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Antonio Toledano: “Detrás de cada gran hito en Córdoba ha estado el movimiento vecinal”

Entrevista N&B a Antonio Toledano, presidente de la Federación AAVV Al-Zahara

Carmen Reina

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Antonio Toledano (Córdoba, 1964), inició su andadura en el mundo del movimiento vecinal hace unas dos décadas. Desde la Asociación San Acisclo de Valdeolleros se curtió en la defensa de las reivindicaciones de la vecindad y, siguiendo esa tarea, se convirtió hace casi siete años ya en el presidente de la Federación de Asociaciones Vecinales Al-Zahara, que representa a los vecinos y vecinas de la ciudad.

Una ciudad, Córdoba, referente durante años en toda España de la Participación Ciudadana en la política municipal, donde los vecinos han sido los protagonistas del desarrollo de proyectos y de la evolución de los barrios, donde sus demandas han llegado siempre hasta los centros de toma de decisiones.

Ahora, Toledano analiza en esta entrevista cómo ha cambiado esa Participación Ciudadana en Córdoba, pone sobre la mesa el papel de los políticos ante los vecinos y toca cada uno de los temas que son los caballos de batalla de quienes habitan la ciudad, desde el urbanismo al uso de la vía pública, las parcelaciones, el turismo, el cambio climático, el deterioro de los servicios públicos o la propia regeneración del movimiento vecinal.

Puntual a su cita con Cordópolis, esta charla se desarrolla en el inicio de un curso político al final del cual se celebrarán elecciones municipales para elegir a un nuevo gobierno local. Un año en el que los representantes vecinales seguirán siendo el Pepito Grillo de los cordobeses ante la administración.

PREGUNTA: ¿Qué le llevó a participar de lleno en el mundo de las asociaciones de vecinos?

RESPUESTA: Como pasa en muchas ocasiones, llegué a la asociación vecinal San Acisclo de Valdeolleros un poco motivado porque participaba en una comunidad en la iglesia de San Acisclo, que tiene mucha relevancia en el mundo vecinal. Y de ahí dimos el salto algunos compañeros y yo a la asociación vecinal. En la asociación estuvimos trabajando bastante tiempo, ostentando algunos cargos y después me reclutaron para ir a la Federación de Asociaciones Vecinales Al-Zahara. Ahí tuve un primer ciclo de vocal, de secretario y, después, hace ya seis años y medio, fui elegido presidente de la Federación, después con una reelección y este es mi segundo mandato.

Hay un desmantelamiento funcionarial que hace que los servicios al ciudadano sean cada vez peor

P. ¿Cómo fueron esos inicios? ¿Cómo los recuerda?

R. Bueno, mis recuerdos son en la asociación vecinal San Acisclo de Valdeolleros, que es bastante reivindicativa, es una asociación que se ha mantenido en el candelero desde hace muchísimo tiempo. Siempre está atenta a las circunstancias que pasan en el barrio y una asociación que también apoya mucho a la Federación. Mis inicios fueron conocer un poco el mundo vecinal, conocer los órganos de participación y, la verdad es que sí te das cuenta de que está muy pendiente de los vecinos, está muy al tanto de lo que ocurre en el barrio y, evidentemente, de las nuevas circunstancias que atañen a los vecinos y vecinas. Ya no es simplemente conseguir una farola o un asfaltado, sino la preocupación por temas como el paro, el medio ambiente y otras circunstancias que a lo largo del tiempo surgen.

P. Córdoba siempre ha sido referente en participación ciudadana. ¿Piensa que lo sigue siendo o eso se ha perdido?

R. Bueno, en los últimos tiempos, como sabrás, la participación está pasando por un pequeño bache. Son muchas circunstancias. Las personas que estamos en el mundo vecinal, pues tenemos ya una edad, no ha habido regeneración. Pero sí es cierto -nosotros que tenemos contacto con otras federaciones a nivel regional y nacional- que te das cuenta que Córdoba sigue teniendo peso y ese nivel de intentar participar en lo que es la ciudad. Quizás estamos en un impasse, pero bueno, estamos y resurgiremos porque Córdoba sigue siendo referente en la participación  y pretendemos que lo siga siendo.

P. ¿Los políticos se creen de verdad la participación?

R. Muchas veces, no. Los políticos, sin definir color, la participación la usan en su propio beneficio, pero no nos ayudan demasiado. Es cierto que hay ciertos políticos y políticas que sí están concienciados pero, en definitiva, cuesta mucho que los políticos crean en la participación, que defiendan la participación… Muchas veces, el concepto es que los que tienen que decidir y tomar decisiones son los políticos. Y ahí estamos, en que haya políticos que oigan más o menos las opiniones de los vecinos y vecinas. En definitiva, necesitaríamos mucho más el apoyo de los políticos, muchísimo más. Pero es lo que tenemos y vamos a seguir luchando porque nos oigan, porque seamos el Pepito Grillo y sepan que el mundo vecinal sigue ahí.

Es muy complicado. La burocracia, tanto local como autonómica, es muy constreñida y es muy, muy difícil la relación con la corporación local, en este caso. Pero bueno, a tu pregunta fundamentalmente de si nos tienen en cuenta, pues…comme ci, comme ça, como se diría.

P. Y los vecinos, el grueso de la población, ¿ha perdido interés? ¿O cree que el activismo vecinal goza de buena salud?

R. Pues como antes te decía, el envejecimiento del mundo vecinal está haciendo mucha mella. La pandemia también ha hecho mucho daño porque no ha habido relaciones. Nuestro mundo es mucho de relacionarse, de tener mucho contacto, de muchas reuniones, de boca a boca y estar presencialmente. La pandemia nos ha hecho mucho daño. Y también, el rejuvenimiento del mundo vecinal es muy complicado. Pero no solo en nuestro mundo, sino también en las ampas, las peñas, en cualquier colectivo… La llegada de personas jóvenes, de chicos y chicas al mundo vecinal, es muy complicada. Estamos intentándolo. Sabemos que para que esto se produzca tendremos que redirigir nuestras acciones también. Hoy en día, un chico o una chica quizás conoce más lo que le pasa a una persona en Tailandia, con las redes sociales, que lo que le pasa a su vecino o lo que pasa en su barrio.

Entonces, esa dinámica intentamos cambiarla. Dentro de nuestro proyecto de la Federación tenemos un plan que es intentar recuperar a personas jóvenes, que se acerquen a este mundo. Ya te digo, redirigiendo un poco nuestras acciones. A un joven es muy complicado explicarle el problema del asfaltado o de las parcelas, porque tienen otros intereses. Quizás tenemos que redirigirnos a esos intereses para que, por lo menos, accedan a este mundo y a partir de que accedan, involucrarlos en muchas más acciones.

Los centros cívicos se han desmantelado, están en la UVI

P. ¿Hay alguien o algo a quien beneficie que se desinteresen por participar?

R. No, yo creo que es la sociedad la que ha cambiado mucho y los intereses. Antiguamente, los barrios estaban prácticamente sin definir. Entonces, era ‘fácil’ pedir que se asfaltaran, que hubiera luces, institutos, colegios… Hoy en día, tenemos colegios, tenemos institutos, aunque faltan… Las peticiones son de otra índole.

Hay que redirigir las acciones para que interesen a estas personas. Hay muchos campos en los que los jóvenes pueden actuar. Tenemos que ver cómo hacemos que sea interesante este mundo. Tenemos que abrirnos y ver cómo puedan acceder. No creo que haya alguien que no quiera que entren las personas jóvenes, sino que es la propia dinámica de la sociedad.

P. Hablaba antes de las dificultades de las relaciones con la administración. En el Ayuntamiento de Córdoba, en estos tres años de mandato la delegación de Participación Ciudadana ha pasado por varias manos. ¿Eso muestra falta de interés?

R. Ha sido muy malo. Una de las cuestiones que hemos planteado es que la participación ciudadana no puede ser ‘la maría’ -hablando en términos de colegio o instituto- de las concejalías del Ayuntamiento. El deterioro de la participación ciudadana no viene de estos tres años, sino que viene de muy largo. Ha sido una delegación en la que la pérdida de personal ha sido progresiva: antes había dos técnicos de Participación por cada centro cívico y ahora hay un técnico para cada dos centros cívicos. La pérdida de ese personal ha hecho que la delegación esté bajo mínimos.

Ha hecho mucho daño que, en estos tres últimos años, haya habido tres delegadas al frente de la delegación. Además, el considerar la participación como moneda de cambio en algunas circunstancias políticas ha sido determinante en el último deterioro bastante importante que ha tenido la participación.

Vuelvo a la pregunta de si se la creen o no se la creen los políticos. En el momento en que hay esta deriva de la participación, va en perjuicio evidentemente de la ciudadanía. Y cada vez que llega un político o política al frente de la delegación, mientras se entera o no se entera de lo que va, mientras estudia o no las posibles soluciones, pasa bastante tiempo y el deterioro es constante y muy peligroso.

Nosotros nos tememos que si no hay una decisión firme política de reflotar la participación, poco a poco irá muriendo.

P. Porque parece entonces que, de los vecinos, ¿solo interesa su voto?

R. Bueno, a los políticos les interesa el voto, no solo los de este mundo (vecinal). Yo no creo tampoco que todo sea negro o blanco. Hay muchos grises y hay políticos, yo recuerdo, que han defendido la participación. Pero no es solo cuestión de políticos, de personas, sino que es cuestión de la institución, del Ayuntamiento. Ya no te digo en este mandato sino de antes. Políticamente, institucionalmente, los partidos deben de saber que la participación ciudadana es fundamental y si se estudiara, se vería que detrás de cada gran hito de la ciudad, ha estado el movimiento vecinal. Desde el Plan Renfe, la construcción de institutos, la constitución de nuevos barrios… siempre ha estado empujando el movimiento vecinal. Entonces, la política o el partido que esté en el gobierno municipal debe de saber todas esas circunstancias y apoyar al movimiento vecinal.

Nosotros no vamos en contra de nadie. Nosotros estamos a favor del beneficio de la ciudadanía, de los vecinos y vecinas. Nosotros no ponemos ni quitamos gobiernos municipales. Nosotros estamos para solucionar problemas que le atañen a los vecinos y vecinas. Y hay directrices políticas que creemos que vienen mal a la ciudadanía y otras bien. Nosotros estamos para apoyar las que vienen bien a la ciudadanía y para criticar las que no vienen bien.

De verdad que los políticos deberían tener una asignatura que fuera estudiar cómo ha sido el movimiento ciudadano, desde que estaban las cabezas de familia. Con el antiguo régimen, no estaban permitidas las asociaciones de vecinos y entonces estaban constituidas en cabezas de familia. Tendrían que estudiar cómo ha sido el movimiento ciudadano, vecinal, en Córdoba, cómo ha ido tejiendo redes, cómo ha funcionado y ha ido presionando para que la ciudad sea mejor. Indiscutiblemente, deben tener totalmente claro que la ciudad es mucho mejor con el trabajo del movimiento vecinal. Y no hay que olvidar todo el trabajo que han hecho ciertas personas que no están valoradas en esta ciudad y debían tener su reconocimiento, porque han sido claves en el desarrollo de la ciudad.

P. Pregunto esto cuando iniciamos un nuevo curso, un curso muy especial porque hay elecciones municipales en mayo de 2023. ¿Es el momento de redoblar las reivindicaciones vecinales?

R. Los periodos electorales son muy complicados. Yo he pasado, en mis dos mandatos, varias elecciones tanto nacionales, como regionales y locales, y una pandemia. Ha sido bastante intenso. Este año que se nos presenta, es muy complicado, porque es un año electoral y, evidentemente, en año electoral las promesas se redoblan, las críticas se redoblan y el acercamiento al movimiento vecinal se redobla.

Una de las críticas que siempre ha existido en el movimiento vecinal es que, en época electoral, es cuando los políticos van más a las asociaciones. Cuando ya el gobierno local está en el poder, parece que se le olvida que las asociaciones vecinales existen. Esa es una de las críticas fundamentales que hay en el movimiento vecinal. En periodo de elecciones todo son acercamientos y buenas intenciones con el mundo vecinal, y después se van olvidando.

Nosotros hemos intentado, tanto en este mandato como en el anterior (de la Federación Al-Zahara), que los políticos no se olviden de que los vecinos y vecinas de los barrios son los que votan. Y no se les puede olvidar durante tres años y medio y en el último momento acordarse de ellos. Con lo cual, yo siempre invito a que los políticos vayan a los barrios, los visiten y no olviden que hay órganos participativos, como los consejos de distrito, el Consejo del Movimiento Ciudadano…que tienen que acatar sus decisiones porque son órganos reglamentarios. Y no pueden olvidar que el Reglamento de Participación Ciudadana está en vigor y es obligatorio su cumplimiento.

No puede consentirse que existan aceras que parece que son privadas

P. ¿Qué poder real tienen los vecinos en una ciudad?

R. Bueno, primeramente su voto, está claro. Y después, a través de los órganos de participación creemos firmemente que hay muchas posibilidades de incidir en la vida de la ciudad.

En Córdoba tenemos, a diferencia de otras ciudades, órganos participativos que son muy importantes y que pueden decidir la vida de los barrios. Lo que pasa, y vuelvo a incidir en la pregunta de antes, los políticos se los tienen que creer. Órganos como las juntas municipales de distrito, consejos de distrito, el Consejo del Movimiento Ciudadano… esos órganos son fundamentales para hacer que los beneficios recaigan sobre los barrios y la ciudadanía.

El problema es que no se los crean, que no se les dé cancha a estos órganos. Entonces, las juntas municipales están muy de capa caída, en algunos distritos están casi sin funcionar; los consejos de distritos son fundamentales porque aúnan a colectivos sectoriales desde educativos, deportivos, de mayores, asociaciones vecinales…etcétera, con lo cual hay una amalgama de inquietudes que inciden en beneficio de la ciudadanía. Pero los políticos tienen que creérselo. De ahí, por ejemplo, que los centros cívicos estén muriendo poco a poco.

P. Iba a preguntar por eso, porque es una queja muy extendida desde distintas asociaciones de vecinos el desmantelamiento de los centros cívicos.

R. Es muy peligroso. Los centros cívicos se lograron con sangre, sudor y lágrimas, muchas personas lucharon por conseguir estos centros cívicos. Además tenían una razón de ser con la descentralización de los servicios del Ayuntamiento. Pues se han desmantelado. Muchos centros cívicos parecen islas desiertas, sin actividades. Vuelvo a decir: en un principio había dos técnicos de Participación en cada centro cívico y ahora hay un técnico por cada dos o tres centros. Después, la gestión de los centros cívicos que debe ir con las juntas municipales de distrito, que están también en muchos casos desmanteladas y no funcionan. Todo eso hace que los centros cívicos estén prácticamente, no muertos, pero sí en la UVI.

Nosotros vamos a seguir luchando, junto con el Consejo del Movimiento Ciudadano, para que de este desmantelamiento y esta agonía salgan adelante y vuelvan a resurgir. Hay falta de personal, no hay bolsas de trabajo, deben aumentarse los servicios sociales, aumentar la gestión para trámites y que no haya que ir al centro… Para lo que estaba pensado un centro cívico, hoy no está, no funciona.

Y este desmantelamiento no es de este mandato nada más, de este gobierno, sino que ya se venía produciendo, fundamentalmente por la ley que ha constreñido mucho la administración pública, la Ley de Racionalización de las Administraciones Públicas ha hecho que falte personal, ya no solo en Participación Ciudadana, sino en Parques y Jardines, en Infraestructuras… Hay un desmantelamiento funcionarial que hace que los servicios al ciudadano sean cada vez peor.

P. Hablaba antes de la pandemia y entonces se demostró que el movimiento vecinal fue el colchón para muchas familias. Estamos saliendo de esa crisis y ahora se nos anuncia otra… ¿Cómo actúan las asociaciones vecinales en estas circunstancias?

R. Durante la pandemia, yo estoy muy orgulloso de las asociaciones vecinales. Al principio, en los primeros días, es cierto que el alcalde, José María Bellido, nos consultó. Nosotros creímos fundamental poner nuestros recursos y ponernos a disposición de la ciudad. Nos pusimos a disposición del alcalde para lo que pudiéramos hacer o solucionar. Fueron muchas las reuniones con el Ayuntamiento y creo que, sí es verdad que la comunicación fue muy buena. Hubo una cierta polémica con el órgano que se creó de Todos por Córdoba, pero en ese momento creímos que era una de las soluciones para intentar paliar toda la crisis que se venía encima.

Yo particularmente y mi familia, recibimos muchas llamadas pidiendo socorro, de personas que nunca creíamos que iban a necesitar lo más básico como comida. Y es cierto que el teléfono funcionó y en muchas circunstancias tuvimos que echar mano del alcalde y alguna concejala, diciéndole que había zonas muy necesitadas. La pandemia se cebó, como casi siempre, en los barrios más pobres, en el barrio Guadalquivir, Sur, Las Palmeras, Las Moreras… La verdad es que hubo momentos muy, muy duros, de llamadas  a horas intempestivas de la noche diciendo que había 300 familias que necesitaban comida.

Creo que, visto con el tiempo, ¿se podrían haber hecho las cosas mejor? Sí. ¿Que se hicieron como mejor se pudo porque la pandemia evidentemente, tanto a nivel local como nacional, nos vino de sopetón? Yo creo que, visto al tiempo, se salió.

Pero hay que hacer una valoración, con el tiempo transcurrido, saber lo que se hizo mal, lo que se hizo bien. Porque ahora nos viene otra crisis, no sanitaria, pero sí es cierto que mucha gente va a quedar en paro, la inflación va a ser terrible, el acceso a servicios y alimentación cada vez es más complicado… Y se va a cebar otra vez en los mismos barrios de siempre.

A las personas que viven en las parcelas no las podemos dejar ahora sin casa

P. Sí, porque Córdoba tiene a varios barrios entre los más pobres del país. Es un desequilibrio en sí mismo en la ciudad.

R. Sí, cinco barrios. Esa es una cuestión que llevamos luchando desde siempre. Ese desequilibrio que, por más que trabajas, por más que intentas, no hay manera. Hay asociaciones vecinales como en el distrito Sur, en Las Palmeras, en Las Moreras, que están trabajando, pero no sé por qué, no se sale de esa lista negra. Y la administración, muchas veces, sí invierte bastante dinero en proyectos.

Yo tengo mi teoría, que es que no se escucha lo suficiente a los vecinos y vecinas que están sufriendo esos problemas. Hay proyectos que se hacen desde Madrid o desde Sevilla o desde otras partes, sin contar efectivamente con los vecinos y vecinas. Yo creo que los grandes proyectos, están bien, pero lo que necesitan los barrios y lo que les hace falta, lo saben los vecinos y vecinas.

Nuestra convicción es que no es cuestión de regar con dinero los barrios, es una cuestión de que ese dinero vaya destinado efectivamente a lo que los vecinos y vecinas necesitan. Para eso hay que escucharlos, porque saben lo que necesitan, porque saben las deficiencias en educación que tienen, porque saben las deficiencias en vivienda que tienen, las deficiencias en seguridad… Si no se les escucha, por miles de millones de euros que gasten, no se va a salir.

Ellos y ellas saben lo que necesitan y lo que podría hacerles salir de ese gueto. Y muchas veces te das cuenta de que, quizás a las ciudades les interesa tener ciertos guetos. Viven lejos…los problemas están allí, que no vengan a mi barrio.

Pero lo que está claro es que si no se escucha a los vecinos, no se va a salir de esa situación. En Las Palmeras, por ejemplo, la asociación vecinal está trabajando enormemente, con convenios con la Universidad y con Loyola en el tema educativo, están consiguiendo que algunos alumnos y alumnas estén estudiando carreras. Eso es lo que hace falta. Y, fundamentalmente, lo que ellos dicen: cuando una familia de Las Palmeras o Las Moreras consigue un trabajo, consigue una estabilidad, que no se vayan del barrio. Porque si no se les dota de suficientes servicios para que no se vayan, con nada que estas familias tengan los suficientes recursos para irse del barrio, se van. Con lo cual, el barrio nunca acaba con esa degradación. Y ellos (los vecinos) lo que pretenden es que el barrio vaya transformándose. Necesitaban un instituto para que los chicos y chicas no tuvieran que ir lejos, se ha conseguido que en Miralbaida se haga un instituto. Pero hay que oírlos.

Porque además, entroncando con la pregunta anterior, en los momentos peores de la pandemia todos lo hemos pasado mal, pero quienes han pasado hambre han sido personas de estos barrios. No digo que en otros lados no, pero la pandemia y este tipo de circunstancias se ceba mucho más en estos sitios. Y es muy doloroso llamarte a las once de la noche y que te digan: mañana tengo aquí a 300 personas que no tienen qué comer.

Y no se llega a salir nunca de esta maldita lista. En Sur, por ejemplo, hay siete u ocho salas de juego, de apuestas. Pero no disponen de espacios deportivos donde los chicos y las chicas puedan ir a jugar. Bueno, ahora parece que el Polideportivo de la Juventud se va a poner en valor, pero ¿cuándo? Parece que hay sitios que están ‘malditos’ en servicios y la pobreza se ceba con ellos.

P. Hablemos de otro caballo de batalla de siempre para los vecinos: el urbanismo en sus distintas caras. Sobre el uso de la vía pública ¿cuál es la radiografía que hacen sobre su situación? Siempre se ha hablado de los veladores.

R. Como su propio nombre indica, las vías son públicas. No estamos a favor del concepto de que las aceras, en muchas circunstancias, tenga una dimensión casi privada.  Es cierto que una de las luchas en la vía pública ha sido los veladores, pero no solo. Hay otras circunstancias que inciden en la vía pública y que van en perjuicio del peatón, del viandante.

En los veladores, estamos participando junto al Consejo del Movimiento Ciudadano en la Mesa de Veladores, que llega a algunos acuerdos, pero la burocracia que existe en el tema de vía pública es muy cansina y no hay avances. Durante la pandemia entendimos que había que abrir un poco la mano con respecto a los veladores, porque estaba pasándolo mal el sector de la hostelería, pero ya se tiene que volver a la normalidad.

Con la ordenanza de veladores casi pasa igual que con la que hablábamos antes de Participación. No se llevan a cabo todos los extremos, toda la reglamentación, de la ordenanza. Y hay que tener en cuenta que en la vía pública ya no solo inciden los veladores, sino que últimamente también son los patinetes, las bicicletas, comercios… La vía pública es para los viandantes, independientemente de que puedan ponerse otras cuestiones. Pero en muchas ocasiones el perjuicio para los viandantes es total.

Nosotros estamos defendiendo que la prioridad son los peatones, porque si no, estamos en una selva. Ahí entronco también con la peatonalización, siempre que sea peatonalización y no hacer un espacio para que se ocupe con otras historias, y siempre acordado con los vecinos y vecinas. En este año electoral, será un caballo de batalla, a ver qué nos proponen en torno a la vía pública. Pero nosotros no nos vamos a mover de nuestra posición: la vía pública es pública y debe servir para que los ciudadanos tengan un acceso y un tránsito normal. No puede consentirse que existan aceras que ya, por defecto, parece que son privadas. Estamos totalmente en contra del concepto de que se consiga un espacio de vía pública para poner veladores.

Y después hay que cumplir todas las normas. La ordenanza hay que cumplirla. Nosotros no estamos en contra de que, en un momento dado, un bar pueda poner dos mesas más, el problema es el abuso sobre la vía pública. Porque el abuso en la vía pública va en perjuicio de los vecinos, va en contra del descanso y de las normas de convivencia.

Ya no solo es el centro el que tiene el problema de uso de la vía pública, sino que en muchos barrios estamos notando que ya hay muchas quejas de vecinos porque no tienen descanso, porque no tienen accesibilidad para minusválidos, tienen muchos problemas para pasear o andar por las aceras… Eso hay que remediarlo, no puede ser que el beneficio para unos vaya en perjuicio de otros. Esto lleva mucho trabajo. El concepto, además, en Córdoba de vivir mucho en la calle, de estar mucho en la calle, tenemos que tener en cuenta que no podemos fastidiar a muchos. Y evidentemente, la vía es pública.

Cuando el gobierno local está en el poder, se le olvida que las asociaciones vecinales existen

P. Otro gran foco histórico del urbanismo en Córdoba son las parcelas y su situación. Parece el cuento de nunca acabar.

R. Sí. Históricamente, la Federación estuvo en contra de lo que son las parcelaciones alegales. Históricamente. Eso, al paso de los años y de los mandatos y gobiernos locales, se dejó la manga ancha y hay muchísimas parcelas. A mí no me gusta hablar de parcelistas, me gusta hablar de personas.

Nuestra posición ahora es que no haya más constitución de parcelaciones, que no haya más, que eso se ha parado , por el momento no existen más. Y, segundo, que a las personas que están en las parcelas, no las podemos dejar sin casa ahora. Y que al menos los servicios básicos, tiene derecho a ellos: agua, luz, saneamiento. Porque sería una infamia. Hay personas que tienen a 20 o 50 metros el enganche del agua. Lo que no nos parece humano es que, incluso ahora con la sequía, haya personas que estén bebiendo agua de pozos que están mal.

Se ha conseguido y eso hay que decirlo, con un trabajo importantísimo del Consejo del Movimiento Ciudadano, la Oficina del Territorio, muy demandada desde hace mucho tiempo, que va a poner en orden todas estas cuestiones. Hay parcelaciones que nunca van a ser legales, nunca, por su situación. Además aquí no solo entran leyes locales y autonómicas sino también de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Pero hay muchas que sí pueden ser legalizables y, al menos, nosotros estamos luchando porque esas personas sí tienen derecho a unos servicios básicos como son agua, luz y recogida de basura. No las podemos dejar como en el tercer mundo.

Y, además, porque llegados a este momento, ¿qué hacemos con estas personas? Antiguamente, quizás podían ser personas que tenían una segunda vivienda, que la utilizaban para fines de semana o el verano… Pero hoy en día no, hoy son primeras viviendas y son personas y familias que están asentadas allí.

Eso también significa, no solo sobre los suministros básicos, sino también de otros servicios, que hay que dotar a algunos núcleos en El Higuerón, Villarrubia, Alcolea, Trassierra… porque la población ha aumentado mucho. Y ya digo que ya no es una segunda vivienda, sino primera vivienda.

Nuestro trabajo sobre parcelaciones apoya al Consejo del Movimiento Ciudadano, evidentemente, y es dotar de servicios básicos a estas personas. Y, sobre todo, que se intente dentro de lo que cabe, la legalización, dentro de la ley, la LISTA, que creo ha sido una buena solución. Llegar al acuerdo de esta ley, que se aprobó por casi todos los partidos del Parlamento autonómico, fue un hito. Ahora hay que trabajar si hay que retocarla, pero que ya haya una ley creo que es muy importante. Y, sobre todo, que se haya conseguido -porque eso no es que el político o la política de turno diga vamos a hacer una Oficina del Territorio-, sino que eso ha sido otro de los hitos del movimiento vecinal que casi nadie lo dirá, pero ha sido mucho trabajo y se ha conseguido a través de muchas reuniones. La Oficina del Territorio va a ser fundamental para dar seguridad a estas zonas.

P. Citaba algunos núcleos de población como son las barriadas periféricas. ¿La distancia es el olvido para ellas? ¿Están suficientemente atendidas como cualquier otro barrio de la ciudad?

R. No, no. Ese es otro trabajo de la Federación muy importante. Primero, hay que tener en cuenta que son vecinos y vecinas de Córdoba, y que pagan como tales. Con lo cual, nuestra consideración es que tienen que tener los mismos derechos que cualquier vecina de Córdoba. Igual que el que vive en Valdeolleros o vive en Ciudad Jardín, vive en El Higuerón. Paga sus impuestos y son ciudadanos con todas las de la ley. ¿Qué es lo que ocurre? ¿La distancia? No puede ser que, por ejemplo en Cerro Muriano después de mucho trabajo el centro cívico se inaugure pero esté vacío, que no haya seguridad, porque los policías locales están de lunes a viernes y los fines de semana no hay seguridad, si hay algún problema tienen que echar mano de la Guardia Civil o la Policía Nacional. Y son vecinos y vecinas que pagan también la Policía Local, porque de sus impuestos también se paga. Pero, por ejemplo, en Trassierra, el viernes se va el policía local y hasta el lunes no viene, igual que en otras barriadas.

Si en un barrio los servicios son necesarios, por ejemplo en distrito Norte o distrito Sur son fundamentales, pues para una barriada periférica lo son mucho más. Porque la distancia para hacer una gestión por ejemplo de empadronamiento, no es lo mismo ir de Villarrubia hasta Capitulares.

Otra cosa: el transporte. La lejanía se hace más pequeña si hay un buen servicio de transporte. El Cercanías -otro trabajo que se hizo durante el mandato anterior y este, que se consiguió-, no es solamente poner el tren y los raíles, sino que hay que consensuar horarios, tarifas… Porque esto es la pescadilla que se muerde la cola: Renfe dice que no pone más trenes porque no hay más viajeros; pero si los horarios que ponen no son los adecuados para los vecinos, pues evidentemente no sirve de nada. Hay que dotar a estas barriadas de un buen servicio de transporte, por ejemplo a Santa Cruz, que es un barrio y está olvidado. Habrá que dotarlo de más servicios, poque si no, la lejanía sí que se hace eterna. En servicios como la limpieza, las características de las barriadas a lo mejor son distintas, porque hay poda y otras circunstancias. Habrá que dotar de unos servicios que puedan tener valor en estas barriadas.

Pero en definitiva estamos luchando poque tengan los mismos derechos que cualquier vecino de cualquier otro barrio. Porque, insisto, son vecinos y vecinas de Córdoba y pagan los mismos impuestos. Y no puede ser que tengan inseguridad, problemas de transporte y una serie de circunstancias que hagan que sea más dificultoso vivir en Villarrubia que vivir en Córdoba.

Quienes viven en las barriadas tienen que tener los mismos derechos que cualquier vecino de Córdoba

P. Mientras, en el casco histórico se da el abandono de estos barrios por los vecinos, se van. ¿El turismo es el único culpable?

R. Bueno, no es el único, pero sí uno de los principales. Evidentemente, la Mezquita no la podemos quitar de donde está, ni el Alcázar… el casco histórico es el que es. El problema quizás sea el tipo de turismo que hemos estado soportando. Siempre hemos dicho que Córdoba, que es una ciudad Patrimonio de la Humanidad, debe cuidar al turismo. Pero una clase de turismo no nos conviene, el turismo de borrachera, de despedida de solteros…ese turismo no nos conviene, nuestro turismo es de otro tipo.

Claro, yo he conocido el casco histórico que nadie quería irse a vivir allí porque estaba abandonado. Ya soy un poco viejo (sonríe). Pero hubo momentos en que el casco era un barrio desechado. Eso, políticamente, se cambió y surgió un barrio más de Córdoba. ¿Cuál es el problema? El turismo ha hecho que muchos vecinos huyan pero porque los servicios se han ido deteriorando. Comercio de cercanía ya no existe prácticamente porque se ha destinado a otro tipo de comercio, el tráfico es muy complicado, el acceso es muy complicado y, fundamentalmente, no se ha invertido en vivienda para la vecindad. Hoy en día cualquier piso se destina a piso turístico, hay muchos fondos de inversión que están comprando casas para hacer apartamentos turísticos… Con lo cual, con todas esas circunstancias alrededor del turismo -no tiene la culpa el turista-, pues sí es cierto que el casco histórico se está vaciando, porque es incómodo vivir en el casco. Para muchas personas ya es incómodo vivir en el casco.

También hubo una época en la que, todo evento que se imaginara en esta ciudad, iba al casco. Desde las Cruces de Mayo a salidas de rallye…todo evento que se plantea parece que la única salida que tiene es hacerlo en el casco. Con lo cual, el casco es un continuo hervidero de personas que van y vienen. Eso no es lo malo sino todas las molestias que se ocasionan: en suciedad, en seguridad… Es muy complicado vivir en el casco en estos momentos. Además, al vivir en un casco que es Patrimonio de la Humanidad, los vecinos no pueden poner placas solares como en otros barrios. Son muchos condicionantes que hacen muy dificultoso vivir en el casco. Muchos eventos, por ejemplo la Semana Santa con el traslado de la carrera oficial, pues supuso otro evento más que se hace en el casco. Nosotros no estamos diciendo que esto o aquello sea pernicioso, sino que la concatenación de actividades en el casco lo que hace es que sea un continuo, con el deterioro de la vida normal de los vecinos.

Así estamos en estos momentos, que el casco tiene muchas dificultades para ser un barrio en el que viva la gente. Y hay que tener en cuenta que uno de los condicionantes de la Unesco para considerar el casco histórico como Patrimonio de la Humanidad es que sea un barrio habitado por vecinos y vecinas. Si ese condicionante no lo cuidamos, quizás llegue un momento que nos quiten ese reconocimiento. Hay que hacer todo lo posible, por ejemplo desde Vimcorsa alquileres para que la juventud vaya al casco, para mantenimiento de vivienda y otras circunstancias, para que las personas que vivan en el casco disfruten como vecinos, como cualquier otro, y no tengan la idea de abandonar, que hay muchas personas que están pensando en abandonar el casco porque les es incómodo. Porque hay temas por ejemplo como el de la hostelería, si hay barrios en el que es complicado, en el casco se duplica, el tema de la gentrificación habría que verlo también…. Tenemos que luchar por un turismo que sea sostenible, que deje en la ciudad un beneficio y no sea en perjuicio de los vecinos.

Por ejemplo, vengo ahora (de vacaciones) de Bilbao y se están planteando el tema de la tasa turística. En otras ciudades, como Valencia, Barcelona, Palma de Mallorca… la tasa turística está aceptada. Yo recuerdo aquí en el mandato anterior que se planteó la tasa turística en algunas circunstancias y nos quedamos prácticamente solos. Yo no digo que haya que buscar una tasa turística, pero sí digo que habrá que buscar circunstancias que hagan posible la convivencia entre vecinos y el turismo. Pero pensar solamente en el casco como una zona turística es muy pernicioso para los vecinos y vecinas, porque son los que lo sufren.

P. Te quería peguntar también qué papel juega Al Zahara y las asociaciones de vecinos en el feminismo y la consecución de la igualdad? Te escucho siempre hablar de vecinos y vecinas…

R. La Federación tiene un Plan Transversal de Mujer, que nuestra vicepresidenta, Carmen Olmo, lo lleva trabajando fenomenalmente desde este mandato y el anterior. Porque creemos fundamental visualizar todos los problemas que tiene la mujer en el acceso, por ejemplo, a cargos públicos, etcétera, y no solamente eso, sino cómo se discrimina muchas veces de una manera subliminal, a la mujer.

En este Plan Transversal revisamos todo el tema feminista no solamente en cuanto a las vocalías de la Federación y el trabajo de las asociaciones vecinales, sino que hacemos nosotros también una revisión y una crítica, cuando hay que hacerla, a los organismos oficiales, a las delegaciones. Hacemos ese trabajo.

Trabajamos conjuntamente también con la Plataforma Cordobesa contra la Violencia a las Mujeres, también con el Fórum Feminista y asociaciones feministas. De hecho, hemos hecho unas jornadas sobre el papel social de la pornografía y ahora en septiembre vamos a volver a retomar el tema, con personas muy importantes del estudio de la pornografía en las redes sociales y la vida social…

En definitiva, la Federación Al-Zahara siempre está en estos trabajos y contra la discriminación de la mujer, siempre vamos a estar a favor de la no discriminación, porque creemos que es fundamental, en el trabajo, en la vida social.

Hay que luchar por un turismo sostenible, que deje en la ciudad un beneficio y no sea en perjuicio de los vecinos

P. Le quería preguntar por otro reto, ahora que estamos terminando un verano en el que hemos sufrido el calor y altas temperaturas de manera muy prolongada. Sobre el cambio climático y cómo afrontarlo desde la ciudad, ¿Qué dicen los vecinos?

R. Nosotros veníamos avisando, desde hace mucho tiempo, que el cambio climático, ya no solo a nivel local sino nacional, etcétera, ya no es una cosa que va a venir, sino que el cambio climático ya está aquí. Desde los barrios se pueden hacer muchas cosas, siempre y cuando los políticos se crean que lo que decimos los vecinos y vecinas tiene importancia. Por ejemplo, tú te das un paseo por los barrios de Córdoba y te das cuenta de que hay muchos alcorques sin árboles, que están talados por cualquier circunstancia y no hay árboles. En una ciudad como Córdoba, que no haya una arboleda suficiente para dar frescor y sombra, es impensable.

También tenemos un convenio con Sadeco y Emacsa para intentar concienciar a los vecinos sobre la importancia de hacer pequeños gestos en los barrios que ayuden a mitigar un poco el cambio climático. ¿Se puede hacer mucho? Sí, pero hay que dotar de suficientes recursos para que los vecinos puedan acceder a estos cambios, desde ayudas a las viviendas para la eficiencia energética, dotar de arboleda a los barrios… Y volviendo a escuchar a los vecinos y vecinas se podrían hacer muchas cosas. Evidentemente, es un granito, pero granito a granito se puede hacer una montaña.

P. ¿Cree que es el mayor reto que como sociedad tenemos por delante?

R. Bueno, no es que sea un reto, es que es una necesidad. Si no hacemos caso a lo que nos está diciendo el medio ambiente, el clima, vamos a pasarlo muy mal. El tema del agua, por ejemplo, que los embalses están como están, hay que hacer una concienciación tremenda sobre el uso del agua. El otro día leí, también, que Córdoba es después de Madrid la ciudad con más piscinas… Bueno, hay que estudiarlo todo. El agua es un bien escaso. Y no solo porque yo pueda pagarla, puedo derrocharla.

Pero es un trabajo de concienciación que hay que hacer en los barrios y también se tienen que concienciar los políticos, que tienen que dar todas las posibilidades para que se haga esta concienciación. Hay que hacer un trabajo muy serio de concienciación, de que el cambio climático está aquí. También en el tema de la electricidad, con un consumo moderado, pero claro hay que dar los recursos necesarios. Las tarifas eléctricas, por ejemplo: hay muchas personas que ya no llegan a poder pagar la factura eléctrica y vivir en Córdoba sin aire acondicionado, es tremendo. Pero claro, si usamos mucho el aire acondicionado, también va en perjuicio del medio ambiente. Habrá que ver cómo variamos esa tónica, habrá que ver el tema de las placas solares, la eficiencia energética… porque urge. Urge.

Hay que hacer una concienciación tremenda sobre el uso del agua

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