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De la ciencia a la fe: el Santo Cristo de la Universidad

Cristo de la Universidad

A. Fresno

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La Semana Santa de Córdoba está llena de imágenes de gran calidad artística, con siglos de antigüedad e historia a sus espaldas. Sin embargo, hay imágenes que no cuentan con ese poso que dan los años pero que hacen que el que las contempla, creyente o no, se conmueva. Este es el caso del Santo Cristo de la Universidad, titular de la hermandad Universitaria de Córdoba. Una imagen que podría ser una de tantas de las que procesiona en la ciudad, pero que cuenta con algo que la hace única y especial: se trata de una imagen sindónica. Es decir, una talla que se basa en los estudios científicos realizados sobre la Sábana Santa y que refleja de manera fidedigna todas las lesiones y heridas que presenta el hombre plasmado en esa tela de lino que se custodia en Turín, y que la tradición ha querido identificar con Jesús de Nazaret. 

El autor del Santo Cristo de la Universidad es el escultor sevillano Juan Manuel Miñarro, profesor, Doctor en Bellas Artes y Catedrático en Escultura por la Universidad de Sevilla. Además de su pasión por la imaginería y la escultura religiosa, Miñarro siempre ha confesado en multitud de entrevistas que su verdadera vocación es la ciencia, de ahí que la última etapa de su vida haya estado marcada de manera notable por la investigación sobre un elemento que siempre le atrajo, la Sábana Santa de Turín. De hecho, tal fue su implicación con esos estudios y análisis que varios de los retratos tridimensionales que realizó a partir del rostro del hombre de la síndone fueron publicados en revistas científicas, realizando en 2002 una exposición en Cabra donde conoció el Centro Español de Síndonología, del que se hizo socio y del que posteriormente pasó a ser miembro de su equipo de investigación.

Es en este contexto donde surge el encargo de la imagen del Santo Cristo de la Universidad. “En 2007, un año después de ingresar en el equipo de investigación, me encargaron el Cristo de la Hermandad de los Estudiantes de Córdoba, y el resto de investigadores me animan a que lo haga siguiendo el modelo de la Síndone, representando cada herida de la forma en la que debió estar media hora después de la muerte de Jesús, la sangre derramada post-mortem, el color de los hematomas, la corona de espinas hecha con ziziphus, que era la planta con la que se coronó a Jesús al estilo de las saturnales romanas”, explica el profesor. En la hermandad ya eran conscientes de que esta talla generaría una gran expectación, no sólo por lo impactante que resultaría una efigie de estas características, sino que también por la impresión que causaría en todas aquellas personas que se acercasen a ella para rezar. Pero en la Hermandad Universitaria estaban convencidos: una imagen basada en el estudio científico no podía tener mejor destino que una hermandad de estudiantes universitarios.

Así, el 13 de marzo de 2010 -hace ahora 12 años- el Santo Cristo de la Universidad era bendecido por el entonces obispo de Córdoba, Juan José Asenjo Pelegrina, en la que en aquel momento era sede canónica de esta hermandad Universitaria, la iglesia de San Pedro de Alcántara, frente a la facultad de Filosofía y Letras. Su presentación causó cierto revuelo, con personas que estaban a favor y en contra de una imagen de estas características. Prueba de ello fue la repercusión que tuvo en los medios de comunicación tanto a nivel local y autonómico como nacional. Y es que el Santo Cristo de la Universidad está cargado de elementos que lo hacen una imagen digna de contemplar y admirar. Los clavos en las muñecas (tal y como los romanos hacían las crucifixiones), la corona de espinas a modo de casco, la arena incrustada en las rodillas, o la sangre que mana de las heridas producidas antes y después de la tortura a la que fue sometido Jesús de Nazaret son sólo algunos ejemplos. 

El grado de detalle llega hasta el tradicional cartel que pende sobre la cruz, que está escrito en latín, griego y arameo y que como curiosidad tiene faltas de ortografía, ya que el mismo debió ser escrito por personas con una baja cultura (posiblemente soldados) por lo que resulta más que probable que este letrero contuviera faltas de ortografía, tal y como se representa en este Crucificado. Se trata, sin lugar a dudas, de unas mejores imágenes que procesionan en la Semana Santa cordobesa. Una imagen que ha sido posible gracias a la valentía de su hermandad, en primer lugar, y a los estudios científicos realizados por el profesor Miñarro. De la ciencia a la fe.

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