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Capítulo quinto: de la vida y la Historia

Comparsa 'Puente de plata' | TONI BLANCO

Rafael Ávalos

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Aunque no tanto como fuera de desear, mejoró la situación. Quizá fue porque había un fallo del jurado a las puertas, quizá porque era sábado. El caso es que el ambiente en el Gran Teatro superó al de días anteriores en la extensión de una buena afluencia. Tampoco es que ésta resultara del todo positiva, de manera puntual siquiera, a lo largo de la última preliminar. El Concurso de Agrupaciones Carnavalescas alcanzó el final de su primera fase con la presencia de la comparsa de Pablo Castilla sobre las tablas. Este grupo fue el más destacado de una sesión que, por lo general, resultó interesante en esa modalidad y en las demás, incluida la de coros con el sevillano de Carnaval Marchena. Ocurrió todo antes de que se conocieran los nombres de los semifinalistas del certamen, que encara su siguiente fase a partir del lunes -guía del Carnaval de Córdoba-.

El caso es que la noche lo fue de la vida y la Historia… El único coro de esta edición del Concurso fue precisamente el encargado de abrir la función. Éste fue el Carnaval Marchena, que presentó en el escenario ‘Como en el cine’. Los sevillanos debutaron en la batalla de coplas de Córdoba con el séptimo arte como base de su tipo y de su repertorio. Después fue turno para la otra agrupación infantil de 2019, en este caso la chirigota de Miguel Pinto y Gregorio. Los chicos y las chicas de la cantera defendieron su ‘Como perros y gatos’ de manera muy simpática. También con buena voz, sobre todo la de un niño y dos niñas, que arrancaron más de un olé del público. Iban, por cierto, de indios y vaqueros. Del oeste norteamericano se pasó al callejón de cualquier ciudad, donde habitaban unas ratas llamadas ‘Los canallas’. Ésta fue la propuesta, cargada de crítica a la realidad política y social actual, de la comparsa de Villaviciosa.

Poco a poco crecía el número de espectadores, pero continuaba en torno a la media entrada. También cuando pisó las tablas la chirigota femenina de Antonio Gálvez y Francisco Pedregosa. Este grupo acudió al certamen con ‘Las conquistadoras, una chirigota estelar’, un grupo de marcianas que terminó por enamorarse del Carnaval y de la ciudad. La noche fue definitivamente a más ante la aparición en el escenario de una de las agrupaciones más esperadas siempre. La comparsa de Pablo Castilla tomó el control con ‘Puente de plata’, una propuesta que atrajo incluso a la concejala de Turismo del Ayuntamiento de Bailén, María de las Nieves Rusillo. Porque la idea para este 2019 del inconfundible autor no era otra que mostrar su repertorio como combatientes españoles de la Batalla de Bailén -19 de julio de 1808-.

La comparsa de Pablo Castilla, con el Gran Capitán como referencia también -por el nombre del grupo-, sonó como es habitual -muy bien- y lanzó un muy buen repertorio. En su primer pasodoble escribió a la figura de la mujer, con recuerdo final a su madre, Rosario Valle. El ramo de flores regresó a la butaca del Gran Teatro que ocupaba. Se hizo un repaso a la Historia de España, que también lo es de una liberación. Como lo es el Carnaval, cuyo Concurso prosiguió en esta ocasión con ‘Los de la B12’. Ésta es la chirigota de Vanesa Álvarez, que representó a unos tipos con necesidad de la citada inyección para superar su ebriedad. Tiró un buen pasodoble contra los recortes en las pensiones en el que estuvo acompañado por miembros de la Plataforma Ciudadana en Defensa de las Pensiones.

De comparsa a chirigota, y viceversa. Otro histórico subió a las tablas después con su comparsa. Fue Pepe Martínez que este año propuso ‘La voz del alba’, que recordó a aquellos pregoneros de tiempos pretéritos. El sonido clásico regresó al teatro, como también lo hicieron las carcajadas de la mano de la chirigota de Los Nenes, de Cañete de las Torres. Bajo el nombre de ‘Las Superwoman’, el grupo cerró un gran pase con una abuela que es heroína de la vida como protagonista. Los cañeteros robaron risas en todo momento, pero también mostraron cara crítica con un pasodoble sobre la Ley de Memoria Histórica. En concreto, se pronunciaron sobre la búsqueda de familiares en cunetas y fosas: más vale darles sepultura a ellos que sacar de la suya al dictador. La puerta al humor la mantuvo abierta el cuarteto de Pepón padre, que con ‘Salimos de la rutina’ también provocó el carcajeo del respetable. Este grupo, ojo al dato, tenía a sus espaldas 347 años, que son los que suman sus cinco componentes. Tras ellos tomaron el relevo los hipnotizadores de ‘Un, dos, tres…’. Ésta fue la idea que mostró la chirigota Cuca, de Almodóvar del Río, que se estrenó en el certamen.

Ya metida en plena madrugada, la función perdió progresivamente ambiente en lo que a afluencia de espectadores se refiere. Aun así, un buen puñado de aficionados siguió en sus butacas para recibir a la comparsa de Los Tunantes, de Pozoblanco. Regresó el grupo que en 2016 consiguió un tercer premio gracias a ‘La incorruptible’. Esta vez presentó ‘Las tablas de la Ley’ y demostró su notable nivel en música y voz, así como en letras. Juan Bautista Escribano regaló un pasodoble a la mujer -en defensa de su figura, y por tanto de la igualdad- para enmarcar: partió de la morena cordobesa de Julio Romero de Torres, tópico que colocó en su lugar. Sutileza sello de la casa. Pero el cierre le tocó echarlo a la chirigota de Los Indecisos, o de Pelos y Quillo, que esta vez subió al escenario con ‘Calle Melancolía’. Suya fue otra de las grandes coplas de la noche, el pasodoble dedicado a Miguel Amate, este año pregonero. La letra al autor, que es vida en la Historia del Carnaval de Córdoba, fue una pequeña genialidad, con la Piedra Escrita de por medio, antes de esperar el fallo del jurado.

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