Obviedades
"La ciudad es del peatón"
(Rosa Lara. Arquitecta municipal)
Esa obviedad que ve usted ahí arriba se cae por su propio peso. Y ha tenido que venir una arquitecta como dios manda para escribir en cinco palabras sencillas justo lo contrario de lo que hemos hecho durante décadas. La pregunta es muy simple: si la ciudad es del peatón, que lo es, ¿por qué diablos la hemos convertido en un territorio hostil para el peatón? La pregunta, seguramente, no tiene respuesta. Y si la tiene, casi es mejor no conocer los detalles.
El caso es que nos hemos tirado unas cuantas décadas construyendo ciudades inhabitables y ahora nos damos cuenta de que es preciso deconstruirlas para hacerlas habitables. Esta forma de discurrir tan extravagante solo puede pertenecer a la raza humana. Y decimos humana pero tampoco estamos muy convencidos del todo de que sea el término apropiado.
Aunque centrémonos. Si hace medio siglo llegamos a la conclusión de que el coche era un instrumento para hacernos la vida más cómoda, hoy esa afirmación se nos cae de entre los dedos. Quiere decirse que el camino más corto entre dos puntos en una ciudad ya no es ese amasijo de hierros, ruido, polución, agresividad y angustia vital que algunos todavía llaman utilitario.
Ahí tienen, por ejemplo, un caso práctico. Nos referimos al proceso de deconstrucción asombroso que ha sufrido la calle Cruz Conde por obra y gracia, por cierto, de la propietaria del titular de arriba. Hoy ya nadie duda de que esta vía medular de Córdoba es ahora una burbuja de paz donde usted puede pasear con sus chiquillos y su cuñado puede comprarse un jersey de punto sin que los vehículos lo arrinconen contra el acerado.
Pero para llegar a esta simple conclusión ha sido necesario durante años que arquitectas como la que hemos traído hoy aquí nos iluminen con una obviedad que se cae por su propio peso. Y por ahí, oiga, muy agradecidos.
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