La calidad en el aceite de oliva
Ayer fui a tomar café a la cafetería donde suelo desayunar habitualmente y me encontré al dueño, muy ufano y diligente, con una garrafa de aceite y su embudo, rellenando los botes de todas las mesas para cuando los clientes tomaran el desayuno. Algunos de los envases tenían ya los posos características que suele dejar el aceite de oliva al decantar, sobre todo si no ha sido sometido a procesos de filtrado. Es un síntoma no perjudicial para la salud, pero lógicamente afea y sobre todo al final hay ya una mezcolanza que no sabes realmente lo que estás comiendo.
Ahora que el Plan de Acción del Sector del Aceite de Oliva del comisario europeo Ciolos está en los alto de las mesas de negociación sería interesante reconocer la importancia y la oportunidad que representan, ante los muchos problemas que tiene el sector, todas las aportaciones en aras de mejorar la calidad. Y sobre todo en corregir la desinformación que tienen la mayoría de los consumidores.
En los últimos años el sector ha realizado grandes esfuerzos económicos en mejorar la calidad del aceite de oliva sin reconocer prácticamente por el mercado y por los consumidores todos esos desvelos. En aras de la calidad habría que modificar e incorporar algunas cuestiones a este Plan. Por ejemplo, habría que reforzar y poner en marcha una investigación científica rigurosa, aprovechando la I+D+i, para encontrar métodos con que detectar las mezclas de aceite de oliva con otros aceites vegetales y que de una vez por todas se puedan verificar con certeza el porcentaje de la mezcla.
Por supuesto, habría también que aprobar una reglamentación rigurosa sobre las posibles modificaciones de los parámetros químicos, para mejorar la calidad y la pureza de los distintos tipos de aceites de oliva. Para ello habría que homogeneizar el panel test públicos y privados, sobre todo para que este método de clasificación del aceite de oliva, se aplique con los mismos criterios en toda la Unión Europea y por todos los países miembros del COI.
Otro aspecto que suele inducir a error en los consumidores es la aclaración sobre algunas denominaciones del aceite de oliva. Virgen Extra, Virgen, aceite de oliva, refinado, de orujo, no hacen sino confundir. Sobre todo la clasificación de aceite de oliva –contiene exclusivamente aceites de oliva refinados y aceites de oliva vírgenes-, y que incluso se complica aún más cuando le añaden las características organolépticas de “suave” e “intenso”. Yo me he encontrado aún por ahí a personas que siguen utilizando el término de aceite puro de oliva.
También sería importante incorporar en la etiqueta la fecha de durabilidad mínima, fecha de consumo preferente, para esas distintas categorías de las que exponía anteriormente, e introducir obligatoriamente las condiciones óptimas de conservación, preservándolo de la luz y del calor.
Y por supuesto, obligar al sector hostelero y de restauración a emplear recipientes destinados al consumo directo debidamente etiquetados, con tapones que no permitan el relleno de la botella, como hace el dueño de la cafetería que decía al principio. Todas estas cuestiones y algunas más harán que ese Plan de Acción del Sector del Aceite de Oliva ponga las cosas en su sitio y podamos salir de la crisis de precios que nos atenaza y nos machaca por el oligopolio de la Gran Distribución.
Y si somos capaces de dedicar presupuesto suficiente para la promoción, realizando campañas para fomentar el conocimiento y el consumo de nuestros aceites, por parte de los consumidores y sobre todo de los más pequeños, en las escuelas y en los comedores escolares, fomentaremos hábitos alimenticios saludables. Y por supuesto esas campañas promocionales tienen que centrarse ineludiblemente en las propiedades nutricionales y en los beneficios saludables del consumo de aceite de oliva. ¿Tan difícil es que la Comisión Europea, que tiene competencias en estas cuestiones, realiza nuevos estudios sobre los beneficios nutricionales y saludables del consumo de este producto? Es cuestión de divulgar ya el estudio de los beneficios del aceite de oliva virgen para la salud que están realizando los médicos de la unidad de lípidos del Hospital Reina Sofía.
Y bueno, dejaré para otra ocasión hablar sobre el control de las importaciones, la competencia de terceros países y los mecanismos de gestión de los mercados.
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