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José Lázaro: “El día que cierre la puerta del AutoCovid será el más feliz de nuestra vida”

Entrevista a José Lázaro, coordinador de la vacunación en el Distrito Sanitario Córdoba y Guadalquivir

Alfonso Alba

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José Lázaro (Córdoba, 1978) es el director de Cuidados del Distrito Sanitario Córdoba y Guadalquivir y uno de los responsables de que la provincia sea la que más rápido y mejor ha vacunado de toda Andalucía, y una de las más raudas de toda España. Desde su despacho del Carlos Castilla del Pino, Lázaro ha visto la pandemia desde todos los ángulos, pero siempre al frente de una batalla que parece que empieza a acabarse. Aunque, advierte, con este virus nunca se sabe y jamás se puede cantar victoria.

Las cuatro paredes de su despacho han sido el centro de operaciones de la sanidad pública cordobesa en la lucha contra la pandemia. Desde allí se intentó entender, primero, qué estaba pasando con un virus que tenía una tremenda voracidad y que rompía todos los pronósticos, hasta los más pesimistas. Se coordinaron los test y pruebas para saber qué estaba pasando, cuánta gente estaba contagiada. Y se hizo todo lo posible por ordenar y proteger el trabajo de los profesionales sanitarios que han encadenado interminables jornadas laborales. En diciembre de 2020 se duplicó su trabajo: había que seguir atendiendo a los enfermos a la vez que comenzaba otra carrera que está llegando a su final, la vacunación.

Correcto, educado y con miles de datos en la cabeza, Lázaro responde con concreción y paciencia, pero sobre todo de una manera didáctica. Hace comprensibles datos que aún hoy siguen siendo difícilmente digeribles para una buena parte de la población, que en un año y medio ha tenido que familiarizarse con la epidemiología común. Pero esto es una entrevista sobre un éxito que se debe a la sanidad pública.

PREGUNTA. La gran pregunta es ¿por qué Córdoba es hoy la provincia andaluza que más y mejor ha vacunado de Andalucía y prácticamente de toda España?

RESPUESTA. Yo creo que hay dos factores: es verdad que la provincia lo tiene todo muy bien planificado, desde que llegan las vacunas a Córdoba hasta que se distribuyen a los puntos de vacunación está todo muy bien orquestado. Todos los compañeros encargados están muy sincronizados. La otra parte muy importante es que la población de Córdoba se ha querido vacunar. Tú puedes tener todo un sistema muy bien preparado, invitar a la población a vacunarse, etcétera, pero si la población se niega, jamás lograríamos la cobertura que hemos alcanzado. Es una mezcla de una buena organización y de una buena aceptación de la vacunación por parte de nuestra ciudadanía.

La población de Córdoba se ha querido vacunar

P. Porque esa era la siguiente pregunta que yo te quería hacer. Lo que sí que estamos viendo es que, en contra de lo que ocurre en otros países como Estados Unidos o incluso en Francia, aquí hay un escaso rechazo a la vacunación a pesar de todo el ruido que hacen los que no se quieren vacunar.

R. Con el tema de la vacunación infantil es una cosa que llevamos trabajando en España y en Andalucía durante muchos años. Si miramos la cobertura de los calendarios de vacunación infantil nos damos cuenta de que nuestros niños están vacunados en un 98-99%. Eso demuestra que la sociedad andaluza es provacunas y está a favor de la vacunación. Seguramente si comparamos esos datos de vacunación infantil con otros países europeos o con Estados Unidos no tengan la misma cobertura que nosotros. Cuando eso llevamos trabajándolo muchos años, ahora llega una nueva vacuna y es más fácil que la sociedad lo acepte y que no haya el rechazo que hay en los países de alrededor.

P. Ahora, ¿en qué situación estamos? No sé si veis un horizonte para acabar con la campaña extraordinaria de vacunación o pensáis que la gente a la que hay que buscar os va a llevar mucho tiempo.

R. Por ejemplo, aquí en Córdoba tenemos ya, de lo que es la población diana, el 92,7% vacunados. Es verdad que si no se amplía la vacunación a menores de 11 años ya nos queda un margen pequeño para trabajar, un 7%. Estamos haciendo un esfuerzo grande ahora para llegar a ese 7%. Le hemos mandado un SMS recordando la importancia de la vacunación. Se ha reducido también de seis meses a uno la vacuna para las personas que han pasado la Covid 19. Estamos abriendo puntos sin cita. En Córdoba tenemos ya el Vista Alegre abierto todos los días de lunes a viernes y también hemos ampliado en el centro de salud de Castilla del Pino los viernes por la tarde y los sábados por la mañana. Vamos a intentar que el resto que nos quede se termine de vacunar para llegar a la mayor cobertura. Tenemos que tener en cuenta que los menores de 12 años no se pueden vacunar. Ahora mismo, con el 92% vacunado, eso se traduce en un 79% de cobertura. Tendríamos que intentar alcanzar la cobertura máxima de la población diana para quedarnos en una cobertura poblacional cercana al 90%, que es lo que están recomendando para que haya un poco de inmunidad de rebaño con la variante Delta.

P. Es increíble este virus que la inmunidad de rebaño no se alcance hasta el 90% cuando con el resto de virus se queda en el 70.

R. El objetivo inicial era un 70%. Se cumplió a primeros de agosto. Pero sí nos hemos dado cuenta que con la variante Delta ese 70 es insuficiente. Entonces hay que motivar a esa pequeña parte de la población que todavía se niega a vacunarse. Es verdad que el esfuerzo máximo hay que hacerlo entre los menores de 40 años. Es donde queda más margen. Estamos rondando el 83-84%. Pero si comparamos esos tramos de edad con la década de cincuenta, sesenta, setenta, ochenta y mayores, es que tenemos un porcentaje cercano al 100%. Claro, un 83-84% se nos está quedando corto.

P. Entonces es la población de menos de 40 la que menos se está vacunando.

R. Un dato relevante es que si hoy en día entras en el portal del IECA y miramos los datos, entre 12 y 19 años, que empezaron a vacunarse el 6 de agosto, tienen ya más cobertura que la población de entre 20 y 29 años, o entre 30 y 39. Es ahí donde tenemos que trabajar y hacer un esfuerzo.

Hay que motivar a esa pequeña parte de la población que todavía se niega a vacunarse

P. Claro, porque entiendo que de 12 a 19 son responsabilidad casi siempre de los padres, que los obligan más.

R. Claro. De forma voluntaria podrían venir a vacunarse a partir de los 16 años, de 12 a 16 siempre tienen que venir acompañados por uno de los padres. Estamos teniendo muy buena respuesta.

P. ¿A qué achacáis que no acudan tantos veinteañeros y treinteañeros? ¿Es una variedad de razones o simple dejadez?

R. Pues habrá que comprobar en septiembre. Es verdad que en verano quizás no hayan visto el momento adecuado para vacunarse. Es verdad que ahora septiembre será un buen mes para medir hasta dónde somos capaces de llegar con esa población de 20 a 40, que entiendo que es más fácil motivar para vacunarse a personas mayores de 50 o 60, que tienen factores de riesgo, hipertensión o diabetes, que personas jóvenes sin factores de riesgo que quizá se creen inmunes ante una posible infección.

P. Pero claro, pueden llevar el virus a sus casas. Pueden provocar que sus abuelos o padres enfermen gravemente.

R. Sí, desgraciadamente, ejemplos de eso raro es el día que no vemos. También conocemos casos de una persona joven fallecida.

P. No sé si podemos desmontar una de las leyendas que ha cundido que dice que las personas vacunadas podemos contagiar al resto de la misma manera que los no vacunados.

R. El contagio es menor. Otra cosa es que cuando se han reunido personas vacunadas se hayan relajado más las medidas, entendiendo que como todos estaban vacunados, no había riesgo o el riesgo era mínimo. Y la verdad es que ha habido contagios pues que el positivo ha sido una persona vacunada y ha contagiado al resto. Pero es verdad que el riesgo es bastante menor. Y luego otra de las cosas que están claras es lo que hemos hablado antes: la ventaja de estar vacunado son las consecuencias que tienes si te contagias. Y es verdad que se ha visto que un porcentaje muy bajo de los pacientes que ingresan o de los pacientes que llegan a una UCI de un hospital están vacunados con pauta completa. Ese es el efecto. Hablamos de la campaña de la gripe. Claro que de todos los que se vacunan de la gripe, alguno se contagia. Y todos tenemos ejemplos de sí, mira fulanito que se vacuna de gripe y luego lo ha pillado. Pero es verdad que las consecuencias han sido menores como son un número mínimo que se contagia de todo el que se vacuna de gripe.

Una vez vacunados el riesgo de contagio es bastante menor

P. Y hoy [la entrevista se realiza el viernes] comenzamos con la tercera dosis a los inmunodeprimidos. Entiendo que tenéis un censo, no sé si será muy alto y si esa vacunación extraordinaria puede acabar dentro de poco tiempo.

R. Sí, eso a nivel de servicios centrales, que son los que tienen los datos, se cruzan. Los que se tienen que poner la vacuna son los trasplantados o los que tienen un tratamiento con inmunosupresores. Esos datos nos los envían a los distritos y ya hacemos una captación activa de ese paciente llamándolo por teléfono. En realidad, en este primer listado nos han cargado en el Distrito Guadalquivir unos 850 pacientes que ya habían recibido su pauta de dos dosis en los meses anteriores y que ahora les toca una tercera. Así que podremos hacerlo entre hoy viernes y el lunes o el martes.

P. Ahora mismo por fin el problema no es la llegada de vacunas. Entiendo que ya hay vacunas en el congelador de sobra.

R. Realmente hoy en día en España y aquí en Andalucía la persona que está sin vacunar no es por falta de vacunas, es porque no quiere vacunarse. Ahora mismo tenemos disponibilidad de vacunas. Se está vacunando, sobre todo, con ARN mensajero, con Pfizer y Moderna. Ahora mismo, todos los distritos sanitarios tienen vacunas para ese porcentaje de personas que tenemos pendientes y ya sólo se trata de que pidan cita o vayan a un punto sin cita previa. No es el problema que hemos vivido durante los primeros meses de la campaña, donde el número de vacunas era limitado y teníamos mucha población pendiente. Ahora está toda la población diana abierta, todo el mayor de 12 años tiene que pedir cita. Las vacunas están ahí para administrarlas.

P. Aún así el ritmo sigue siendo alto. Antes de llegar he mirado las de hoy, y este jueves se administraron más de 5.000 dosis. No son las 10.000 o incluso 14.000 al día que se llegaron a administrar hace semanas.

R. Es verdad que el ritmo es alto, pero cuando analizamos cuántas son primeras dosis, ese número sí está disminuyendo. De las 5.000 dosis que se pusieron ayer, un porcentaje muy alto son segundas dosis del ritmo de vacunación que llevamos, por ejemplo, de Moderna hace 28 días o de Pfizer hace 21 días. Entonces es verdad que en primera dosis cada vez nos queda menos población para vacunar, pero sí que estamos notando un decrecimiento de las vacunas que ponemos de primeras dosis.

P. Ahora mismo, como sociedad sí que se puede vincular por todo lo que vimos que ocurrió al principio del verano que, gracias a que se está inmunizando gran porcentaje de población joven, la incidencia está bajando de forma drástica.

R. Muchas veces lo hablo con algunos compañeros. Yo creo que más movilidad que tenemos todos en verano no se da en ninguna parte del año. Y es verdad que al principio del verano empezamos con un repunte fuerte de casos y conforme se ha ido toda la población joven vacunando esa curva ha disminuido. Seguramente habrá otros motivos. No sé si dentro de un mes esta sociedad va a tener más o menos movilidad que ahora. Pero lo que está claro es que con la movilidad que tenemos los casos están disminuyendo de forma drástica en las últimas dos semanas. Y eso yo creo que es una buena señal y que nos debe alegrar a todos. En las olas anteriores los casos han disminuido porque se aumentaron las restricciones y se redujo la movilidad. Pero en esta ola sí se ha visto que se ha tocado algún aspecto de reducción de horarios, pero todos nos hemos ido de vacaciones y hemos visto la gente que había en la playa, en los chiringuitos y en cualquier sitio. Ya se están abriendo estadios, se están celebrando bodas todos los fines de semanas y la incidencia está bajando.

Ahora mismo si hay alguien que no se ha vacunado es porque no quiere

P. Ya tenemos hasta procesiones.

R. Incluso procesiones. Ferias, también. Siempre, en todas las olas ha habido un momento que disminuyó con las restricciones y que volvió a incrementarse cuando hubo más movilidad. Esta quinta ola sin grandes restricciones hemos conseguido controlarlo.

P. Ya sí que entramos en una nueva normalidad.

R. Todos lo estamos sintiendo así. Todos estamos manteniendo precauciones. Pero todos vamos, entre comillas, más relajados a sitios a relacionarlos con la gente de lo que lo hacíamos hace meses.

P. Al principio, al encontrarnos, hablamos de que con este virus nunca se sabe. Nunca se puede cantar victoria, pero sí que parece que por fin estamos viendo la luz al final del túnel, ¿no?

R. Durante este año y medio, todos los sanitarios hemos tenido la sensación de estar como en una guerra. Vas conquistando terreno, cuando te crees que ese terreno ya lo tienes y es tuyo, llega el virus, muta, avanza y te lo conquista. Nunca se puede canta victoria. Es verdad que muchos datos nos están diciendo que es probable que no vivamos olas como la anterior. Pero aquí nadie se arriesga a hacer un pronóstico.

P. Hay teorías para todos los gustos, de que puede volver la gripe que no tuvimos el año pasado...

R. Aunque ya no es obligatorio llevar la mascarilla por la calle, la mayoría de los ciudadanos la siguen utilizando y sigue siendo obligatoria en el interior de los trabajos y en la mayoría de los sitios. Eso yo creo que va a evitar mucho contagio de gripe. En marzo o abril tendremos los datos de si desaparece o volvemos a niveles de contagios de 2018 o 2019. Hemos aprendido mucho en medidas de higiene, en ventilación, en el uso de mascarillas, que no sólo nos va a servir para el coronavirus, sino que para evitar el contagio de muchos de los virus respiratorios.

P. Hace años, veíamos de manera extraña a esos turistas asiáticos que iban por la calle con mascarilla. Y ahora tiene pinta de que la vamos a seguir usando mucho tiempo.

R. Yo recuerdo las primeras imágenes de febrero, de enero, cuando empezaron a hablar del coronavirus en Wuhan, y salían imágenes de personas asiáticas paseando por su ciudad con la mascarilla. No sólo lo veíamos como una cosa irreal sino que pensamos que eso aquí nunca lo íbamos a ver. Y pasó un mes y medio y lo teníamos aquí. Ese mundo llegó en 45 días.

P. Es increíble. Como para fiarse de los pronósticos.

R. Aquí en el Distrito Sanitario la coordinación del mes siempre la ha marcado la incidencia del virus. Tanto los horarios del Autocovid, puntos de vacunación, de rastreadores... ha variado el número de horas de trabajo dependiendo de la incidencia del virus.

Hemos controlado la quinta ola sin grandes restricciones

P. ¿Cómo está el personal psicológicamente después de tantos meses de lucha contra la pandemia?

R. A todos nos ha venido bien este verano poder desconectar. Ahora nos da moral cuando nos hemos ido incorporando de las vacaciones, hemos ido viendo durante estas dos semanas que van bajando los casos. Eso los profesionales lo ven, porque en los centros de salud se hacen menos test de antígenos y menos PCR. Cuándo vas a dar cita en el AutoCovid, ves a diario que por suerte quedan muchísimos huecos libres. Los profesionales ven que hay menos gente que consulta por síntomas y tienen que hacer también menos seguimientos, tanto de contactos como de casos. Entonces, eso los compañeros lo perciben rápido y nos estamos dando cuenta de la bajada y de que parece que estamos llegando a una cierta normalidad. El optimismo lo tenemos ahí.

P. Entiendo que lo que hay que recuperar es la Atención Primaria, más tensionada.

R. En momentos picos de la pandemia ha estado muy tensionada, porque muchos de los positivos requerían atención por parte de nuestros profesionales y nuestros sanitarios también tenían que dedicar mucho tiempo al seguimiento de ese contacto. Pero cuando la ola ha ido bajando los centros se han intentado normalizar. Prueba de ello es que desde marzo de este año, los centros de salud tienen sus puertas abiertas para consultas presenciales. Y cualquier ciudadano a través de Salud Responde puede pedir cita para su médico presencial o telefónica. Es una opción que elige el ciudadano y no como antes de marzo que estaba impuesto. Hemos intentado normalizar eso.

P. ¿Cuántas patologías se han agravado en esta saturación sanitaria?

R. Eso es difícil de valorar. Seguramente puede que haya ciudadanos que no hayan consultado no porque no tengan la posibilidad de hacerlo, sino por miedo al contagio. Seguramente en estos últimos meses menos, pero ahora los centros han estado ahí. Todo ciudadano que ha acudido al centro se le ha hecho una valoración y se le ha visto. Y a través de consulta telefónica, cuando un profesional sanitario entendía que lo tenía que citar en consulta, se ha hecho. Ese filtro estaba ahí, pero realmente es difícil calcular qué paciente por propio miedo no ha consultado.

P. Conforme baja la incidencia se van liberando muchos profesionales sanitarios que se pueden dedicar a labores más convencionales.

R. Si miras datos de Atención Primaria, como la cobertura vacunal de niños de seis años, por ejemplo, las coberturas siguen siendo buenas. Por ejemplo, las revisiones que se le han hecho a los niños. Todo lo que tenemos programado en Atención Primaria ha seguido su ritmo normal.

P. Ahora entiendo que estáis esperando la orden de que por fin se pueda vacunar a los niños. No sé si ya estáis pensando en cómo sería ese dispositivo especial de vacunación.

R. Estamos esperando los resultados de los estudios. En realidad tendría que publicar Pfizer o Moderna un estudio donde quede claro la seguridad de la vacuna de menores de 12 años. Al final es lo que llevamos viendo durante toda la pandemia. Primero sacaron una ficha técnica donde se permitía la vacunación, por ejemplo, de Pfizer hasta 16 años y Moderna hasta 18. Continuaron haciendo estudios de seguridad y se demostró que era seguro para embarazadas. Luego bajaron la edad hasta los 12 años. Una vez que se autorice por parte de los laboratorios y el Ministerio y Consejería lo vean adecuado, pues la maquinaria ya hemos demostrado que está preparada.

P. No sé si la administración va a ser distinta, si vais a acudir a los colegios.

R. Nos tendrán que dar la indicación. Pero como hemos dicho antes, los niños de 12 a 16 años para estas vacunas también iban acompañados de sus padres. A lo mejor la forma de plantearlo podría ser el centro de salud propio por la tarde, igual que el que va a ponerse una vacuna de triple vírica o de hepatitis. Tendríamos que verlo. Pero está claro que sería distinta a la campaña de vacunación actual.

La maquinaria para vacunar a los niños ya la tenemos preparada

P. Pensé que iba a ser como cuando éramos pequeños en los colegios, te ponían en fila, pinchazo y al llegar a casa le decías a tus padres: “Pues esta mañana me han vacunado”.

R. (Risas). No, es verdad, esto lo hemos seguido haciendo durante mucho tiempo, incluso alguna campaña de vacunación en los colegios se ha hecho, siempre con previa autorización de los padres, firmando, revisando el calendario para comprobar que realmente esa vacuna no estaba puesta, etcétera. Es verdad que llevamos dos o tres años que casi todo lo hacemos en el centro de salud con la compañía de los padres.

P. ¿Ves como un acto de egoísmo el que no se quiere vacunar?

R. Es más fácil ser antivacunas en una sociedad donde casi el 100% de la población está vacunada que si esa opción la tienes que tomar en un país donde la cobertura es el 5%. Cuando hablamos de antivacunas en niños, quizás si no vacunas a tu hijo pero comparte una clase con 20 que sí que lo están, el riesgo es más bajo que si tuvieras que decidir que tu niño va sin vacunar en un país de África con 20 que tampoco. Quizás te lo pensarías. Ese efecto rebaño protege. No sé si hablar de egoísmo. El ejemplo que te ponía en el vídeo. Si no te pones el cinturón de seguridad o el casco en la moto, al final no pones en riesgo la vida de nadie, sino la tuya propia. Pues bien, eso, con normativa han conseguido que sea obligatorio. A ti no te dan opción de ponerte cinturón o no, o un casco o no. Con las vacunas aún no se ha conseguido que sea obligatoria, cuando no solo te protege a ti sino que estás protegiendo al resto de la sociedad. Con esas cosas sí que difiero.

P. Francia lo tiene claro. No es obligatorio pero sí que pone muchas barreras a los que no se vacunan pero para proteger a los demás.

R. Sí, hoy Biden ha dicho que todas las empresas de más de 100 trabajadores van a tener que obligar a vacunar por norma. Va a legislar para eso. Todos pedimos seguridad en el trabajo. Un albañil se pone un casco o un arnés, y también es seguridad laboral ponerse una vacuna para proteger a los demás.

P. Sin casco ni arnés no puedes trabajar.

R. Eso es.

P. A veces me da la sensación que no queremos saber ni valorar dónde vivimos. Cruzando el Estrecho te encuentras con cobertura de vacunas bajísimas o nulas.

R. Si el 98% de la clase está vacunada, sabes perfectamente que tu hijo tiene menos riesgo que en un país de África cuando la proporción es al revés.

P. Ahora que estamos casi casi acabando con la Polio, triste guasa. Los últimos brotes de poliomelitis precisamente están entre Pakistán y Afganistán. Ha costado. ¿Cuántos años?

R. Una barbaridad. El otro ejemplo que te ponía: cómo con los datos de la quinta ola puede haber dudas. La incidencia que ha habido en los hospitales con el nivel de contagios que había ha sido muy baja. Está claro. Está claro que el efecto de las vacunas está ahí. O con las embarazadas. Cuando más ingresadas hubo era cuando menos se habían vacunado.

A ti no te dan opción de ponerte cinturón o no, o un casco o no. Con las vacunas aún no se ha conseguido que sea obligatoria

P. Ese fenómeno ha sido ha raro. Ha habido como una especie de tendencia de las propias embarazadas a no vacunarse.

R. La estrategia siempre ha marcado desde el principio que se podía vacunar a embarazadas desde el primer trimestre. Pero entendemos el miedo de las embarazadas. Hay algunas que terminan el embarazo y no se han tomado ni un paracetamol. Entendemos sus dudas. También es verdad que cuando te llega mucha información basta que una sociedad científica no lo recomiende aunque haya diez que sí para que te surja la duda y no te vacunes. Entonces, hasta que todas las sociedades científicas no se han puesto de acuerdo es normal que antes dudes.

P. ¿Esto cuándo se acaba?

R. El día que cierre la puerta del AutoCovid será el más feliz de nuestra vida. En el AutoCovid hemos pasado de pocas pruebas de marzo, porque era poca la gente que llegaba, a poner un punto en las Urgencias. Luego pusimos las carpas. Ahí han llegado de tres profesionales en un turno a 20 en dos plantas durante todo el día. Era cíclico. Había semanas de lunes a viernes, luego se ampliaba el fin de semana, se duplicaban turnos. Llegamos a hacer 2.500 pruebas en un día. La alegría es ver qué día es el definitivo y lo podemos cerrar. Ahora abrimos solo de tarde, de 15:00 a 22:00 y los fines de semana. Por suerte nos quedan muchos sitios libres. Eso no ha ocurrido nunca. La ilusión de todos es el ir cerrando. También tenemos a mucho personal dedicado al seguimiento o a la vacunación. Con la campaña hemos llegado a tener a 50 profesionales en los puntos de vacunación suministrando 8.000-10.000 dosis al día. Resulta que viene una tercera dosis, otra vez hay que retomar a la plantilla experta en vacunación y volver a reubicarla.

P. ¿De 2.500 pruebas al día ahora a hacer cuántas?

R. Pues al día unas 120 o 130.

P. Menos mal. La mejor prueba de que las vacunas funcionan.

R. Todos los días recibimos informes. Al igual que por la noche te envían los rastreadores el número de pruebas positivas. Antes era alto. En verano llegamos a tener 380 casos solo en el Distrito Córdoba a hace tan solo dos días que recibimos cinco... Estás en casa recibiendo esos datos y te cambia la vida. Es que cuando teníamos esos 380 casos había que buscar a los contactos. Por eso, había días que generábamos 2.500 llamadas telefónicas. Eso era una cantidad de trabajo increíble. Ahora a ver cómo evolucionan los casos con los colegios. Es cierto que no partimos de cero, porque los niños tienen las medidas más que aprendidas y los profesores están vacunados. Vamos a verlo.

P. ¿A cuántas personas vacunaba un equipo de enfermeros?

R. En los centros cívicos, tres compañeros ponían más de 300 o 400 dosis. Hoy en Vista Alegre habrán puesto 700-800 dosis. Y en las imágenes no se ven colas. Es que ya tienen una capacidad de administrar dosis increíble. Una de las cosas que más recuerdan como emocionantes las compañeras de vacunación es cuando se administraron las segundas dosis en las residencias o en los centros de día. Esos son los días más agradables para ellas por la pandemia. O cuando hemos ido a los domicilios. O enfermeras subiéndose en coches adaptados para vacunar a personas más mayores. Y estamos acabando ayudando al padre a sujetar al chiquillo.

En estos meses nos han pasado tantas cosas que muchas veces piensas mirando hacia atrás: ¿Yo sería capaz de volver a hacer todo esto de nuevo?

P. Casi todos los cordobeses han pasado por vuestras manos en estos meses.

R. En estos meses nos han pasado tantas cosas que muchas veces piensas mirando hacia atrás: ¿Yo sería capaz de volver a hacer todo esto de nuevo? Alguien al que le diagnostican una enfermedad no tiene más remedio que afrontarla, pasar tratamientos duros. Pero cuando te recuperas, miras atrás y dices, buf. Aquí nos ha pasado lo mismo. Nuestro equipo directivo entró en febrero de 2020. No había Covid. Tú traes un proyecto para la Atención Primaria, pero en 15 o 20 días se nos desmontó todo. Al principio, es que no teníamos ni pantallas de protección en los centros de salud. Es que las empresas no tenían. Las encargabas y tardaban un mes. Era una cosa bárbara. O cuando estalló el brote de Babylonia, el bando municipal, los coches que llegaban al AutoCovid hasta la otra punta...

Cuando llegaron los primeros test de antígenos fue un Miércoles Santo. Me llamó el anterior gerente, José Rumbao. Me vine de La Carlota, fui a Reina Sofía a recogerlos en nuestros coches. Los trajimos y puse un mensaje en el grupo de coordinadores de enfermería que el Jueves Santo quién quería ir a las residencias a hacer test. Me vine ese jueves por la mañana y aquí aparecieron 30 o 40 profesionales. Repartimos y entre el jueves y el viernes habíamos hecho más de 4.000 test en residencias de Córdoba. Hasta entonces no teníamos ni una prueba diagnóstica y aquello fue una enorme ilusión. Ahí te das cuenta de que todo el mundo iba a una.

P. Esa es la vocación de servicio público.

R. Con el brote de Babylonia pasó lo mismo. No teníamos apenas casos y de repente te estalla eso. Pedimos voluntarios y es que hasta tuvimos sanitarios que se ponían a ayudar a la policía a regular el tráfico en la entrada al AutoCovid. Un día que no sé si había 38 o 40 grados. Son ejemplos que ahora recuerdas y piensas, madre mía.

Cuando salió el primer caso de un sanitario positivo fue un sábado por la mañana, Vicente, el compañero del Aeropuerto. Aquí vinieron profesionales y revisamos historia por historia todos los pacientes que había visto Vicente la semana anterior. Estuvimos llamando a esa gente para preguntarle cómo estaba. Lo revisamos todo, para ver si algún paciente había tenido síntomas. Estábamos muy desorientados. Luego otra cosa fuerte fue dos de los compañeros en UCI. En el Distrito no creo que llegáramos a cinco casos de profesionales con Covid y dos estaban en UCI. La cara que teníamos de decir: que esto va en serio y bien en serio. Fue un impacto enorme. Aquí hemos visto de todo. Muchas lágrimas como el día que nos enteramos del fallecimiento de Barragán. Era una impotencia... Una de las semanas de abril que estuve más de ocho días sin ver a mis hijos. Llegaba a casa, estaban durmiendo y me iba y estaban durmiendo. Y luego te daban un palo de esos que te generaba una impotencia increíble.

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