Veraneos 23. Coney Island
Imagina una playa en el barrio. Imagina San Agustín donde la iglesia es un balneario.
Imagina la plaza de Santa Marina a donde vas a tomar las aguas santas caminando por la calle mayor con una silla plegable sujetada a tu cadera.
Imagina que el Parque de la Asomadilla es de arena fina circundado de palmeras y con un bar de pescadores con barcas que todas se llaman “Santa Rosa I o II o III”. Imagina que llevas un jersey de rayas horizontales azules y blancas. Imagina que la cerveza está fría y el ron templado y dulzón.
Piensa en la playa de Brooklyn, Coney Island, y en su parada de metro. Compra un boleto de la tómbola, súbete a la noria, espera al atardecer a ver qué película ponen en el cine de verano.
Mira las piernas de esa chica del vestido rojo de lunares. Es tu vecina, ya se recoge.
Imagina La Caleta y una lasca de mojama. Unos altramuces. Las olas pendulares mojan tus pies en el Campo de la Verdad, como vienen se van.
Piensa en la posibilidad de una playa.
Imagina que besas el hombro salado de tu hija.
Y ten sed.
Ten la sed de todas las cosas.
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