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El liderazgo positivo y sus principales ventajas

Liderazgo positivo

Redacción Cordópolis

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Estar al frente de un equipo es complicado. Se necesita tener ciertas cualidades y fomentar ciertas habilidades que no todo el mundo posee. De hecho, incluso quienes están acostumbrados a dirigir o liderar suelen flaquear en ciertos aspectos que hacen que, a la larga, sus dotes no sean tan buenas.

Una de las mejores formas de evitar este declive al llevar equipos, o para incluso empezar a desarrollar esas cualidades que hacen falta, es ahondando en lo que se conoce como liderazgo positivo. Una corriente en pleno auge por su enorme impacto sobre el rendimiento de cualquier empresa o equipo. Una que debes conocer si aspiras a dirigir a tu propio personal.

¿Qué es el liderazgo positivo?

El liderazgo positivo, en los tiempos que corren, es una habilidad muy interesante para la coordinación de equipos de trabajo. Se trata de una habilidad que tienen aquellas personas capaces de hacer que los demás lleven a cabo determinadas tareas en beneficio tanto de ellas mismas como del grupo con el que colaboran, y no lo consiguen mediante la manipulación, sino a través de la ejemplificación.

Las personas que destilan el liderazgo positivo predican con el ejemplo, muestran que la positividad con la que abordan cada objetivo y cada desafío es clave para conseguir buenos resultados. Y, aunque suene bien, llevar este concepto a la práctica no es precisamente sencillo, porque suele requerir un importante cambio de mentalidad.

Una cualidad que debe formar parte del listado de las fortalezas personales de cualquier perfil profesional que vire hacia la dirección o gestión de equipos. Vamos a ver qué hace falta para conseguir un liderazgo positivo:

Capacidad para delegar

Un líder no puede, ni debe, llevar toda la carga de trabajo sobre sus hombros. Por eso, es parte fundamental del liderazgo positivo el tener la capacidad de delegar y repartir tareas. Se requiere conocer a fondo la empresa, como también los puntos fuertes y débiles de todo el equipo con el que se colabora.

Gracias a esto último, se puede repartir cada tarea de la forma más eficiente posible, ya que cada trabajador podrá sacar partido a su especialización y fortaleza para dar lo mejor de sí. Así, se consigue un equipo satisfecho, que se ve capaz y que lo demuestra.

Comunicación perfecta

La comunicación es fundamental para que todo funcione en el equipo. El trabajo en equipo es como una máquina que necesita que todos sus engranajes encajen y se muevan al mismo ritmo, y para eso debe haber total claridad y concisión a nivel comunicativo.

Todos deben estar al tanto del progreso de las tareas del resto de integrantes para poder sincronizarse mejor y seguir remando en la misma dirección. Así, además, se evitan dudas que puedan dañar al liderazgo.

Honestidad y buenas prácticas

Cuando se está a cargo de un equipo, más allá de para reforzar el liderazgo positivo, la honestidad y la buena ética deben ser primordiales. No solo a la hora de mantener los valores de la marca y transmitirlos claramente a tu equipo, también para que haya una mayor unión entre todos.

La falta de transparencia y de ética pueden dañar los lazos que unen a los miembros de un equipo, y eso es algo que rompe por completo las buenas dotes de liderazgo. Hay que ser claro y honesto, dar un buen trato y, por supuesto, dar incentivos también a los compañeros para afrontar cualquier desafío.

Compromiso y actitud positiva

Un líder que se entrega, que ayuda siempre que puede y que no renuncia ni a sus responsabilidades ni a su compromiso con sus compañeros es un líder querido. Este es uno de los pilares más importantes del liderazgo positivo, ya que ayuda a transmitir por completo el espíritu de trabajo que hace falta para que todo salga adelante por más complicaciones que surjan.

Un equipo siempre estará más motivado si ve a su líder volcado por completo, si ayuda y anima de forma positiva cuando hace falta. No es tan complicado, pero a veces se olvida, y no hay nada que refuerce más el liderazgo que este punto. Con diferencia.

Refuerzo de la confianza

Otro aspecto imprescindible es transmitir confianza a todo el equipo. Esto es algo que va de la mano del primer punto que hemos tratado, la capacidad para delegar, pero va un paso más allá. Siempre hay que confiar en las aptitudes y capacidades de cada uno de los integrantes del grupo. Siempre.

De hecho, hay que saber transmitir esta confianza por igual a todo el mundo. Por eso mismo, es crucial evitar cualquier tendencia que fomente el favoritismo, o que deje de lado a ciertos integrantes. Homogeneidad y equilibrio son ideales para construir un entorno en el que la confianza fluya bajo un liderazgo totalmente positivo.

Construyendo y reforzando estos pilares, ten por seguro que poseerás todo lo que hace falta ya no solo para dominar y perfeccionar lo que hace tan especial al liderazgo positivo, sino también para ser un líder de los pies a la cabeza.

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