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De patios entre Santiago y San Pedro (V): Tinte, 9

Tercer premio modalidad 'Arquitectura antigua' para la Casa-patio en Tinte, 9. | ÁLEX GALLEGOS

Rafael Ávalos

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Muchas son las calles que se abren al paso por Agustín Moreno. Desde Campo Madre de Dios, una de las primeras es Tinte. Esta estrecha vía guarda además un pequeño rincón en el que tras una puerta se esconde uno de los jardines particulares que cada año son parte del Festival de Patios de Córdoba. Se encuentra éste en el número 9 del citado lugar, donde Ana Muñoz vive desde hace décadas. También unas cuantas son las que acumula como cuidadora de un recinto florido que además es sede de la Academia de Baile Español de Maribel Montero. A sus espaldas tiene la propietaria del inmueble más de 30 presencias en el Mayo Festivo de la ciudad -guía-. Ocurre dentro de la ruta Santiago-San Pedro, con la vivienda enclavada en el primero de los barrios.

Tiene su origen el edificio en el siglo XIX, aproximadamente. De hecho, las primeras escrituras de propiedad datan de 1865. El inmueble fue de carácter vecinal hasta bien entrada la centuria del XX. Fue entonces cuando la familia de Ana Muñoz se trasladó al mismo para compartir hogar con otras antes de que la casa pasara a ser suya. En ese instante, los padres de la actual dueña realizaron reformas que sin embargo no afectaron a la esencia del patio. Allí ubicaron además su taller de platería. Hoy por hoy este espacio es uno de los veteranos del Festival, pues es partícipe del mismo desde 1986 de manera ininterrumpida. Aunque su acceso al Mayo Festivo, dentro de la modalidad de Arquitectura Antigua, tuvo lugar en torno a 1975, según defiende Muñoz. Ella, pese a su edad, mantiene intacta la ilusión por mostrar sus plantas, que incluso coloca en micromacetas elaboradas con tapones y otros elementos. “Salir al patio, sembrar lo que sea y ver que prospera, eso, es para mí lo más grande”, asegura.

PREGUNTA. ¿Qué significa el patio para usted?

RESPUESTA. Si yo te digo que desde que era una niña estoy bregando con las macetas… A mí me da vida. Eso de salir al patio, sembrar lo que sea y ver que prospera, eso, para mí es lo más grande. Las flores son mi familia. Tengo macetas que eran de mi madre y que pueden tener 70 años.

P. ¿Por qué decide participar en el Festival?

R. Porque tenía el patio lleno de flores y le decía a mi hermana, que lo tiraba por si colaba: este año voy a poner el patio a concurso. Y mi hermana me decía: “No, no, el patio a concurso no, porque vienen muchas personas, no las conocemos, se pueden esconder”. Total, que al año siguiente volvía con las mismas y yo con el patio lleno de flores. Una de las veces que lo dije, estaba mi sobrino, su hijo, y lo repetí: pues este año presento el patio a concurso. Mi hermana dijo que ni hablar y ya mi sobrino le contestó: “Mamá, ¿por qué no la dejas? Con lo bonito que tiene el patio”. Ya parece que mi sobrino la convenció y pude. Desde entonces, aquí estamos. Ya no he querido dejar de ponerlo ningún año, porque a ver si lo dejo y cuando diga de volver, me dice que no.

P. ¿Qué opinión le merece el Festival de Patios hoy por hoy?

R. A mí me encanta. Lo veo muy positivo. Que podamos lucir esto en Córdoba, que es único, para mí es una satisfacción muy grande.

P. ¿Qué considera necesario mejorar?

R. Cuando yo empecé a poner el patio nos daban 5.000 pesetas. Yo veo bien. Si van mejorando cosas, pues mejor. Ellos (las instituciones), supongo que tendrán sus problemas también. Yo pongo mi patio, que para mí está muy bonito y pienso que para las personas que vienen, también lo verán bonito.

P. ¿Qué futuro cree que aguarda al Festival de Patios?

R. No le veo mal futuro. Yo creo que esto va a seguir para delante. Pienso que todos miraremos por esto para que siga para delante. Es verdad que yo ya no puedo y tengo la ayuda de una vecina.

P. ¿Cuál es su recomendación para disfrutar de los patios?

R. Que no entren muchos (visitantes) de golpe, que entren poquitos. Y no entrar, ponerse en la puerta, dar una vuelta e irse. Eso no es ver un patio. Es entrar y ver todas las cosas que hay, que en la galería tengo un montón de macetas pequeñas y eso tiene un trabajazo. Te diría que casi me sienta mal cuando llega una persona, entra a la puerta y se vuelve. Casi que me molesta, porque dices: a éste no le gustan las flores o yo qué sé. Pero bueno, cada uno es dueño de sus actos.

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