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Verza, el joven que encontró la madurez en Almería

Verza pugna con Borja en el último amistoso de pretemporada. | JL Matarin

Rafael Ávalos

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El centrocampista, duda ante el Córdoba, es una de las piezas clave del conjunto rojiblanco, donde su situación difiere mucho a la de su paso por el cuadro califal hace casi una década

Por sus botas pasa la mayor parte del fútbol que genera su equipo. Es el cerebro, el hombre pensante. Su posición en la medular resulta indiscutible dentro del Almería, próximo rival del Córdoba. Precisamente conoce la casa blanquiverde, pues en ella se mantuvo a lo largo de una temporada y media. Pero poco tiene que ver el actual Verza con aquel chaval de 18 años, próximo a los 19, que llegara a El Arcángel hace ahora casi una década. La diferencia no es sólo de edad para José Antonio García Rabasco, que está a punto de alcanzar los 28, sino también en madurez en lo que a su juego se refiere. El centrocampista natural de Orihuela (29 de septiembre de 1986) logró encontrar su sitio con la elástica rojiblanca, que esta campaña viste por cuarto curso consecutivo -el segundo en Primera-. Es así como dejó atrás a aquel joven que no consiguió explotar cuando contaba con el cartel de talentosa promesa de futuro.

Nueve años han pasado desde que el Córdoba, con Juan Carlos Rodríguez como máximo responsable deportivo, se hiciera con los servicios del mediocentro. Si bien la última camiseta que vistió fue la del Recreativo de Huelva, procedía del Villarreal. Era una de las perlas de la cantera castellonense y como tal recaló en las filas del cuadro blanquiverde. Las expectativas eran altas en torno a su rendimiento, que finalmente no fue el esperado. Quizá le pesó en exceso la responsabilidad de manejar el timón de un barco, el califal, que tenía la obligación de regresar cuanto antes a Segunda A. De la mano de Quique Hernández tomó ese protagonismo que se le quiso dar y participó, hasta la salida del técnico en la novena jornada, en casi todos los encuentros del conjunto blanquiverde. Disputó ocho de nueve en Liga, seis de ellos como titular, y contó con minutos en Copa. Por cierto, el que habría hecho pleno se lo perdió por sanción. Con todo, no lograba brillar.

La llegada de Pepe Escalante al banquillo en una campaña de exigencias en el Grupo IV de Segunda B no le supuso grandes cambios en su trayectoria personal. Al final del campeonato 2005-06 jugó en 25 partidos ligueros -16 de ellos con presencia en el once inicial- y el de Copa -el Nástic eliminó de primeras al Córdoba-. Aun así, no logró explotar sus cualidades y la siguiente temporada apenas participó en ocho partidos, nuevamente en categoría de bronce, y uno -otra vez el único- del torneo del KO. Quedó en papel mojado y buscó una salida, que le llevó al club de su localidad natal. En el Orihuela, de Segunda B, contó un peso importante. En un ejercicio y medio jugó más de 50 duelos y se ganó la titularidad. Fue entonces, al término de la 2007-08, cuando el Albacete se fijó en él. Regresó a Segunda A, división que ya conocía de su paso por el Recreativo de Huelva, y gozó de importancia en el Carlos Belmonte. Se hizo centenario con la camiseta del conjunto manchego, que en la 2010-11 perdió la categoría.

Pero no lo hizo Verza, que en el siguiente curso se sumó al proyecto de retorno a Primera del Almería. El conjunto rojiblanco no consiguió dar el salto a la primera. De hecho, se quedó fuera del play off de ascenso en la 2011-12 por el saber hacer del Córdoba, que tampoco subió -ya saben, venció la partida el Valladolid-. Aun así, el de Orihuela maduró definitivamente en las filas de un equipo que entrenaba por entonces otro ex blanquiverde -en los banquillos-: Lucas Alcaraz. Por cierto, coincidió con otros dos viejos conocidos califales en el Juegos del Mediterráneo: Esteban Vigo y Xabi Gracia. Sea como fuere, José Antonio García Rabasco, que es duda para el choque del próximo viernes en tierras del Poniente andaluz, creció hasta ser una pieza indispensable para los almerienses. Fue así como aquel joven de 18 años para 19 que llegó a orillas del Guadalquivir en 2005 logró crecer próximo al Mediterráneo.

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