Controles extraordinarios en el aceite de oliva
Hace unos días salió a la luz la noticia en prensa de que el Gobierno someterá al sector del aceite de oliva a un control extraordinario. Así pues, almazaras, envasadores, refinadores, entre otros operadores, se verán sometidos a una campaña de control extraordinaria, que según fuentes del Ministerio se desarrollará entre noviembre y mayo de 2013. Se van a efectuar análisis de los aceites de oliva para controlar su calidad, así como la trazabilidad del mismo y además se hará en coordinación con las Comunidades Autónomas, pues estas Administraciones tienen competencias en materia de inspección. La Secretaria General del Ministerio avanzó estas líneas de trabajo de su departamento, anunciando así mejorar los métodos de categorización y de análisis del aceite. Se pondrá en marcha un protocolo con el objeto de responder a las barreras comerciales al producto como las que han surgido en Estados Unidos.
No hay que olvidar que nuestro aceite de oliva, cada vez tiene más éxito en las exportaciones. España es el país que más exporta a China aceite de oliva y el segundo en exportación a Estados Unidos. Esperemos que ese celo expuesto por el Ministerio sirva para algo y ponga a cada actor del sector en su sitio.
Según el ministro de Agricultura Arias Cañete, el campo “es un soporte de nuestra prestigiosa alimentación y uno de los principales motores de la recuperación económica de España en particular, a través de las exportaciones, tanto a Europa como a países que demandan cada vez mas nuestros productos y elaboraciones”.
Bien, pues que apuesten decididamente por este sector. Porque debe trabajar para paliar los desequilibrios de poder en el seno de la cadena alimentaria, porque la diferencia entre la dimensión económica entre los agricultores y los últimos eslabones de la cadena es cada vez mayor. Últimamente estas desigualdades se acrecientan por el aumento de concentración en el sector de la distribución. Y estos desequilibrios de poder conllevan una presión continuada sobre los precios a la salida de la explotación. La Gran Distribución suele utilizar prácticas comerciales desleales, como por ejemplo la venta a pérdidas, pagos tardíos, retiradas abusivas de productos, etcétera. Y a veces realizando estas prácticas en detrimento de los principios y de los propios fundamentos del derecho de los contratos. Aquí sí que hay indulgencia por parte de las autoridades nacionales, ante esas prácticas abusivas y desleales.
El Ministerio tendría que trabajar, aparte de en esos controles de calidad, en mejorar el procedimiento de toma de muestras, así como coordinar la aplicación homogénea de la normativa en toda la UE e ir incorporando un programa de investigación de métodos, de forma que se pueda detectar las mezclas fraudulentas. En resumen, necesitamos normativas homogéneas y coherentes, pero a nivel comunitario, no vayamos nosotros a ser más papistas que el Papa. Normativas que incluyan parámetros novedosos, claros y avalados por estudios científicos.
De esta forma conseguiremos mantener la reputación de nuestros productos en los mercados.
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