Lo nuestro es permanente y revisable
La negra hija de puta merece dos tiros en la cabeza; por puta ella también, por venir aquí a follarse a quien pueda, por engañar a hombres gilipollas, por sacarles las higadillas, por quedarse con su dinero.Con su buen rollo detrás del mostrador del comercio o del bar, con su sonrisa de dientes blancos que nos embaucó (a unos más que a otros).Como otras que vienen de su puto país a invadirnos, llevárselo calentito y quitarnos el trabajo, los amores, los recursos, aprovechándose de todos y de todo lo que pagamos con nuestros impuestos.Putas ratas negras.Asesinas, además.
Y, por otro lado, ¿Quién puede matar a un niño? ¿Quién no ha visto “La jauría humana”?
Qué triste nuestra condición, nuestra existencia lamentable que no es capaz de levantarse contra el dueño de los invernaderos que nos explota, ni apretarle las tuercas a un ministro cuando pasa en su coche oficial.
¿Por qué pensamos con las tripas y la casquería de la tele y las redes sociales y no con el cerebro?
Hay que revisar de manera permanente estas cositas porque si no se nos van a enquistar y así todo seguirá jodido ad aeternum.
Ay, revíseme esa vaina, mi amol.
Que no se nos haga permanente, crónica.
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