Federico Abad, escritor: “Córdoba no termina de despegar nunca”
En 188 páginas y siete paseos el escritor Federico Abad logra comprimir una breve guía histórica y cultural de Córdoba. Viajero impenitente, músico y profesor de instituto, el autor se esfuerza en ofrecer una radiografía de la ciudad, más allá de los tópicos y sin concesiones a la poderosa industria turística. De hecho, Federico Abad desactiva algunos de los mitos que parasitan Córdoba desde hace décadas. Y prepara un volumen gráfico del inmenso patrimonio cultural de la ciudad. La entrevista tiene lugar en la Plaza de la Corredera, uno de los enclaves amenazados por el proceso de gentrificación y lobotomía turística hegemónicos, tal como denuncia crudamente en su obra.
PREGUNTA. Leo en su web lo siguiente: “Escritor, músico, creativo”. ¿Por ese orden?
RESPUESTA. Lo de creativo lo tuve que poner porque soy muy inquieto y había hecho trabajos no profesionales de fotografía, algo de diseño gráfico bajo demanda y cartelería.
A Córdoba le faltan alcaldes que tengan la ciudad metida en la cabeza
P. Ha escrito dos novelas, un libro de cuentos, tres guías urbanas, media docena de poemarios y publicado dos discos. ¿Que le queda por hacer?
R. Tengo un proyecto sobre incorrecciones gramaticales que se va a titular ‘Hablar bien, escribir mejor. O el gramático talibán’. Y, a pesar de que tengo tabulada toda la información, todavía no me atreví a meterle mano porque estoy con otra cosa: fotografiando el patrimonio histórico de Córdoba por completo.
P. ¿Todo el patrimonio?
R. Absolutamente todo. Desde la asociación Iniciativa Córdoba 20-30, a la que pertenezco, estoy impulsando la creación de una web que contenga todo el patrimonio de Córdoba y el estado en el que se encuentra con tirón de orejas para las administraciones correspondientes en los casos que sean pertinentes. Los textos serían míos y de Manolo García Parody. Los dos formamos parte de la asociación y las fotografías las estoy tomando yo. De los 340 ítem que tengo registrados, yo creo que ya me faltan unos veinte.
P. ¿Y en qué estado se encuentra el patrimonio cordobés?
R. Hay que distinguir entre el que es visitable y el que no es visitable. Me preocupa el patrimonio hidráulico de Córdoba. Está muy abandonado. Los puentes califales y de origen romano son muy difíciles de acceder a ellos. El patrimonio de Córdoba no está mal pero podría estar mucho mejor.
P. ¿Qué hay más allá de los tópicos de Córdoba?
R. Lo que hay es una ciudad que no tiene por qué verse con ese embrujo con el que la adornamos continuamente. Los habitantes de Córdoba están muy poco viajados. Tradicionalmente viajaban a Fuengirola, Torre del Mar y poco más, y eso significaba que no tenían término de comparación. Y la ignorancia hace que se diga que Córdoba es la ciudad más bonita del mundo. Y vamos por partes. La ignorancia da lugar a tópicos que, en parte, son el resultado de repetir cosas que se dicen sin pensar. Como el famoso tópico de las tres culturas.
P. ¿Qué tópicos se le atragantan?
R. El de la Judería se me atraganta muchísimo. Se repite una y otra vez el término Judería para designar al casco histórico. Cualquier día mi casa de Cañero va a estar dentro de la Judería. Hay que reconocer que el lobby judío ha hecho un buen trabajo, como Elie J. Nahmias, que en 1964 aterrizó aquí con la famosa Casa del Judío. Pero influye mucho más la ignorancia de las personas que pertenecen al sector turístico y, sobre todo, ese esnobismo que tenemos de que las juderías son lo genuinamente antiguo. Los judíos vivieron en distintas partes de Córdoba a lo largo de la historia, como la calle Osario o la Cruz del Rastro. Pero la Judería que se estableció desde la conquista cristiana hasta el pogromo y luego como judeoconversos hasta la expulsión no ocupaba ni seis hectáreas y la mitad pertenecían al Castillo de la Judería. Eran seis o siete calles y poco más.
Antonio Cruz Conde se inventó buena parte del casco histórico
P. Aquí no tenemos morería.
R. Claro. Es que aunque la calle Morería sea la que comunica Cruz Conde con Gran Capitán, la morería se podría llamar prácticamente a todo. Desde que se produjo la entrada de los musulmanes en España en poco tiempo la religión islámica se fue imponiendo y se podría hablar de morería en términos mucho más amplios.
P. ¿La Córdoba de la convivencia también es un tópico?
R. Eso pasa como en todos los sitios. A mi modo de ver, en Córdoba hubo unas capitulaciones con la conquista y parece que hubo una despoblación grandísima. En el periodo andalusí también hubo roces entre religiones como cuando San Álvaro animaba a sus seguidores a que insultasen a los musulmanes que iban a rezar en la Mezquita. Y en época cristiana tenemos los problemas que hubo entre el poder municipal y eclesiástico cuando la construcción del nuevo crucero.
P. Dice usted que quiere despejar las falsedades de los canales de divulgación general. ¿Qué falsedades?
R. Los canales generales de información cuando hablan de algo lo hablan en términos elogiosos. A mí me encanta lo anglosajón porque hacen un análisis de un producto y colocan los pros y los contras. Estás viendo las luces y las sombras. En Córdoba cuando encargan una guía todo es maravilloso y cuenta los chascarrillos y los mitos que se repiten una y otra vez. Como en esta guía no tengo un editor que me diga que tiene que quedarse muy contento el turista, pues puedo decir lo que quiera. Por ejemplo: ninguna guía turística te va a decir que el alcalde Antonio Cruz Conde se inventó buena parte del casco histórico de Córdoba. Que fue un proceso siguiendo la estela de Viollet-Le-Duc del siglo XIX.
P. La Córdoba típica es un invento de Antonio Cruz Conde.
R. Sí. Y Guzmán Reina con su equipo lo continuó. Y ojo: no voy a decir que no me guste nada. Hay cosas que chirrían. Por ejemplo, para mí la intervención de la Cuesta del Bailío, que, si no me equivoco, es del arquitecto Escribano Ucelay, es preciosa.
P. Y el Callejón de Luna también es un invento.
R. El Callejón de la Luna era un azucaque sin fondo. Ahí lo que hicieron fue lo mismo que en el Callejón de la Hoguera: comprar inmuebles y unir patios de vecinos.
Del Puente Romano no queda casi nada romano
P. ¿La Puerta de la Luna es real?
R. Que yo sepa, esa puerta no existía ahí. La abrieron en aquella época. Y las almenas también.
P. Córdoba la llana. ¿Otro mito?
R. Como la parte urbanística me ha interesado mucho me he dado cuenta de que que las cotas importan. El plano de Casañal que yo consulté mucho fue fantástico porque fue el primero que incluía las cotas. Y te das cuenta de que la parte más alta de la ciudad tiene unos treinta y tantos metros más que la Ribera. La Medina y luego Villa, que es la Córdoba alta, está separada por un escarpe de la Córdoba baja, llamada luego Axerquía. Y yo le dedico un paseo a esa parte porque considero que es un elemento fundamental para la descripción de la ciudad. Lo mismo que cuando se fundó la Córdoba romana utilizaron el arroyo del Moro como defensa por el oeste, probablemente por el este también habría algún arroyo tributario que tendría ese trayecto.
P. Hay quien da una versión sobre ‘Córdoba la llana’ como un vocablo que viene del árabe yanna, que significa paraíso.
R. No sabría pronunciarme. No sé cuáles son los motivos que hicieron que los musulmanes se instalasen en Córdoba. No creo que fuese porque se tratase de un paraíso. Lo que sí es cierto es que Córdoba tenía una relevancia muy importante todavía, porque no solamente había sido la capital ulterior de la Península Ibérica y luego capital de la Bética sino que también por el poder que tenía aquí el catolicismo frente al arrianismo. También tuvo mucho que ver seguramente el hecho de que el obispo Osio era muy potente y está en el cogollo de la invención del cristianismo. Eso pudo dejar un poso según el cual Córdoba se consideraba todavía un baluarte importantísimo en época visigoda.
P. ¿Qué le debemos a San Rafael?
R. Muchas estatuas.
P. ¿Solamente?
R. El nombre también de muchos cordobeses. Andrés de las Roelas no está ahí por arte de magia. Y cuando se le aparece por la calle a cinco caballeros estábamos en plena eclosión de la Contrarreforma. Trento había sido unos años antes y se estaban adorando los restos de los mártires en el desaparecido convento pero bastó con que llegase el Padre Roelas para que se dijese que los que había aquí en San Pedro eran los de verdad. Córdoba tenía un negocio de exportación de reliquias durante la Edad Media. Había sido una ciudad muy importante de época romana y visigoda y eso hacía que desde el extranjero se pidiesen muchas reliquias.
El Parque de Miraflores es una gran obra fallida
P. Éramos una gran industria de la reliquia.
R. Había mucha demanda. La Inquisición se establece en Córdoba porque era una ciudad muy peligrosa. Como había estado llena de moros y judíos, la Inquisición se estableció aquí. No se sabe con exactitud si Lucero hizo la quema aquella tan importante y luego se hicieron bastantes quemas más en la Ronda del Marrubial.
P. Córdoba hoy día ya no tiene peligro ninguno.
R. Para el exterior ninguno. Para el interior, es que estamos como obnubilados. Esta ciudad no termina de despegar nunca. Hay como una idiosincrasia que está muy lejana del valor al trabajo que le pueden dar en otras comunidades de España por no decir en otros países. Aquí no se valora el trabajo. Córdoba es una ciudad baratita porque nos conformamos con poco.
P. Usted ha dicho lo siguiente: “Los mártires cristianos del siglo IX eran suicidas alentados por Eulogio”.
R. Así es.
P. ¿Quién era Eulogio?
R. Es una cosa curiosa. Según lo que he leído, no queda claro que tuviesen mucho conocimiento de lo que se estaba cociendo todavía en Córdoba en cuanto al cambio de religión. Y, por otra parte, está la tradición que habla de que era un santo que estuvo encarcelado y al final consiguió que lo ejecutasen. Yo creo que la figura de Eulogio se podría comparar con la de un talibán o un fundamentalista.
P. Lo van a excomulgar.
R. Bueno. No me siento católico, a pesar de que estudié en la Escuela de Magisterio de la Iglesia por recomendación, por cierto, de un amigo comunista.
P. ¿El perol es una reliquia del pasado?
R. No lo he estudiado. No sé cuando surge. Eso sí: está muy ligado a las peñas y al día de San Rafael, donde es frecuente que se junten las familias en el Parque de los Villares. Curiosamente la hora en la que se comía el perol en Córdoba es la misma en la que cenan los extranjeros poco antes de que empiece a atardecer.
En Córdoba no existe cultura del mantenimiento. Aquí se hacen las cosas y se abandonan
P. Y, si se pierde el perol, ¿qué se pierde?
R. No creo que se pierda nada. Pero, ¿por qué se va a perder el perol?
P. Cambian los hábitos sociales y la forma de socializar.
R. Yo le temo mucho al cambio de hábitos producidos por las redes sociales. El hecho de que no nos juntemos para vernos y para hablar cara a cara y se sustituya por las redes sociales es una pérdida enorme. Y, en ese sentido, yo sí estoy muy preocupado.
P. ¿Qué queda de romano del Puente Romano?
R. Casi nada. El basamento y poco más. Se tuvo que reconstruir muchas veces, sobre todo en el siglo X, que fue cuando se le puso la puerta que luego daría lugar a la Calahorra cegándola y ampliándola por las torres semicirculares.
P. ¿El Parque de Miraflores es una gran obra fallida?
R. Totalmente.
P. ¿Por qué?
R. Yo se lo dije a Juan Cuenca cuando presentamos el libro de Cañero. Le decía que me parecía fallida la intervención y se molestó lógicamente como autor que era del proyecto. Y me decía: “Federico, pero si es que nosotros le estuvimos pegando golpes a las propias luminarias para probar su resistencia. ¿Cómo han podido reventar toda la luminaria?”. A mi modo de ver, debería haberse trabajado otra forma que no se basase en muros porque los muros están pidiendo a gritos que los muchachitos que hacen el botellón los vandalicen. A estos muchachitos cuando van a un sitio a emborracharse les gusta decorarlo como si fuera su cuarto. Lo llenan de pintadas. Esos muros están diciendo: “¡Píntame! ¡Píntame”. Eso y la falta de conservación de este Ayuntamiento. Porque en Córdoba no existe cultura del mantenimiento ninguna. Aquí se hacen las cosas y se abandonan. Todo se abandona. Esa es una constante de esta ciudad.
Lo que se hizo en el Palacio del Vizconde de Miranda fue un horror
P. ¿El Templo Romano es un pastiche?
R. La intervención que se hizo con García Bellido fue una pristinización: construir con hormigón lo que prácticamente no existía. Para que dejase de ser lo pastiche que es ahora, que solo tiene uno o dos capiteles auténticos, a mi modo de ver podían empezar recogiendo las columnas que hay repartidas en la Plaza de las Doblas o la Plaza de Jerónimo Páez.
P. O sea, el Templo Romano está disperso por media Córdoba.
R. Hay algunos restos también in situ. Hay que valorar que lo más potente del Templo Romano no son las columnas, que son inventadas, sino las antérides, que son esa especie de contrafuertes en forma curvada. Tuvo que ser muy bonito el hecho de que hubiesen construido como una terraza desde la cual se divisaba todo el este de Córdoba. Es más, yo incluso estoy dándole vueltas a si la curva de la calle Diario de Córdoba puede explicarse también por las antérides del Templo Romano. Porque esa curva ahí es muy rara.
P. El psiquiatra Carlos Castilla del Pino escribió en el año 1973 un artículo titulado Apresúrese a ver Córdoba. ¿Ya es tarde?
R. No. Castilla del Pino lo dijo en la época del desarrollismo en la que se estaban tirando casas antiguas y también muchos palacios. Vamos a decirlo claro. Y se estaba en un proceso masivo de sustitución del caserío por el modelo de bloque pintoresco. Y él lo dijo. El Palacio del Vizconde de Miranda fue un horror. Es que te asomas por la puerta principal y ves además una cochera. En la Calleja del Indiano por lo menos hicieron alguna cosa que intentaba dar un aire pintoresco, pero lo del Vizconde de Miranda es un auténtico horror.
P. ¿Miguel de Cervantes era cordobés?
R. No lo sé. Eso ya lo han tratado varios expertos. Creo recordar que Juan Pérez Cubillo y otros autores escribieron sobre eso. Cervantes medio se crió aquí porque su abuelo vivía en la calle Romero Barros o San Francisco.
P. ¿La Fuenseca es la última taberna digna de tal nombre?
R. No. La última no. Una de las últimas, porque está todavía la del Pancho, que para mí es aún más rancia. La taberna de la Fuenseca todavía se mantiene al margen de la tentación de convertirla en restaurante para turistas. Y mantiene el ambiente y un impulso cultural importante.
P. ¿El turismo es una amenaza?
R. Hace años el problema de Córdoba era que el turismo venía a ver la Mezquita, le enseñaban el Alcázar de los Reyes Cristianos y luego se lo llevaban. O sea, estaban aquí una mañana. Y ahora, sin embargo, estamos asistiendo a una época dulce. Sobre todo, lo de las iglesias fernandinas yo creo que ha sido muy buena idea, aunque no están todas las que son. La Diócesis ha hecho un esfuerzo para que muchas personas las puedan visitar y ahí la tengo que elogiar. Las iglesias fernandinas son un patrimonio histórico muy bonito y hace que el turismo permanezca más tiempo en la ciudad y conozca más a Córdoba. Yo estoy en ese empeño. Porque Córdoba no es solo la Judería. Lo que es triste es que se vaya expulsando en un proceso de gentrificación a los habitantes por pisos turísticos. Eso es una pena.
Hay gente que aprecia mucho la figura de Anguita y yo me decanto más por Herminio
P. ¿Qué define a Córdoba: Grupo Cántico o Grupo 57?
R. Yo no he estado en el ajo ni de una cosa ni de otra. El Grupo Cántico en su momento pasó sin pena ni gloria y fue la generación de los ochenta la que lo reivindicó. Ni uno ni otro grupo artístico tuvieron predicamento en Córdoba. Pero la reivindicación de Cántico que hizo Luis Antonio de Villena en la generación de los ochenta fue lo que permitió que años después se le diese el Príncipe de Asturias a Pablo García Baena. El Equipo 57 duró poco pero es un hito. Tres de los cinco artistas eran cordobeses y la importancia que tuvieron en aquel momento en el diseño internacional fue esencial.
P. ¿José Cruz Conde merece una calle?
R. Es él quien la abrió. Y, de algún modo, la inventó o la impulsó. ¿Por qué la impulsó con ese trazado tan raro que no va a parar a ningún sitio? Porque lo suyo sería que la hubiese trazado interviniendo en Osario y con salida en la Plaza de Colón. Sin embargo, la saca por un sitio que tropieza en medio de Ronda de los Tejares. La verdad es que se hizo para echar a las putas del Trascastillo.
P. ¿Qué barrio era ese?
R. El barrio del Trascastillo era un barrio marginal que coincidía con la zona de la Calle Caño o Hermanos González Murga y Manuel de Sandoval. Era la parte donde estaban el supuesto castillo con las dos torres que formaban la Puerta de Osario. Por cierto, que todavía queda la tabernita de Peña Casa Miguel. Eso es lo único que sobrevive del barrio del Trascastillo.
P. ¿La Corredera ha muerto de éxito?
R. Tiene el peligro de morir de éxito. Se hizo una intervención muy buena, pero se ha gentrificado mucho y está llena de veladores. Muchísimos veladores. A falta de un plan de usos, se está gentrificando y puede morir de éxito. Aunque la verdad es que existe un plan de usos pero no está aprobado.
P. Hemos pasado de la invasión de los coches a la invasión de los veladores.
R. Sin duda alguna. Totalmente. A pesar de los intentos que estamos haciendo desde la Mesa de Veladores de limitar la extensión. Y, sobre todo, de que haya una proporción entre la superficie del local y la superficie de la calle, siempre respetando que sea un mínimo de 1,80 metros, que es lo que establece la ordenanza. Yo creo que es una cuestión de vecinos contra vecinos. Los terraceros piensan como terraceros y los que viven arriba piensan que los están jodiendo vivos. Yo he llegado a escuchar a Fran de la Torre decir que a lo mejor es que los cierres que tienen los vecinos son muy malos.
La Diócesis ha hecho un gran esfuerzo para enseñar las iglesias fernandinas
P. Terraceros contra peatones.
R. Así es.
P. Y los terraceros están ganando por goleada.
R. Totalmente. A mí me parece una barbaridad lo de la Plaza de San Miguel. Debería haber una reserva de los bienes de interés cultural alrededor de los cuales no se pudiesen poner terrazas. Nos puede pasar lo que pasa actualmente en Croacia, que es brutal. Allí no se puede ver una iglesia porque los toldos rodean completamente el templo y no se ve nada. Te tienes que ir muy lejos si quieres fotografiar algo.
P. ¿Toldos de bares?
R. Sí. Es brutal. Una verdadera bestialidad en las ciudades de Croacia.
P. ¿El Parque de Orive es una joya escondida?
R. Es una verdadera joya. Una absoluta belleza. Una reserva arqueológica que tenemos en el centro de Córdoba. Es un huerto que no se loteó en el siglo XIX y se fue preservando porque lo compraron los propietarios del palacio, además de esa joya fantástica que es la sala capitular inconclusa.
P. ¿Su alcalde preferido?
R. Yo creo que Cruz Conde, aparte de la pristinización, fue un alcalde hiperactivo que le pegó un buen meneo a aquella Córdoba que estaba aletargada. Es verdad que tuvo mucha suerte porque su suegro, el Conde de Vallellano, era ministro de Obras Públicas. Hay gente que aprecia muchísimo la figura de Julio Anguila y yo me decanto más por Herminio Trigo. En la época de Herminio Trigo se impulsó bastante Córdoba.
P. ¿Qué le falta a Córdoba?
R. Alcaldes que tengan la ciudad metida en la cabeza.
P. No tenemos alcaldes con la ciudad en la cabeza.
R. La tuvo Antonio Cruz Conde y Herminio Trigo. Y yo creo que después no la ha tenido nadie más. Es que parece que los alcaldes y los concejales no pasean por Córdoba.
La Corredera corre el peligro de morir de éxito
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