Bellas Artes da voz a los artistas madrileños y valencianos del siglo XVIII
La Sala I de Dibujos y Estampas del Museo de Bellas Artes de Córdoba acoge desde este martes y hasta el 28 de enero de 2024 la muestra Dibujos madrileños y valencianos del siglo XVIII, que expone y cataloga, por primera vez de manera conjunta, los dibujos de artistas madrileños y valencianos que trabajaron a lo largo del siglo XVIII en el entorno de la capital de España y en Valencia, teniendo en cuenta la intensa relación mantenida entre ambos ámbitos en dicho periodo.
Se trata de una muestra compuesta por una treintena de obras incluidas en la destacada colección de dibujos del Bellas Artes y durante el acto de inauguración de la misma, el delegado territorial de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía en Córdoba, Eduardo Lucena, ha explicado que “la exposición presenta un total de 25 dibujos de artistas de los ámbitos madrileño, como Juan Domingo Oliveri, Antonio González Ruiz; Luis, Antonio y Zacarías González Velázquez, Luis Paret, y Alcázar y Manuel Salvador Carmona, así como valencianos, como Juan Conchillos Falcó, José Camarón y Bonanat y Mariano Salvador Maella”.
Por su parte, el director del Bellas Artes, José María Doménech, ha señalado que “también se expone un catálogo detallado de la muestra en el que se estudian 36 dibujos, algunos ya conocidos aunque nunca catalogados, y un conjunto de anónimos que ahora se relaciona con los miembros de la familia madrileña de los González Velázquez, o con los valencianos José Camarón y Mariano Maella”.
La mayoría de ellos proceden de las compras efectuadas por el Museo de Bellas Artes de Córdoba en los años 1877 y 1917, varios de ellos depositados en 1943 y uno adquirido recientemente por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.
Lucena ha destacado la repercusión de la cultura ilustrada en el mundo de las artes y en la sociedad, siguiendo el ejemplo francés, bajo la nueva dinastía borbónica reinante en España.
La Ilustración, defensora de la razón y del gusto neoclásico basado en la antigüedad, defendió el control estatal del patrimonio histórico-artístico y el fomento de las artes para contribuir al desarrollo del país.
Se fomentó en aquellos años la creación de academias para formar a los futuros artistas en las ciudades más importantes. En 1752 se fundó en Madrid la Real Academia de San Fernando y posteriormente en Valencia la de San Carlos, con importantes vínculos entre ellas, lo que explica que algunos de los mejores artistas valencianos trabajaran también en la corte.
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