el papel de las instituciones.
· 3º) Polarizar a la Sociedad
Dividir a la sociedad entre “el pueblo” y “la élite” simplifica la política y moviliza a los votantes. Esta polarización también dificulta la creación de consensos necesarios para resolver problemas complejos.
· 4º) Justificar Reformas Autoritarias
El descontento y la desafección son empleados como pretextos para introducir reformas que restringen derechos democráticos, como la libertad de prensa, el derecho a la protesta o el equilibrio de poderes.
¿Qué implicaciones tiene la desafección política en la Democracia?
En primer lugar se produce una erosión del pluralismo. La idea de que sólo existe un “pueblo” homogéneo niega la legitimidad de otras perspectivas. Esto limita el debate y margina a grupos minoritarios.
Al mismo tiempo tiene lugar fragmentación del debate público, ya que la polarización fomenta un clima de confrontación, donde el diálogo se sustituye por ataques y descalificaciones.
También crece la vulnerabilidad a la Desinformación. La desafección política facilita la propagación de teorías de la conspiración, que refuerzan la narrativa populista y dificultan el análisis crítico.
Y por último, abren las puertas a la consolidación de reformas autoritarias.
Los movimientos populistas justifican sus acciones como “necesarias” para salvar al pueblo, debilitando la separación de poderes y las libertades civiles.
Llegados a ese punto podemos preguntarnos ¿qué estrategias podemos desarrollar para contrarrestar la desafección y las falacias populistas?
Hay que reforzar las instituciones democráticas, aumentando la transparencia (Implementar mecanismos de rendición de cuentas visibles para el público) y la participación ciudadana (creando canales de participación directa en la toma de decisiones).
Igualmente, tenemos que promover la Educación Cívica, focalizando la atención en el análisis crítico y en los valores democráticos.
Hay que reformar los sistemas de representación, mejorando la representación de las voces minoritarias y garantizando que las políticas públicas aborden las desigualdades estructurales.
Es necesario fomentar narrativas alternativas, que resalten la diversidad y muestren que “el pueblo” es una entidad plural, con intereses y opiniones diversas.
Y también es necesario que regulemos el Discurso Público, combatiendo la desinformación, creando alianzas entre gobiernos, medios y plataformas digitales para frenar las noticias falsas y promover el debate informado en espacios donde se valoren argumentos fundamentados, en lugar de emociones.
Por último, recordar que la desafección política no es un fenómeno nuevo en España: en los años sesenta del pasado siglo, Sabino Alonso Fueyo, director del diario falangista Arriba, se quejaba a Franco de las presiones que recibía de los distintos sectores y familias del Movimiento Nacional, hasta que el dictador cortó el asunto diciéndole: “Usted haga como yo y no se meta en política”.
Sobre este blog
¿Tienes algo que decir y lo quieres escribir? Pues éste es tu sitio en Blogópolis. Escribe un pequeño post de entre cuatro y seis párrafos a cordopolis@cordopolis.es y nuestro equipo lo seleccionará y lo publicará. No olvides adjuntar tu fotocopia del DNI y tu foto carnet para confirmar tu identidad. Blogópolis es contigo.
0