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Aurora Genovés: “Violadores y maltratadores me piden que los defienda; siempre digo que no”

Aurora Genovés | MADERO CUBERO

Marta Jiménez

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Entrar en el despacho de esta abogada experta en Derecho y mujer hace inevitable pensar en tantas mujeres que han descrito entre estas cuatro paredes sus pesadillas de violaciones y maltratos. Una no quiere ni imaginar los terribles relatos que habrá escuchado Aurora Genovés, con cientos y cientos de casos a sus espaldas como acusación particular, algunos con gran repercusión social, en los que ha defendido a mujeres víctimas de agresiones sexuales y machistas.

Si embargo, tanto horror y tanta miseria humana no le han restado un gramo de luz a esta mujer alegre que sabe reír con energía. Lo que ha sumado es compromiso con una causa en la que cree fervientemente y a la que dedica toda su solvencia profesional. Un hecho, el de saber desenvolverse como pez en el agua en su trabajo, por el que se siente afortunada sin ser muy consciente de que la fortuna es para la ciudad al tener a una abogada de su talla y activismo luchando contra tanto horror machista.

Abogada especialista en la defensa de los derechos de las mujeres (derecho de familia, violencia de género y agresiones sexuales), Genovés ha realizado algunos trabajos de investigación sobre estos temas. El último, Estudio sobre los casos de muerte por causa de violencia de género en Andalucía (2005-2015), para la Dirección General de Violencia de Género de la Junta de Andalucía.

Y todo ello bajo el mismo mantra jurídico: la perspectiva de género en el Derecho es fundamental para poder enjuiciar correctamente estos delitos en los que las víctimas son mayoritariamente mujeres.

P. ¿Cuántos casos de violaciones has llevado?

R. No los he contado. Más que violaciones, delitos contra la libertad sexual, porque hay abusos, agresiones, violaciones, todo ese capítulo. El programa empezó en 2002.

P. ¿Qué programa?

R. El de AMUVI [una asociación de mujeres sin ánimo de lucro de ámbito andaluz cuya misión es la lucha contra la violencia y discriminación que sufren las personas o colectivos en situación de vulnerabilidad]. Desde el año 2002 colaboro con ellas, que son de Sevilla y cogía algunas víctimas de Córdoba y provincia. Las ayudaba desinteresadamente y la asociación decidió que hubiera una abogada para cada provincia y así me seleccionaron y ya hubo una abogada por cada provincia andaluza. Fuera de este programa también he llevado muchos casos, más de 200 pueden ser, unos 15 ó 20 al año.

He llevado muchos casos de violación, más de 200 pueden ser, unos 15 ó 20 al año

P. ¿Cuál ha sido el caso más duro?

R. Buf, es que ha habido tantos, el tema de las agresiones sexuales es bestial. El caso de una niña violada en grupo por adultos y menores fue tremendo. Tenía 13 años. Tuvo mucha repercusión y fue especialemnte doloroso.

P. ¿Cómo puede reponerse una mujer de algo así?

R. Pues quitándose de en medio y con mucha ayuda profesional. Poniendo tierra por medio, fundamentalmente. Lo peor que le puede pasar a alguien después de haber sido violada es ser señalada socialmente porque el efecto del delito se mantiene durante toda tu vida. Entonces, si te vas del sitio y empiezas una vida nueva donde nadie te conozca ni pueda señalarte, tienes opciones de reinventarte, vives con lo que  te ha pasado pero puedes vivir sin esa repercusión. Puedes ser quien quieras con toda la libertad y no estar condicionada por un lugar pequeño y endogámico. Aunque es muy injusto que la víctima tenga que irse y desarraigarse de su ciudad, para casos muy graves es lo más sano mentalmente.

P. Aunque aquel caso que citas tuvo mucha repercusión, no tuvo tanta como el caso de La Manada. ¿Significa que por fin hay una mayor sensibilización social a condenar estas agresiones?

R. Aquel caso fue mucho más brutal porque la víctima era menor y fue amenazada con un vídeo. Han pasado muchos años y muchas cosas y con La manada la gente se ha indignado con la sentencia, que para muchos no ha estado a la altura de lo esperado. Al no casar la descripción de los hechos con la aplicación del Derecho, al no haberlo considerado agresión es por lo que ha surgido esta indignación. Una indignación profesional donde ha opinado todo el mundo incluidos jueces y asociaciones de fiscales, ha sido de las poquísimas veces que se puede ver una reacción así. En el otro caso no hubo una sentencia contra la que reclamar, a todos les cayó lo máximo que  se prevé en la ley. La respuesta judicial en los tribunales de Córdoba fue acorde con los hechos no como en el caso de La manada.

El caso de una niña violada en grupo por adultos y menores fue tremendo

P. Por tanto, tampoco estás de acuerdo con la sentencia de La Manada.

R. En mi opinión, la sentencia con los hechos que aparecen perfectamente probados podría haber dicho que era un delito de agresión sexual. La he leído y la descripción que hace de los hechos es absolutamente intimidante y está cargada de violencia. Lo que diferencia los abusos de la agresión, ambos delitos contra la libertad sexual, es que en los abusos hay una situación en la que ellos apreciación de que la víctima se deja hacer y no dice que no porque las circunstancias la superan, se queda paralizada. Partiendo de la base de que la víctima o más bien la sociedad piensa que el consentimiento está siempre implícito y tienes que decir que no para que se crea, que no estás consintiendo, cuando desde mi punto de vista tiene que ser al revés, el consentimiento no se presume jamás, y menos en esos delitos tienes que decir que sí. A los que están ahí ¿no se dan cuenta que la chica no está participando? Por qué esa elaboración mental tan sofisticada que si dijo que sí, dijo que no, que si colabora, que si no, pero vamos a ver ¿dijo que quería? no lo dijo y si no lo dijo es que no. Partimos del contrario.

Olvidémonos del tema de la violación y vayamos al otro delito, al del hurto del móvil. Nadie parte de la base de que la chica regaló el móvil al muchacho ¿no? Es que está en la misma sentencia. No se parte de la base de que ella hizo una donación o regalito al que le quitó el móvil, no se analiza el consentimiento porque es un delito contra la propiedad. Se parte de la base de que si te quitan el móvil, tú nunca quieres, tendrías que haber dicho te lo regalo, o sea, consiento y sería un regalo. En la misma sentencia se ha analizado de forma muy diferente el consentimiento. En la parte más grave y que conlleva implicación personal, la relación sexual, se presupone que consiente y en la otra, que es una tontería, se presupone que no. El consentimiento va al contrario, entonces, no es justo. O se ha consentido en todo o no se ha consentido en nada. Si ella no ha dicho que sí es que es que no. No tiene que decirlo porque el consentimiento no ha de presuponerse.

Por otro lado, en la propia sentencia pone en los hechos probados que ellos iban a Pamplona con la idea de violar, tenían un plan preconcebido. Es como Caperucita y el lobo, como si los hombres y mujeres fuésemos extraterrestres, va la chica que se ha perdido en un sitio que no conoce, va con una ingenuidad, conoce a unos sevillanos simpáticos, ella cree que la van a ayudar con toda ingenuidad. A ella se la ve como un corderito y ellos vienen desde Sevilla pensando en a quién van a violar.

P. Para colmo existe una injusticia previa: que las víctimas de estos delitos casi siempre son juzgadas antes de dar sus testimonios.

R. En este tipo de delitos y en los de violencia de género, en este grupo, hay una doble vara de medir. Se está enjuiciando a la víctima, que es testigo de su propio delito y luego su testimonio, lo que no ocurre en otros delitos. Tiene que pasar una barrera primero para ser ella creíble personalmente. De ahí que veamos sentencias sobre la forma de ser de la víctima, de vestir, de vivir… hasta el más mínimo detalle, cosa que no se hace en la mayoría de los casos sobre el agresor. Porque no hay más prueba en estos delitos, en la mayoría de los casos, que la declaración de la víctima y tiene que tener una serie de requisitos para que el Tribunal Supremo entienda que solo y exclusivamente con la declaración de la víctima se puede producir una condena. Entonces, se analiza hasta tal punto la declaración de la víctima que ésta acaba enjuiciada, lo que no ocurre en otros delitos.

Aunque es muy injusto que la víctima tenga que irse y desarraigarse de su ciudad, para casos muy graves es lo más sano mentalmente

P. ¿Cómo entender que un detective privado investigue la vida cotidiana de una víctima tras su violación?

R. Eso son las técnicas de la defensa para después decir que la mujer no tiene el perfil de una víctima. Se intenta hacer un cliché de lo que sería una víctima políticamente correcta. Pero eso es la defensa y no se ha incorporado esa prueba en este caso, ha sido anulado. Pero en muchas ocasiones la defensa intenta a la desesperada buscar argumentos por todos lados para impedir que se produzca una condena. Están haciendo su trabajo, lógicamente y lo tienen que hacer bien. La estrategia es crear en el tribunal la idea de que si la víctima no ha reaccionado con una serie de características no es una víctima de verdad. Que no tenga parte de lesiones significa que no se ha defendido, que no tenga señales de haber luchado, de no tener unas secuelas psicológicas horrorosas, de no haberse encerrado en su casa sin salir por mucho tiempo...

Entonces, todo eso lo puede decir el detective pero son los psicólogos los que tienen que dictaminar si todo eso es compatible con lo que se está contando. Porque luego hay una serie de cuestiones personales que no tienen nada que ver que es la resiliencia, la capacidad de la persona de superar las cuestiones traumáticas. Hay personas que tienen esa capacidad, que es una ventaja y un signo de inteligencia emocional, y eso ¿debe ir en contra tuya? Porque lo que se está juzgando es el delito, no si la víctima tiene más secuelas o menos. El delito no es cómo reaccione la víctima sino lo que ha hecho el delincuente que es a quien se está juzgando. La víctima no forma parte del delito, ella es el sujeto pasivo y quien recibe el impacto.

P. Hablabas de que la defensa ha de hacer su trabajo y encontrar pruebas para evitar la condena de a quien defiende, pero, en estos casos, ¿el fin justifica los medios?

R. A ver, aquí hay tantas éticas como personas, lógicamente. Yo defensas no hago desde hace muchísimo tiempo, lo que hago son acusaciones particulares. Entiendo que es la defensa de las víctimas, pero es el otro punto de vista. Técnicamente es la acusación particular aunque, claro, estoy defendiendo a las víctimas y no al delincuente que es lo que tradicionalmente se venía haciendo. Yo creo que en ningún caso, ni para la víctima ni para el delincuente el fin justifica los medios. Nunca. El abogado no puede convertirse en un delincuente. La línea de la ley y el lado de la mesa es este para nosotras y nosotros. El problema es de la persona que viene a ti y tú con la ley en la mano intentar lo mejor para tu cliente, pero no ponerte en el otro lado, porque en el otro lado te conviertes tú en un delincuente también, si es que tu cliente lo es. Otra cosa es que tú tengas una formación profesional y busques un informe pericial, pruebas de cualquier tipo, tecnológicas, ahí la imaginación al poder. Además, las pruebas tienen muchas características técnicas, se tienen que presentar de una manera, las aprueba el tribunal, tienen que estar sujetas a contradicción, el tribunal las va tasando. Ahora, si se traspasa esa línea el abogado deja de ser un abogado y se ha pasado al otro lado de la mesa.

Si ella no ha dicho que sí es que es que no. No tiene que decirlo porque el consentimiento no ha de presuponerse

P. Volviendo a los delitos sexuales, aunque la mayoría de los temores están en los desconocidos y en la temida vuelta a casa por la noche, la mayoría de ellos se producen en el ámbito doméstico o más cercano a la víctima, lo que complica aún más la denuncia ya que muchas mujeres piensan que quien te quiere no te viola.

R. La palabra violación implica falta de consentimiento y violencia o intimidación. Quien te está violando solo se quiere a sí mismo, no quiere a la otra persona. Si tú quieres relaciones con otra persona, la otra persona no quiere y tú la obligas por la fuerza ¿en ese momento la estás queriendo? Yo creo que no. Estás forzando a alguien a hacer algo íntimo y eso es muy grave. Pensar que quien te viola te quiere es una forma de justificar la violación, como quien pega, esas personas no quieren, solo se quieren a ellos mismos. Hay falta de empatía total, en ese momento el delincuente ha establecido una diferencia con la víctima, la está cosificando, es un objeto para su satisfacción particular, entonces no está teniendo en cuenta nada, ni sus sentimientos ni su participación en los hechos, por lo que no es el amor, es todo lo contrario.

P. ¿Y existen pocas denuncias de agresiones sexuales en este ámbito doméstico o de pareja?

R. Hay muchas menos porque da mucha más vergüenza y se oculta mucho más. Si ya es difícil que se denuncien malos tratos, el abuso agresión sexual dentro del matrimonio es un hándicap más. Y luego es muy difícil de probar, por lo cual el procedimiento se complica y la víctima acaba pensando ¿y la finalidad de todo esto cuál es? La víctima muchas veces no persigue la condena o la cárcel, persigue pasar página y olvidarse, tener otra vida feliz lejos del agresor. Así que los procedimientos se complican, se vuelve a juzgar a la víctima, se escarba en heridas que no terminan de cerrarse y luego la prueba es muy difícil, con el hándicap de que será muy difícil obtener una sentencia condenatoria, aunque no imposible. Es más difícil cuando va asociado a violencia de género no sexual, con el concepto que tenemos ahora. Los delitos contra la libertad sexual están ahora en otro capítulo y conllevan una condena superior, aunque integran todo lo de la violencia de género. Yo he llevado casos en los que se ha denunciado violación dentro del matrimonio o la pareja y ha sido de una gravedad tal que lo que iba mandando, el delito más grave y el que había repercutido era el de la violencia sexual. Entonces, los de violencia de género eran de menor rango que los de violencia sexual que eran tremendos, no te puedes ni imaginar las barbaridades que he visto.

El abogado no puede convertirse en un delincuente

P. Vuelvo a lo de antes. ¿Por qué tenemos tan poco interiorizado que en la mayoría de los casos el peligro no está fuera sino dentro de casa o en la pareja?

R. Porque el asalto, la violación callejera implica una violencia que normalmente no tiene la intrafamiliar, que suele ser más abusiva. Y luego, porque en esa carga de violencia la víctima puede perder la vida o tener más carga de lesiones, entonces produce mucho más miedo, de hecho. Además, en este caso el agresor conoce que el derecho de privación de libertad por ese delito es mayor y puede tener la tentación de quitarle la vida a la víctima. Pero porcentualmente son una minoría, la mayoría son intrafamiliares con una mayor carga de abusos por la intimidación más que por la violencia física.

P. ¿Por qué es importante que una víctima denuncie y denuncie pronto?

R. Por la prueba. Es más creíble cuando se denuncia al hilo de los hechos porque hay una serie de pruebas que se recogen al principio. Hay pruebas físicas muy importantes, las biológicas, las muestras de ADN, los restos biológicos… estos determinan la sentencia cuando existen porque puede haber parte de lesiones típicas de estos tipos de delitos y que ya están muy estudiadas, como pueden ser la marca de los dedos, arañazos y que implican la fuerza del agresor. Luego que la víctima, además, tiene las secuelas psicológicas muy vivas en ese momento y cuando va pasando el tiempo la víctima se va rehaciendo porque no puedes estar toda la vida fatal, y con tratamiento psicológico o sin él acaba integrando todo eso. Entonces, claro, la inmediatez en todos los delitos es importante, pero en estos aún más.

Pensar que quien te viola te quiere es una forma de justificar la violación

P. Por lo que dices, parece más resiliente entonces, que en algunos casos la víctima pase página y no se meta en líos judiciales que puedan acabar dañándola más. ¿Cómo crear entonces la necesaria cultura de la denuncia?

R. De hecho, mira, he visto muchas veces denuncias de víctimas que dicen que han estado no sé cuántos años casadas y además las han obligado a tener relaciones sexuales. Es difícil que yo vea que luego el interrogatorio incida en ese delito que es el más grave desde el punto de vista de la condena, que como he dicho es mucho más alta para ese tipo de delitos. Sin embargo, es muy difícil ver por parte de los fiscales o los instructores que se diga cuándo no ha querido, qué le ha pasado, de qué manera, ha ido usted al ginecólogo, cuál ha sido la secuencia… A no ser que la víctima lo recalque mucho y además sea reciente y haya dejado algún tipo de secuela, en la mayoría de los casos no se echa cuentas.

P. ¿El libre acceso a la pornografía y la pornografización de la sociedad en la que vivimos, en los videoclips, la publicidad o las alfombras rojas, crees que está teniendo mucha influencia en las conductas sexuales de los hombres?

R. Mira, yo cuando veo algunas denuncias, y eso que ya tengo una edad por lo que hay una distancia, en la que no puedo comprender por qué se han hecho o dicho algunas cosas. Por ejemplo, que se parta de la base desde el punto de vista del agresor, como ha ocurrido en el caso de La Manada, de que la mujer siempre quiere es un cliché. Lo de que la mujer siempre está deseando ser violada parte de la cultura pornográfica, y el hecho de que ellos digan que no eran conscientes de que la mujer no quería o les ha importado un pepino. Si no han sido conscientes es porque no querían serlo. En estas conductas hay una distancia entre lo que ves que hacen algunos agresores y cómo interpretan los hechos a lo que la chica está sintiendo y se queda horrorizada mientras ellos actúan con total normalidad.

Muchas se quedan paralizadas porque no se pueden creer que estén siendo violadas en el propio domicilio, en la casa de un amigo, en un contexto amable. Esa paralización la debe interpretar el agresor como un no consentimiento y volvemos al mismo tema, si la chica no colabora y no te está mandando señales de que quiere, hijo, es que dos por dos son cuatro. No tiene por qué decir no y llamar al 061, es que muchas veces no se puede. La falta de colaboración ya es una señal más que evidente de que no se está queriendo. Te lo vuelvo a comparar con el móvil, si tú me lo pides y yo no te lo regalo ¿por qué tienes que interpretar que te lo regalo y no te lo estoy dando? es llevar la reducción al absurdo. Por otro lado, creo que hay una distorsión entre cómo viven la sexualidad hombres y mujeres en parte provocada por la pornografía. He visto tantas cosas sórdidas en los hechos que se relatan en algunos casos que creo que parten de ahí. Hay una distorsión que muchas de nosotras no hemos alcanzado a comprender.

La inmediatez [en denunciar] en todos los delitos es importante, pero en los de agresión sexual aún más

P. ¿Cuántas sentencias te has encontrado plagadas de prejuicios de género y de valoraciones personales de la víctima?

R. Yo leo una sentencia subjetivamente, yo me posiciono con mi forma de pensar, el conocimiento que tengo de la víctima y la empatía que ella me genera, es decir, no pretendo hacer una análisis objetivo, así que el respeto máximo, te tienes que aguantar si pierdes y recurrirlo y para la próxima vez intentar ganarlo. Pero cuestiones de bulto que a mí me hayan saltado, como yo no esté de acuerdo yo recurro hasta el final. Hablamos de procedimientos gravísimos que son sumarios. Me acuerdo de uno que me sorprendió muchísimo en el que absolvieron al violador de una menor porque decía la sentencia que la chica no había reaccionado. Partía de la base de que el señor había cogido a la chica por detrás, no podía verle la cara y no podía saber que la chica, una menor, no estaba queriendo. El Tribunal Supremo la anuló porque era incongruente y obligó a repetir el juicio en otra sección que no estuviera contaminada. Condenaron al agresor catorce años. El Supremo la confirmó y el agresor está en la cárcel.

P. ¿Has visto a muchas víctimas que se hayan sentido degradadas por las sentencias?

R. En algunas ocasiones. Son muchos casos y  tendría que recordar, pero tratadas injustamente y que luego hayan tenido secuelas psicológicas por no aceptar la sentencia y que hayan estado años y años llamándome sin entender nada, algunas veces me ha pasado. Dicho esto, es justo decir que también hay muchas sentencias pioneras, con argumentos novedosos y que también se hacen las cosas bien porque hay buenos jueces muy valientes también.

P. Hablando de la Ley de Violencia de Género, se sigue trabajando porque el delito se defina por el tipo de delito y no por el parentesco familiar. ¿En qué mejorará esto la ley?

R. Eso es lo que dice ahora el convenio de Estambul, que se amplíen un poco los tipos y que se metan este tipo de delitos, eso es a lo que está tendiendo, y meter la violencia sexual y que no tenga ver tanto el grado de parentesco del agresor con la víctima con el tipo de delito. Que sea más amplio y que hable de violencia hacia las mujeres por el hecho de ser mujeres. Ese es el enunciado. No sé si eso va a ser efectivo o no.

P. ¿Por qué?

R. Porque no sé si los delitos cuando se definen y se concretan luego son más eficaces. Volvemos a La Manada, hay dos tipos penales que rozan de alguna manera y es lo que dice el tribunal, el abuso con prevalimiento se parece a la agresión en su nivel más bajo. Si hablamos de  violencia de género y la violencia es más genérica, teniendo en cuenta que nosotros estamos hablando de que la violencia surge entre la pareja por el conocimiento que tiene la pareja y por lo que el agresor quiere conseguir, que es la dominación de la pareja. Puede ser un hombre encantador con todas las mujeres y con la que tiene de pareja no. Entonces, lo que identifica el delito es esa relación para mí. Esa relación que se corrompe y donde él intenta dominarla a ella. Cuando ella no hace caso, la castiga porque intenta que ella obedezca. De hecho, por eso se tarda tanto tiempo en denunciar, porque la víctima se acomoda a esa violencia para tener la fiesta en paz.

Cuando la violencia es extrema y el hombre quiere matarla a ella porque ya no ve otra salida, eso es otra cosa, pero me refiero a la violencia habitual y no en su caso extremo, en ese continuo de machaques y amenazas que lo que identifica el delito es el conocimiento de la pareja y la convivencia de la pareja. Si ese delito lo extrapolamos a otro delito contra las mujeres por el hecho de ser mujeres, esa parte la estamos quitando y no sé cómo podría redactarse. Sería más amplio y pienso que vamos a perder eficacia abriendo eso.

Hay una distorsión entre cómo viven la sexualidad hombres y mujeres

Por otro lado, si el concepto se ensancha y se meten todas esas víctimas que van por la calle y son agredidas pueden ser beneficiarias de todos los beneficios que tienen las víctimas de violencia de género. Desde ese punto de vista sí estoy de acuerdo, que haya ayudas, tribunales especiales, que la protección también sea especial para ese tipo de víctimas. Pero luego en la definición de los delitos, si estudiamos en profundidad la violencia de género vemos que el parentesco es fundamental para entender lo que pasa y si lo quitamos se queda coja. No sé cómo se va a desarrollar y cuál será su eficacia. Habrá que probar y si se ve que hay menos denuncias porque hay menos hechos delictivos y que las sentencias son mejores, bienvenido sea y si no funciona, se cambia.

Todo el código penal tiene un entronque importante con el código civil, las leyes hay que interpretarlas en el momento social en que se están produciendo. Entonces, el momento que vivimos el delito sexual es este y hay que interpretarlo acorde a los tiempos que vivimos, con ese prisma sociológico. Después de un tiempo, eso cambia porque la sociedad cambia y las personas cambian. El código penal es un texto tan vivo que se adapta al momento social permanentemente.

P. Otras denuncias que apenas existen son las del acoso sexual en ámbitos como el laboral. ¿Cómo de importantes son esta clase de denuncias para que las cosas cambien?

R. Imaginemos una mujer en un puesto de trabajo con una dependencia jerárquica con respecto a su acosador o abusador. Entonces, denunciando o no accediendo a las peticiones de este puede perder su trabajo y encima no ser creída. Luego están todas las leyendas urbanas de que las mujeres somos muy malas, malas trabajadoras, que estamos siempre de baja, que somos malas entre nosotras, que lo peor es una jefa… Hay una serie de chorradas que yo desde mi experiencia personal no comprendo. Tengo una cantidad de compañeras, de hermanas, amigas que hacen que todo esto me parezcan falsedades y no sé de dónde salen estos inventos porque prácticamente es lo contrario.

En esos ambientes tenemos un jefe hombre que a cambio de favores sexuales o lo que sea intimida a la víctima o bien acosa psicológicamente a esa víctima. Ella tiene que denunciarlo, la carga psicológica es importante aunque muy difícil de probar. Hay pocos especialistas que afinen y hagan buenos informes de cómo influye el delito. Si tenemos el cliché de la señora en su  puesto de trabajo y el jefe que está por encima, esa señora puede tener una edad y puede tener una carga anterior, su personalidad, problemas con otras personas… entonces, ese análisis que se le va a hacer, su autopsia psicológica, lo va a pasar o no, se va a ver todo, si ha tenido baja por depresión, si le han sacado una muela, si su hijo ha tenido problemas en el colegio, si ha tenido quejas por su sueldo. La víctima se da cuenta que cuando hace esa denuncia nuestra insistencia a que denuncie no es la solución, la denuncia es el principio y la víctima empieza a ver que es un terreno hostil, que no es un lugar tan agradable como el que pensaba.

Esto es sutil, pero se ve a veces. Empieza a haber preguntas y algunas inciden en la responsabilidad de la propia víctima con el delito. A partir de ahí es una carrera de obstáculos hasta llegar al juicio y si este se pierde la víctima queda dañada. El procedimiento en sí mismo es duro y el agresor tiene todos sus derechos constitucionales, es un denunciado e inocente hasta que no se demuestre lo contrario.

Están todas las leyendas urbanas de que las mujeres somos muy malas (...) que yo no comprendo

P. Después de llevar charlando contigo una hora parece que la justicia se estructura para que estas víctimas acaben no denunciando.

R. Ahora mismo estamos haciendo análisis de estos delitos y estamos viendo la repercusión social que tienen. Ahora se está poniendo encima de la mesa. Desde el año 2015 tenemos el estatuto de la víctima, estamos viendo cómo tienen participación en los delitos, cómo se organizan y no solo de delitos de terrorismo sino de otros delitos cuyas víctimas  también tienen conexiones. Ese empuje de las víctimas en la sociedad es muy positivo porque ahora se está viendo la otra parte de todo esto, la parte silenciosa hasta ahora. Siempre que vemos un delito vemos el derecho del delincuente, el principio de inocencia, las garantías del procedimiento… pero esas garantías no pueden ser tan exageradas que la garantía de una parte impida que se haga justicia respecto de la otra. El equilibrio tiene mantenerse en todos los procedimientos tanto para una parte como para otra.

Sin embargo, hemos visto a lo largo de la historia que ese rigorismo en el análisis de las pruebas y en la solicitud de esas pruebas hace que para algunas víctimas de estos delitos sea imposible probarlos. Entonces, no podemos estar ante una prueba imposible o maquiavélica porque eso es como decir que en algunos delitos el delincuente es impune por definición. Todos los delitos pueden ser perseguidos y todos son susceptibles de ser condenados o no. Entonces, el análisis de esas pruebas tiene que estar en el contexto en el que se producen. Estamos viendo delitos en los que la prueba es diferente, es más corta porque se produce en la intimidad porque el delincuente busca a propósito esa intimidad para evitar ser condenado, la poca prueba que quede hay que llenarla de contenido porque si no más vale que no denuncies.

La garantía de una parte no puede impedir que se haga justicia respecto de la otra

P. Cuando estudiabas, ¿soñabas con defender los derechos de las mujeres o ha sido la vida la que te ha puesto aquí?

R. La vida me ha puesto aquí. No soñaba ni dejaba de soñar. Cuando yo estaba estudiando realmente hasta final de COU no sabía si va a hacer Derecho o Medicina o vete tú a saber. Las cosas de la edad. Fue una decisión de última hora. El tema me preocupaba y siempre he sido muy defensora de los derechos de las mujeres. Yo personalmente nunca me he sentido inferior por el hecho de ser mujer ni con menos capacidad de crítica ni de análisis ni de estudiar ni de nada, entonces lo veía tan injusto que por el hecho de ser una mujer tuviera una posición diferente e inferior que eso siempre está ahí. El hecho de que luego yo profesionalmente me dedicara a esto ha sido por una serie de casualidades que me han ido llevando una detrás de otra, pero yo encantada porque realmente lo mejor que te puede pasar en la vida es hacer un trabajo en el que creas, que te lo pases bien, que disfrutes, porque yo vengo a trabajar y no tengo la sensación normalmente que estoy trabajando, sino que estoy realmente no disfrutando, porque esto es muy duro, pero si para mí es un contexto en el que me desenvuelvo bien.

P. ¿Cómo de gruesa es tu coraza para que no te afecten casos tan duros?

R. Pues no sé, es curioso saber cómo te afecta un problema y otros no. No puede hacerlo como un cirujano que se pone los guantes y no se contamina porque te contaminas, la vida es eso, contaminación constantemente. Como decía el filósofo nada de lo humano me es ajeno, todo te suena a todo un poco por lo que has vivido, por tu familia, por lo que te han contado, por tu propia experiencia personal te suena un poco todo. El contaminarte yo creo que es hasta bueno, ahora, el límite de la contaminación no implica que a ti te haga daño. A veces se traspasa esa barrera y es difícil de evitar, pero suele ser puntual. Soy muy consciente de que la gente que viene a verme lo hace en un momento diferente al de su normalidad, es decir está en un momento de crisis. Esa gente no esa así, está así por lo que le ha pasado. A lo mejor después de un tiempo las veo y son diferentes, es un paréntesis. El abogado entra y sale de su vida. No apadrina ni tutela, interviene y luego sale. Además una víctima no es una víctima, está victimizada en un momento y el abogado de forma terapéutica tiene que ayudarla también a cerrar ese paréntesis. A que haga su vida normal, independiente, que vuelen solos. Cuando me despido de mis clientes siempre nos decimos que nos veamos tomando una cerveza en la calle, nunca más en un despacho.

Hay personas con las que empatizas y no sabes por qué ¿Por qué te cae bien una persona y otra no? ¿Por qué lloras con una película y no con otra? ¿Por qué te afecta mucho una cosa pequeña y con otra más grave te quedas tan pancha? A veces es misterioso. Y a mí misma me pasa que me digo lo que me hacía falta es ponerme a llorar en medio del juicio (risas) que cómo me vea mi cliente...

Personalmente nunca me he sentido inferior por el hecho de ser mujer ni con menos capacidad de crítica ni de análisis ni de estudiar ni de nada

P. ¿No te ha ocurrido nunca?

R. Me ha pasado que se me han saltado las lágrimas, pero he visto que a todo el mundo, al tribunal y la defensa. Ver a una persona llorando, angustiada, y no solo la víctima, a la madre, al vecino, es un sentimiento humano, el sufrimiento te afecta a ti también y en esos momentos lo que intentas es relativizar un poco.

P. ¿Córdoba es una ciudad más machista que otras?

R. Llevo viviendo aquí tanto tiempo que no tengo medio para comparar. Debería tener muchas relaciones sociales que no tengo. En el ambiente que yo me muevo de amigas y familia es súper agradable, mis amigas son maravillosas y lo noto muy poco. Son cuestiones sociológicas que lo de ser más o menos, me temo que en todas partes es más o menos igual.

P. ¿Te ha pedido alguna vez un violador que lo defiendas?

R. Sí. Y un maltratador. Siempre digo que no. Y es más, algunas veces sabiendo que yo conocía a la víctima han venido ellos antes para impedir que pudiera defenderla a ella. Incluso en separaciones de gente conocida que venían a contratarme para impedir que ellas me contrataran. No es algo de todos lo días, pero en esos momentos siempre digo que no y esta es una profesión liberal para lo bueno y para lo malo. Los clientes nos eligen y nosotros también los elegimos a ellos. El que manda en un procedimiento es el abogado. El que decide qué prueba presentar, cómo presentarla y qué argumento utilizar o no, la última palabra debe tenerla el abogado que para eso lo contratan. Cuando alguien me pide que diga esto o lo otro les digo, pero si esto te va a perjudicar, si me has contratado debes confiar en mí y si me equivoco también lo asumo. La línea, el fondo, el procedimiento lo lleva la abogada y les digo que si dejan de confiar en mí se vayan a otro abogado, a mí no me importa, para eso es una profesión liberal.

Lo de que la mujer siempre está deseando ser violada parte de la cultura pornográfica

P. ¿Acuden a ti muchos hombres que luchan por la custodia de sus hijos?

R. Muchos no. Han acudido y acuden algunos. Tengo un tipo de clientela que es mayoritariamente femenina. Acuden también algunos hombres y si veo legítimamente sus pretensiones y no choca con ser una persona acusada de malos tratos o delitos sexuales, los he llevado. Normalmente al final se llegan a acuerdos para no hacer daño.

P. ¿Crees que si hubiese más acuerdos de custodia compartida por voluntad mutua de los padres y las madres viviríamos en una sociedad más igualitaria?

R. No lo sé. Creo que la generación de niños con custodia compartida de ahora debemos ver la repercusión psicológica que tiene para estos niños, si es  beneficiosa o no. Son cosas que no están comprobadas. Nosotros llevamos muy poco tiempo con custodias compartidas, no tenemos datos científicos ni estadísticas ni estudios en profundidad. Veo a países como Francia que llevan mucho tiempo con la custodia compartida y ahora está retrocediendo porque está viendo que no era tan bueno como se preveía. Cuando los padres están  de acuerdo bien, pero cuando es impuesta se está viendo que las consecuencias psicológicas para los hijos no son buenas. O en Estados Unidos, donde se está viendo que la imposición de las custodias es perjudicial para los hijos ¿Qué va a pasar en España? Cuando nosotros tengamos un tiempo en que estos niños sean adultos y hagamos un estudio psicológico de la población podremos ver si nos hemos equivocado o no. Espero que no porque hay muchos niños en esta situación.

P. El debate sigue estando en cómo nos defendemos nosotras y no en cómo se educan y se gestionan ellos. ¿Todo está en la educación?

R. En el sentido amplio, no solo en las escuelas sino en la sociedad. Educan los padres, la familia, la televisión, los amigos, el grupo, la publicidad. Pero eso es otro enunciado, tampoco lo hemos comprobado. Fíjate en países del norte de Europa con esa educación maravillosa y una tasa tremenda de crímenes contra mujeres. Como idea está muy bien ¿es eficaz que solo sea la educación? A lo mejor no. Estamos hablando del derecho a la seguridad, lo que implica que las ciudadanas puedan andar por la calle a oscuras, en minifalda y hacer teóricamente lo que queramos. Es un derecho fundamental y no debes limitar tu propio derecho. ¿Por qué te dicen que no debes hacer una serie de cosas para que no te violen? Estamos dando mensajes contradictorios sobre derechos básicos. Si cambiamos el género y vemos la comparativa en otros delitos lo vemos más claro. Si fuéramos un político en el País Vasco en un determinado momento, ¿no tendríamos derecho a la seguridad? Se pone todo el aparato de seguridad para proteger el derecho a la participación política y el derecho a la democracia. Esa persona tiene derecho a tener acceso a un derecho fundamental y a protegerse a él y a su familia. Si cambiamos el ámbito ese derecho decae, se protege menos y peor. La sociedad está cambiando y puede ser que lo mejor sea esperar.

¿Por qué te dicen que no debes hacer una serie de cosas para que no te violen? Estamos dando mensajes contradictorios sobre derechos básicos

P. ¿Qué te gustaría ver antes de jubilarte de la abogacía?

R. Tantas cosas… Me gustaría ver a las chicas jóvenes que empiezan ahora en su sitio, yendo a los tribunales, que el cambio generacional sea bonito, que cojan puestos importantes, que haya juezas, fiscales, igual que ahora pero llegando arriba, pisando fuerte. Que lo que hemos sembrado dé sus frutos dentro de unos años.

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